pamplona. La Brigada de Medio Ambiente de la Policía Foral ha levantado actas de denuncia, haciendo constar las irregularidades observadas, a los gestores de tres recintos situados en Milagro en los que fueron hallados más de 420 animales (ciervos, muflones, jabalíes y corzos) que presuntamente iban a ser destinados a cacerías. A raíz de las investigaciones desarrolladas por la Policía Foral junto con la sección de Sanidad Animal del departamento de Desarrollo Rural y Medio Am-biente del Gobierno de Navarra, existían sospechas sobre ciertas irregularidades relativas a animales que posteriormente podrían destinarse a prácticas cinegéticas. Las pesquisas se centraron en un ciudadano y en personas de su entorno, que gestionan negocios relacionados con la cría de ganado para consumo humano y de repoblación animal.

En el curso de las investigaciones fueron inspeccionadas diversas instalaciones. Finalmente se detectaron tres, situadas en el término municipal de Milagro, donde los agentes encontraron 103 muflones (bóvido que puede llegar a pesar 50 kilos, cuyo cuerpo recuerda al de una oveja, aunque es más estilizado, con cuello y patas proporcionadamente más largos y dotado, en el caso de los machos, de una poderosa cornamenta); más de 300 ciervos; 15 jabalíes y 5 gamos. Para los investigadores fue especialmente difícil localizar uno de los recintos, del que no se tenía conocimiento previo de que albergara estos animales.

El Gobierno foral informó que todos estos animales, que suelen alcanzar un elevado precio en las cacerías (entre 600 y 800 euros los muflones y hasta 1.000 euros los ciervos) permanecerán inmovilizados en los recintos donde han sido hallados hasta que el departamento de Desarrollo Rural determine su destino.

"NO OCULTAMOS NADA" Uno de los propietarios de la granja de Milagro quiso aclarar la información del Gobierno. "Ejercemos esta actividad desde hace quince años, con todas las autorizaciones. Todos los animales que vendemos están destinados para repoblar cotos (para que exista variedad genética en los mismos) y para consumo de carne, y cuentan con la autorización. No podemos controlar el destino de las ventas. Todo el mundo sabe dónde tenemos las naves, no ocultamos nada. Sin embargo, estos inspectores entraron en la granja en época en que los muflones y ciervas estaban pariendo. De hecho, al día siguiente, cuatro crías aparecieron muertas".