pamplona. En la terraza de un bar, un ingeniero, un fotógrafo, un biólogo y un filósofo debaten sobre la ética. Sus reflexiones, aunque pueda parecer raro, han dado lugar a un libro cuya semilla, escrita a mano, estuvo olvidada en una carpeta mientras su autor recorría Estados Unidos enseñando sobre su tierra.

¿Cómo vuelve a la filosofía, después de dedicarse tantos años a escribir sobre política e historia vasca?

Hay muchos puntos de encuentro. Parece que son disciplinas muy diferentes, pero la historia política conduce a la filosofía política, y ésta conecta directamente con la ética. Son ámbitos convergentes.

¿Cómo surge este libro?

El corazón del libro, un artículo de unas 50 páginas, lo había escrito hace algo más de 15 años. Allí se quedó abandonado hasta hace tres, cuando se lo mostré a tres amigos (un biólogo, un ingeniero y un fotógrafo) y surgió un debate. Yo recogí esa conversación y la convertí en este libro.

Son profesiones que no parecen muy relacionadas con la ética...

La biología lo está, así como la estética... La ingeniería también nos pone en ciertas tesituras a lo largo del libro al que uno u otro le dan respuesta. Su aportación, al no ser filósofos, es más fresca, sin pensamientos filosóficos previos, más atrevida.

¿Cual es la idea principal?

Partimos de la idea de que el ser humano es un animal y ni siquiera uno especial. O tan especial como puede serlo cualquier otra especie. Por tanto se le pueden aplicar todos los puntos de vista que se le pueden aplicar a cualquier animal. Hoy en día la gran mayoría de los filósofos disentirían, porque ésta y otras disciplinas están afectadas de un fuerte antropocentrismo. La inteligencia o la racionalidad humana conducen a ciertos estudiosos a considerarlo un ser especialmente complejo o hábil, muy diferente a otras especies. Nosotros no lo entendemos así.

¿De ahí surge la ética orgánica?

En el libro defendemos la idea de que la ética es algo orgánico, de origen biológico, y no solo eso, si no que se pueden encontrar convergencias entre códigos éticos de diferentes especies. Buena parte de nuestro comportamiento ético lo compartimos con otras especies.

Entonces, ¿también se encuentran esas similitudes entre las culturas humanas?

En efecto, existen convivencias en el campo de la ética, universales o patrones comunes de conducta propios de todas las culturas humanas de la tierra. Un universal sería la predisposición a no matar. No es una norma, no es determinante, es una predisposición que afecta a nuestras pautas de conducta y que por tanto limita nuestra libertad de acción. En todos los códigos están presentes estos universales.

Es difícil pensar, sin embargo, que todas las culturas comparten unos valores universales cuando vemos imágenes como las de lapidaciones, radicalmente opuestas a lo que nosotros consideramos bueno...

Normalmente se habla con cierta ligereza de estos temas, se dice que estas culturas entienden que lapidar a una mujer es "bueno" o "éticamente correcto" y esto no es así. Ellos tienen una ética biológica como nosotros, como cualquier ser humano, lo que ocurre es que culturalmente, por razones históricas, biológicas, teológicas o económicas, se han escorado hacia eso. Lo que no quiere decir que todos los individuos de esa sociedad vean eso como una acción aceptable. Es algo mucho más complejo que todo eso.

Pero la gente acude a la ética buscando una respuesta a esas complejidades...

La ética es el gendarme de la libertad humana, nos avisa de cuando estamos traspasando ciertos límites. La libertad del ser humano tiene muchos límites biológicos, porque si algo no los tiene no es definible. Algunos de ellos serían el amor, la solidaridad, la amistad... comportamientos éticamente deseables que tendemos a potenciar. No podemos hacer lo que queremos porque estaríamos haciendo daño o invadiendo otras libertades. Los grandes límites de la libertad son aquellas cosas que a nosotros nos parecen buenas. Sin embargo, eso no significa que siempre exista una línea nítida y definible entre el bien y el mal. Según el prisma desde el que miremos, algunas cosas puede ser reprobables o no.

¿Cómo cuales?

La agresividad, por ejemplo, la tomamos como algo malo de partida. Si bien es cierto que el ser humano no es la especie más agresiva del reino animal, su tendencia a la agresividad es natural e instintiva. Por otro lado, dentro de unos límites, puede ser incluso necesaria. Si establecemos unos límites muy rígidos, el ser humano no podría sobrevivir. Hay un delicado equilibrio entre supervivencia y convivencia.

¿Otro ejemplo?

El ser humano es un animal ético pero también es un animal territorial. La tendencia de las sociedades humanas a delimitar un territorio propio es un impulso instintivo que genera multitud de dilemas éticos como el de la legitimidad de ciertas fronteras o el del derecho de autodeterminación.

¿Pero si algunos de los problemas políticos más graves de la actualidad tienen su origen en un comportamiento instintivo, tienen solución?

Yo soy optimista en este sentido. Cada vez vamos conociendo mejor nuestra propia naturaleza y este es un primer paso imprescindible para evitar guerras o desencuentros entre diversas culturas y sociedades humanas. No obstante, todavía existe un fuerte rechazo hacia la consideración de la "animalidad" del ser humano, y ello supone un freno al conocimiento y, por tanto, al desarrollo.