La terminal del aeropuerto era ayer un hervidero de familiares y amigos de los pasajeros del avión que acababa de estrellarse en Noáin. Demandaban información a los policías nacionales que custodiaban los accesos a la pista de aterrizaje, donde los bomberos se esforzaban por apagar las llamas en las que se había visto envuelta la aeronave. "Que alguien nos diga algo. ¿Hay muertos en el avión?", gritaban los presentes. Abordo del aparato viajaban 39 pasajeros y cuatro miembros de la tripulación, que al tomar tierra, se salieron de la pista, lo que causó un derrame de combustible y un aparatoso incendio. El balance, trágico: una docena de fallecidos, cuatro heridos muy graves, cuatro graves, siete leves y dieciséis personas ilesas.
La columna de humo negro que ayer emergía del recinto aeroportuario de Noáin, afortunadamente, no procedía de ningún avión siniestrado, sino de una furgoneta quemada para la ocasión y los pasajeros ensangrentados que intentaban atender las asistencias sanitarias tan sólo eran figurantes de la Escuela Navarra de Teatro que participaban en el simulacro de accidente aéreo organizado por AENA.
El ejercicio pretendía evaluar los procedimientos de actuación y coordinación establecidos en el Plan de Emergencias Aeronáuticas, analizar su eficacia y comprobar el grado de conocimiento e integración de los diferentes colectivos implicados en la atención de una emergencia de esta naturaleza. Todos los aeropuertos que componen su red disponen de un Plan de Emergencias Aeronáuticas destinado a minimizar las consecuencias que podrían derivarse de un accidente aéreo, tanto en la zona de movimientos del aeropuerto como en el ámbito de sobrevuelo de los aviones durante las operaciones de aterrizaje y despegue.
1, 2, 3... acción La Torre de Control accionó la alarma para dar inicio al simulacro y puso en marcha el protocolo de intervención. Los primeros recursos en movilizarse fueron los medios del propio aeropuerto, entre ellos dos camiones motobomba que en pocos segundos estaban atacando las llamas con espuma. Mientras tanto, agentes de la Guardia Civil rodeaban el perímetro del accidente.
Los actores voluntarios entraban en acción maquillados para interpretar el papel de heridos y corrían junto a los restos humeantes de la furgoneta que hacías las veces de avión siniestrado. A los pocos minutos comenzaban a sonar las sirenas de las ambulancias y de otros recursos externos movilizados por la Agencia Navarra de Emergencias y Protección Civil, Servicio Navarro de Salud, Policía Foral, Guardia Civil y Policía Nacional, Bomberos, Cruz Roja y DYA.
Constituida el área de socorro y clasificados los heridos para determinar el orden de prioridad en su tratamiento y transporte (mediante tarjetas de colores), se inició la evacuación. El equipo de intervención psicosocial, mientras tanto, atendía a las víctimas ilesas y leves en la terminal de pasajeros.