pamplona. El Servicio Navarro de Salud-Osasunbidea (SNS-O) ha registrado en los últimos años un espectacular aumento de parejas que demandan tratamientos para poder tener descendencia, un sueño que puede verse truncado en caso de que ya tengan hijos, circunstancia que condena a estas parejas a quedar excluidas de hecho de la fecundación in vitro en el sistema sanitario público, aunque la ley les reconozca este derecho.
El porcentaje de parejas que sufren problemas de esterilidad es en la Comunidad Foral del 15%, una cifra que crece, sobre todo, al elevarse la edad para tener hijos. Unas 300 de las que acuden a la Unidad de Fertilidad con problemas de este tipo precisan de una fecundación in vitro para tener descendencia, pero salvo que la mujer supere los 36 años o sufra fallo ovárico precoz, se verán obligadas a engrosar una lista de espera que supera en la actualidad el medio millar. Una vez en este listado, las mujeres sin hijos gozan de preferencia para la fecundación in vitro, pero ¿qué ocurre con las parejas que ya tienen familia y desean aumentarla pese a sufrir problemas de esterilidad?
derecho truncado "El problema que padecen es administrativo. La lista de espera para parejas sin hijos es tan grande que las que ya los tienen se quedan en ella in aeternum porque hasta no disolverse el listado de las primeras no les toca el turno a ellas, esto supone que en la práctica no se les llama", explica el coordinador de la Unidad de Fertilidad, Jesús Zabaleta. "El futuro de estas parejas dependerá de las listas porque tienen derecho a la prestación, pero sino alcanza para todos es razonable que primero se haga la fecundación in vitro a la mujer que no tiene ningún hijo y posteriormente a la que sí los tiene. Si no hubiera lista de espera no habría problemas para atenderlas. Esta desatención ha sido generada por el número de parejas a la espera de una fecundación in vitro", admite.
Además de las parejas infértiles que ya tienen hijos, las mujeres solteras y las mayores de 40 años configuran las otras dos grandes bolsas de personas que no pueden beneficiarse de los tratamientos de fertilidad en el sistema sanitario público de la Comunidad Foral. "Así sucede en Navarra y en prácticamente todos los sistemas públicos de España", precisa Zabaleta. Según expone, es una cuestión de probabilidades. "El límite se sitúa en 40 años porque a partir de esta edad la tasa de embarazo cambia de forma importante. La tasa promedio puede estar entre un 30 y un 40% de las veces y después de los 40 años baja a entre un 5 y un 10%. El sistema público en casi todas la comunidades autónomas pone el punto de corte en esta edad para no sufragar gastos de mujeres con escasas probabilidades de embarazo, aunque en el sistema privado si se hacen tratamientos entre los 40 y los 45 años siempre y cuando no haya un deterioro de los ovarios demostrable, es decir, con probabilidades de un funcionamiento razonablemente bueno se pueden intentar los ciclos", añade.
En cuanto a las mujeres solteras, Zabaleta explica que los sistemas públicos entienden la esterilidad como una enfermedad por ello no se atiende a mujeres que no la padezcan. "Las pacientes que vienen fuera de este contexto son minoría, básicamente mujeres sin pareja masculina o con pareja homosexual y éstas no están cubiertas por la sanidad pública en la actualidad", aclara.
tope de intentos Por otro lado, el departamento de Salud no financia todos los intentos de las parejas para concebir hijos. El número de ciclos para la inseminación artificial y la fecundación in vitro es variable, pero tienen un límite: seis en el primer caso y tres en el segundo. "Es un tope médico, a partir del sexto ciclo ya no hay prácticamente embarazos con el tratamiento de inseminación. Cuando hacemos cuatro o cinco sin éxito nos plantemos con la pareja si realizar más porque aunque la Administración foral paga hasta seis, entre el quinto y el sexto la tasa de embarazos es baja, por eso muchas mujeres no se hacen más aunque legalmente tengan derecho a ello", expone.