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"Es una fórmula poco habitual pero que irá a más, es el futuro"

"Es una fórmula poco habitual pero que irá a más, es el futuro"Foto: j. bergasa

Pamplona. "Mi marido es de Zaragoza y yo de aquí. Nos planteamos quién se trasladaba a la ciudad del otro, como yo llevaba cinco años en mi empresa y no quería dejarla, pensamos que el teletrabajo podría ser una fórmula válida", recuerda Ana Yerro, responsable de Comunicación del centro investigador socio-económico Institución Futuro. "Lo planteé a mi director de recursos humanos, que lo había sido en grandes empresas, y lo entendió, así que comencé con el teletrabajo en octubre de 2009 con una fórmula mixta, tres días presenciales en Pamplona, y dos días en mi casa, en Zaragoza. Optamos por este sistema porque el teletrabajo total no funciona, terminas muy desconectado y puede ser perjudicial", advierte.

La experiencia ha convencido a las dos partes implicadas. "Lo pusimos en marcha a ver qué pasaba porque en estos casos tanto el trabajador como el directivo tienen que estar cómodos y tras año y cinco meses estamos contentos. Es un traje a medida que tejen ambos, pero es exigente porque requiere organización y cambiar el modelo de trabajo en este país, donde se prima el control y meter horas, pero existe una cosa que es el absentismo laboral o mental: puedo estar en la oficina y no trabajar y eso se da mucho".

El teletrabajo requiere cambios, señala Ana Yerro. "Te exige trabajar por objetivos y mucha organización por ambas partes. Hay que encontrar el equilibrio porque sino acabamos trabajando más que la de otra manera. Con el portátil encendido todo el día, lo miras, contestas y haces cosas que podían haber esperado hasta el día siguiente. Para evitarlo, cuando el trabajo se acaba, cierre la puerta del despacho de casa, "porque es importante separar espacios, y ya está, aunque yo siempre tengo el teléfono a mano". "Intento amoldarme al horario de mis compañeros en la oficina para estar accesible: de nueve a seis, si se hacen las siete, qué se le va hacer, pero estar hasta las nueve debe ser algo excepcional", añade.

orden Ana se siente molesta cuando se transmite una imagen del teletrabajador como indolente. "Requiere un carácter ordenado y ser disciplinado. Yo me levanto, me ducho, me arreglo, desayuno con mi marido y conecto el ordenador. Me sienta mal esa imagen de que estamos en pijama, no hacemos nada y nos metemos en la cama cuando nos apetece...", lamenta. "El trabajo no se hace solo y si tienes los objetivos del día, los tienes que hacer. Mi jefe me dijo: "A mí me da igual que horario hagas con tal de que el trabajo esté hecho". El horario será flexible, pero al final el trabajo tiene que salir y por eso aumenta la productividad. Es algo que había leído en estudios, pero que ahora he comprobado".

Además, aclara que el e-work no sólo se puede solicitar cuando se tienen hijos. "Se utiliza para la conciliación familiar cuando hay niños, pero no solo hay que conciliar si tienes niños. Yo he tenido que hacerlo para poder vivir en Zaragoza con mi marido. Incluso habrá casos de personas que lo hagan para dedicar tiempo a sus hobbies". Yerro apuesta por esta fórmula. "Es poco habitual pero va a ir a más por sus ventajas. Es una forma de gratificación y reversible. Es el futuro".