El fiscal concluye que Lareo era el único con dinero y motivos para ordenar matar a Yamiled
EL MINISTERIO PÚBLICO DICE QUE EL CRIMEN SE FINANCIÓ A TRAVÉS DEL CLUB DE ALTERNE de irunLa acusación particular subraya que la víctima murió por haber denunciado al inductor y que "todos lo sabían"
pamplona. En su informe final de más de hora y media de duración, el fiscal fue claro a la hora de motivar el asesinato, que vincula a la denuncia que la víctima hizo años atrás por trata de blancas y que motivó la condena de José Lareo López, dueño del club Camino Rojo en el que explotó a Yamiled: "Ninguno de los acusados tiene un euro salvo Lareo, que tiene muchísimo dinero. Toda la fuente de financiación para el crimen es su club de alterne, del que obtuvo beneficios de 200.000 euros", dijo.
Partiendo de ese argumento, conectó a los acusados. "Lareo tiene dinero y motivos para matar a Yamiled". Sobre la imputación de éste como cooperador necesario en un delito de asesinato, por el que le pide 20 años de cárcel más otros cuatro por obstrucción a la Justicia, el fiscal explicó que tanto Lareo como su lugarteniente en prisión, Pedro Andrés García Pérez, y el otro acusado de inducir el asesinato, Karlos Igari, son imprescindibles para la acción: "¿No es acaso un cooperador necesario el que aporta la infraestructura para cometer el crimen? Rodrigo no tiene un duro y mata a una persona por 4.000 miserables euros. Pero Lareo se implicó todavía más. Con su dinero se compró el móvil, el coche, la pistola y pagó el precio del crimen. Ese precio es el generador de todo, lo que mueve a esas personas a hacer eso", manifestó.
A ello añadió que los acusados Pedro Andrés García y Karlos Igari también participan del asesinato. "Pese a que no están presentes, están asumiendo el resultado en el sentido que sea y tienen conocimiento de la acción. ¿Qué hacen para evitar la muerte? Nada". El fiscal confirmó en sus conclusiones que el crimen de Yamiled se debe catalogar como un asesinato, ya que concurren "el elemento precio, que la víctima llega engañada a la cita (a través de un encargo falso) y no tiene posibilidad de defensa".
Respecto a Pedro Andrés García, prosiguió su acusación con pruebas como que "Karlos reconoce que el trabajo se lo propone Pedro y éste se implica en la acción a través de la compra de los móviles, que están adquiridos para esa finalidad y, para ello, era fundamental que esos teléfonos estuvieran a nombres de terceros (como así se pusieron)". Si bien Pedro argumentó que su novia le dio un móvil como regalo a Rodrigo, el sicario, cuando éste le acompañó a divorciarse a Bilbao, el fiscal apuntó que "ella se divorcia en mayo y el móvil se usa desde abril".
De Karlos Igari, afirmó el fiscal, "fue el que buscó a la mano de obra para ejecutar el crimen y tiene un conocimiento perfecto de todo" y, por último, sobre Nira Arandigoyen, la coautora, trató de desvirtuar las atenuantes que solicita su defensa: miedo insuperable, por las amenazas de Igari, su exmarido (el fiscal dice que "se ha querido poner a él de malo malísimo y ella estaba en realidad agobiada por el dinero"), el arrebato ("Yamiled no provocó ese estímulo en Nira"), trastorno mental ("tiene tiempo suficiente como para controlarse") y arrepentimiento tardío ("¿dónde está, si se niega a declarar en la sala?").
Por último, el fiscal también acusa al sicario, Rodrigo Solaeche, de la tentativa de asesinato sobre el hijo de Yamiled, que acudió a acompañar a su madre a Cordovilla porque luego le iba a llevar a un partido de pelota. El Ministerio Público afirma que "Rodrigo le comentó a Nira que había apuntado al hijo y ésta le dijo que eso no se hacía".
acusación: "Sólo un móvil" En esta cuestión abundó la acusación particular, que imputa esa tentativa también a la coautora del crimen, e insistió en que "Solaeche dispara a Yamiled estando su hijo a su lado. El niño siempre ha dicho que le querían matar. Este riesgo elevado de matar al chaval se les representó a Nira y Rodrigo sin ninguna duda y ella podía haber abortado el plan y no taparse la cara asumiendo el ilícito". También esta letrada apuntó que todos los acusados sabían que detrás de la muerte "estaba Lareo, el único que tenía móvil", que no es casual que haya acusados que estaban en prisión con él para hacerlo y que Yamiled "sólo le tenía miedo a él. Su denuncia la mató". Para finalizar, recordó a Yamiled como "una de las personas más decentes, dignas, valientes y cívicas que puedan conocer".
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