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"Algunos hombres ven amenazado su sitio en el mundo con la liberación de la mujer"

Francisco Rodríguez Insausti (Irun, 1950) es uno de los siete psicoanalistas que forman Espacio Analítico, la asociación que durante este fin de semana organiza las XX Jornadas de Clínica Psicoanalítica que se celebran en Pamplona y reúnen a unos 70 especialistas de la corriente lacaniana

"Algunos hombres ven amenazado su sitio en el mundo con la liberación de la mujer"Foto: unai beroiz

pamplona. ¿Qué diferencia la corriente freudiana de la lacaniana?

Lo fundamental es que la corriente freudiana en los años 50 queda dominada por las orientaciones del psicoanálisis norteamericano que siguen la psicología del yo, limitando de alguna manera el alcance de las enseñanzas de Freud. Jacques Lacan, un psicoanalista francés, rompe con esta línea, retoma las enseñanzas de Freud y relanza el psicoanálisis modificando su finalidad. Lacan introduce la transferencia entre el paciente y el psicoanalista, mientras en la americana el psicoanalista aparece como modelo.

¿Qué significa esa transferencia?

Es el vínculo intelectual y emocional que se establece entre el paciente y el psicoanalista. El movimiento por el cual el paciente supone al psicoanalista un saber sobre lo que le pasa.

¿Hay similitudes entre las personas que acuden a sus consultas?

Antes si existía el patrón de paciente burgués adinerado que tiene crisis de identidad y acude al psicoanalista porque se lo puede permitir y esta de moda. Ya no, y menos en el campo del análisis lacaniano. Atendemos indistintamente a albañiles, músicos, médicos o agricultores.

¿Cómo debe ser la relación paciente-médico para que sea efectiva?

Lo fundamental es que haya transferencia. Si el paciente no establece esa confianza con su psicoanalista y cree que puede ayudarle no pueden obtenerse resultados.

¿Existe miedo entre los pacientes a aceptar lo que les ocurre?

Generalmente, cuando vienen quieren saber qué les pasa, pero al mismo tiempo tiene resistencias para saber su verdad. Siempre hay una confrontación entre las ganas de saber y el miedo a conocer la verdad.

Las jornadas tratan lo masculino y lo femenino, ¿qué diferencia a ambos sexos desde un prisma psicológico?

Freud descubrió la sexualidad infantil y se dio cuenta que una de las preguntas más importantes que se hacen los niños es la diferencia de sexos, qué es un niño y qué una niña. Esa diferencia sexual, que en un primer momento es solo anatómica, luego añade un componente psicológico. Lacan realizó un gran trabajo sobre la diferencia sexual no anatómica sino psíquica, lo que le hace a un sujeto humano sentirse hombre o mujer sin importar su cuerpo.

Entonces, ¿desde el punto de vista lacaniano la orientación sexual está ya inscrita en cada persona?

No. Debemos plantear primero lo qué es el sexo anatómico, el genético y el psíquico o subjetivo. El sexo subjetivo se estructura, no está determinado genéticamente. El transexual y el homosexual no están determinados por los genes sino por la estructuración de su subjetividad durante la infancia. Desde el nacimiento hasta los seis años, se configura el sexo psíquico. En esa etapa se va a determinar que una persona vaya a ser heterosexual, homosexual, transexual, hombre o mujer.

¿En la infancia ya puede conocerse la orientación sexual?

Sí. Es en esa edad cuando se constituye una persona como sujeto. Otra cosa es que la orientación se muestre antes o después, pero saberlo, íntimamente se sabe. En los primeros años de vida de la persona se constituye la estructura de su sexualidad y de su psiquismo. Si va a ser obsesivo, histérico o alocado, otra cosa es que luego salga a relucir con 20 años o con 50, pero es algo que ya está ahí.

¿Las diferencias entre lo masculino y lo femenino son algo positivo o es una manera de discriminación?

Es positivo rescatar la diferencia subjetiva de cada hombre y de cada mujer como sujeto individual frente a la tendencia a la homogeneización o uniformización. A nivel de derechos hay que reivindicar la igualdad como ciudadanos, pero en un plano subjetivo hay que respetar y reconocer la diferencia entre hombres y mujeres. Un hombre y una mujer pueden desempeñar las mismas funciones pero hay cualidades más propias de unos y otros. Están los rasgos fálicos, como la autoridad, la disciplina o la dureza, cualidades más propiamente masculinas pero que las mujeres también pueden mostrar como es el caso de Angela Merkel. Por su parte, los hombres también pueden mostrarse seductores.

El agresor en episodios de violencia de género es casi siempre el hombre, ¿hay explicación psíquica para ello?

No como tal, pero los cambios que se han producido en el status de la mujer en la sociedad, su liberación, está produciendo una serie de efectos muy positivos en ellas, pero un desconcierto en algunos hombres que pierden referentes que aseguraban su posición en el mundo. Esto les hace sentirse intimidados y reaccionan regresando a los patrones antiguos de dominio, violentamente. No tienen otra manera de reasegurar su posición subjetiva en el mundo que la violencia porque se sienten íntimamente amenazados.

¿Ha cambiado a lo largo de la historia lo masculino y lo femenino?

Está habiendo cambios ahora, no propiamente de lo que es masculino o femenino sino en el ámbito de que las mujeres están utilizando cada vez más los recursos tradicionalmente fálicos, algo que antes era impensable. Por su parte, los hombres se permiten más feminizarse, pero a su vez existe una diferencia irreductible. Los hombres tienden a la uniformidad y les cuesta feminizarse mientras que las mujeres son más individuales, lo que les permite extender los estilos. En cambio, los hombres pensamos en lo que puedan decir los demás y optamos por hacer cosas de hombres aunque no nos gusten.