Un escándalo a lo 'Falcon Crest'
El gurú del vino, Parker, releva al catador de los caldos españoles por sospecha de sobornos. Miller podría haber cobrado a las bodegas por las visitas y las catas
Vitoria. Aunque no se desarrolle en el valle de Tuscany ni exista ninguna Angela Channing despiadada, una trama de corrupción y sobornos acecha a la industria del vino. Un escándalo que hasta el momento ha costado el puesto a Jay Miller, mano derecha de Robert Parker y catador para España de su revista The Wine Advocate, la publicación especializada que puede encumbrar o hundir un caldo. Según las informaciones difundidas, Miller aceptaba sobornos encubiertos por visitar bodegas, probar sus vinos y luego puntuarlos. Periódicos, publicaciones especializadas y blogueros de medio mundo se han hecho eco de los supuestos pagos que la pareja Miller-Campo, el intermediario de Parker en España, exigía a los consejos reguladores y a las bodegas por ser visitadas y catar su producción. Una práctica que contrasta con la ideología de Parker, paradigma de la independencia, que ni siquiera acepta que le paguen viajes a una región para examinar sus vinos. Hay que recordar que Robert Parker es el rey Midas del vino y la persona más influyente del sector. Un maestro espiritual que dicta modas y encumbra marcas con sus inapelables puntuaciones. Si un vino alcanza un guarismo por encima de 95 puntos tiene el éxito seguro.
La polémica se destapó después de que salieran a la luz los correos electrónicos que intercambiaron el organismo de coordinación del vino en Murcia y las bodegas de la región, haciendo alusión al precio de la visita de Miller y Campo, en los que se dan cifras que oscilan entre los 20.000 y los 45.000 euros.
A Robert Parker no le ha gustado que se ponga en duda su buen nombre y prestigio con lo que en EEUU se denominó Murciagate y cesó al responsable de catas aunque este último afirme que era algo previsto. El propio Jay Miller se despidió en internet con este mensaje: "Me he sentido constreñido a la hora de responder mientras era un empleado de The Wine Advocate. Aunque la empresa ha defendido mi actuación, ha llegado la hora de que hable por mí mismo. Dejo TWA con la conciencia limpia. Nunca he aceptado (ni solicitado) dinero por visitar regiones vinícolas ni bodegas". Miller, que se ocupaba de España desde 2007, será recordado como el crítico que por primera vez concedió los legendarios 100 puntos a vinos españoles, pero también como un experto asediado por la polémica.
alfombra roja Una vez efectuado el relevo del hombre de confianza de Parker por Neil Martin, las sospechas recaen sobre Pancho Campo, contratado para hacer de introductor, traductor y facilitador de todo lo Miller precisara. Ambos recorrían bodegas y sedes de consejos reguladores con la alfombra roja a sus pies y eran recibidos casi al grito de Bienvenido Mr. Miller.
El crítico Jim Budd reveló el supuesto escándalo tras filtrar los correos electrónicos entre el personal de la DO de Madrid y The Wine Academy. Al parecer, Campo pedía 20.000 euros más IVA por dos días de visita a la DO Vino de Madrid con Jay Miller, una proposición que fue rechazada.
Pancho insistía en dichos correos que se trataba de una oferta extraordinaria. "El tren solo pasa una vez en la vida y aunque normalmente la visita costaría más de 40.000 euros, estamos dispuestos a hacerla por 20.000 euros", advertía Campo por e-mail. También alertaba de que, sin visita, y por tanto sin pago, Miller no cataría ni puntuaría, esos vinos que se exportaban a Estados Unidos. El escándalo alcanzó su punto álgido con un artículo que Budd tituló No pay, no Jay, es decir, "no pagas no hay Jay (Miller)".
Pero a Campo, un chileno-español presidente de la Academia del Vino, y uno de los 289 profesionales calificados como Master of Wine, los escándalos le persiguen ya que también mediaba contra él una orden de la Interpol por un supuesto fraude de organización de conciertos en Dubai.
La pelota está ahora en el tejado del sustituto designado por Parker, Neil Martin, que llega también acompañado de su propia polémica. De hecho, en 2006 escribió que no entendía los vinos españoles ni le interesaban. El británico también anotó en su blog sobre una cata de vinos en Old Billingsgate: "Esta cata hace muy poco por despertar mi apatía. Pruebo una docena de Riojas moribundos..." Posteriormente y ya en 2007, Martin opinaba de la uva tempranillo que era "una uva de batalla que se comporta mejor mezclada". El culebrón del vino tiene pinta de continuar.
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