El acto se llevó a cabo con motivo del Día Internacional para la Erradicación de la Pobreza, proclamado por las Naciones Unidas en 1992 y que se celebra hoy. En él participaron cuatro mujeres que, por diversas causas, ahora tienen que sobrevivir con los pequeños ingresos de las ayudas sociales, que muchas veces se retrasan o simplemente no llegan.
El presidente de la Red, Ubaldo González, explicó que "no es necesario irse hasta el sur para encontrar a personas en situaciones de pobreza, ya que cada vez más están en nuestro entorno". Esta plataforma, formada por 25 entidades sociales, quiso ayer visibilizar a las personas en situación de exclusión social en la Comunidad Foral, donde, según señaló González, su número "va en aumento" y son ya "unas 30.000 las que se encuentran en extrema pobreza". Uno de los factores causantes de esta situación es el paro, actualmente en Navarra se contabilizan hasta 50.000 parados, casi el 17% de la población activa. Esta realidad afecta directamente a Begoña Sanz Oyarzun, de 45 años. Begoña y su marido decidieron comprar un piso en 2007 pero cuando tres años después él se quedó en paro, tuvieron que cancelar la compra y perdieron 4.000 euros. "Mi marido ha estado trabajando durante más de 20 años y yo de forma intermitente para cuidar a mis cuatro hijos, pero desde que le despidieron no hemos levantado cabeza", relató Begoña. A esto añadió que "no solo mi marido está sin trabajo, mi hijo de 24 años también y ninguno encontramos empleo". Dos de sus hijos todavía son pequeños y el tercero tiene 18 años y está estudiando. " No se puede vivir con los 426 euros que tenemos de subsidio" por desempleo, su único ingreso actual, ya que esperan la Renta de Inclusión Social desde junio.
desahucios Los problemas para hacer frente al pago de una hipoteca son un factor común a las situaciones de pobreza. Desde el comienzo de la crisis, los desahucios, embargos y notificaciones de no renovación de contratos de alquiler han aumentado, por eso desde la Red critican que estas acciones "están provocando un deterioro de la situación residencial de los sectores sociales más vulnerables". Mercedes Ramírez López, de 65 años, relató la inminente pérdida de su casa. "Cuando mi hija se separó, me pidió que le avalara para que pudiera vivir en un pequeño piso con su hijo" pero con el avance de la crisis económica y la enfermedad de su marido que le impedía trabajar, "llegó el momento en el que ni mi hija ni yo podíamos seguir haciendo frente al pago de esa hipoteca, lo que hizo que el banco se la quedara después de haber pagado una parte importante pero además para recaudar el dinero que falta van a desahuciarme de mi casa dentro de un año", que ya la tenía "casi pagada". Su hija está viviendo en "una bajera sin agua caliente mientras yo cuido al niño". Por su parte, González remarcó la injusticia de "no poder pagar un único crédito al banco y que este se quede con dos casas". Para ayudar a sobrellevar la pérdida de un piso, algunas asociaciones acogen a personas durante unos meses, aunque González aseguró que "ahora mismo estos sitios están desbordados porque el número de personas se ha triplicado desde 2008". Uno de estos centros es París 365, donde Juani Muvilla Galán ha conseguido alojamiento para tres meses y espera "encontrar algún trabajo en este tiempo". Aunque nacida en Mérida, Juani lleva viviendo desde 2010 en Navarra. Su situación empeoró durante su estancia de seis años en Marbella, donde era cocinera en un conocido restaurante. Pero "al cerrar, nos dimos cuenta de que tal como estaban hechos los papeles no teníamos derecho a paro, así que nos quedamos en la calle sin nada".
immigración El director de la Fundación Anafe, Eduardo Jiménez, explicó ayer la difícil situación de los inmigrantes en situación irregular, que si ya de por sí era complicada, ha empeorado porque "ahora ni siquiera pueden acceder a la renta básica independientemente del tiempo que lleven residiendo en Navarra". Jiménez también presentó el caso de Marceline Tala Temi, de 43 años y nacida en Camerún. Marceline estuvo trabajando en el servicio doméstico pero debido a su situación irregular fue despedida. Ella quiere regularizar sus documentos pero a pesar de llevar cinco años en el país no puede. Está a la espera de que Cáritas le proporcione alojamiento en una residencia durante cuatro meses pero no sabe "qué ocurrirá después si no encuentro trabajo"