"EN el amor todo vale". Esta frase la hemos escuchado con frecuencia, pero... ¿te has parado a pensar en ello?, ¿es cierto que todo vale en nombre del amor? Desde el programa Por los Buenos Tratos pensamos que una reflexión consciente y en profundidad sobre lo que sí queremos en nuestras relaciones es un ejercicio importante para construir amores más igualitarios, en los que salgamos ganando todas y todos y así evitar justificar en nombre del amor actitudes de no tratarse bien e incluso de abuso y malos tratos. Partimos de la idea de que el amor puede ser maravilloso y te invitamos a pensar sobre algunas ideas. Hay veces que hay mucha presión en nuestro entorno pero la pareja es una opción, no una obligación: se puede tener o no tener pareja. Hay otras opciones que pueden resultar igualmente satisfactorias.

No somos medias naranjas. ¡Somos naranjas enteritas! La unión con otra u otras personas nos puede aportar, pero no nos funde en un solo ser. La pareja en realidad se compone de tres elementos, como decía Saramago: una persona, otra persona y la pareja.

Y desde luego ninguna pareja satisface todas nuestras necesidades afectivas. Son igualmente necesarios otros "amores", de nuestros familiares, amigos y amigas y otras relaciones con personas con las que compartimos diversas facetas de nuestras vidas. Porque es estupendo compartir afectos y relaciones, y sería una pena perdérselos. Echarse pareja no es para empobrecer nuestra vida. Todo lo contrario.

Por eso, a la hora de analizar la frase "en el amor todo vale" debemos partir de una idea básica: las relaciones nos deben aportar felicidad y bienestar. En cualquier relación existen los conflictos (que no es lo mismo que violencia) pero la balanza debe inclinarse siempre hacia la satisfacción que esa relación nos aporta.

Los tópicos relacionados con "la entrega sin límites", "contigo pan y cebolla", "con amor todo lo podemos solucionar"... resumen bien el papel que demasiadas personas, entre ellas muchas mujeres, hemos asumido a lo largo de la historia. Por eso cuando no nos tratamos bien, cuando provocamos o padecemos conductas de abuso que limitan nuestra autonomía, nuestra libertad y que nos hacen sentir mal, poco valoradas y queridas, ¿hacia qué lado inclinamos la balanza?

A veces reproducimos y entendemos los celos como muestra de amor ("se comporta de forma celosa porque me quiere") y puede que lleguemos a no respetar los espacios de ocio, personales o de estudios; podemos terminar por no respetar ni las decisiones ni las opiniones de nuestra pareja? es ese tipo de amor que fusiona a ambos, pero corta las alas, con la consiguiente frustración. La gestión que hacemos de esos celos, al igual que en cualquier tipo de conflicto, nos puede dar una de las claves... qué tipo de habilidades ponemos en marcha para afrontar los conflictos; si ejercemos conductas de control, de no tratarse bien (con las consecuencias que esas actitudes tienen) o en cambio ponemos en marcha habilidades como la comunicación, la negociación, establecer acuerdos, aceptación de sentimientos y contradicciones...

Al igual que cuando se tienen relaciones sexuales; se trata de que sean satisfactorias y se respete lo que se quiera compartir teniendo en cuenta los deseos de la otra persona. Con libertad, la de cada cual. Y desde una perspectiva que contemple la diversidad sexual para evitar actitudes homófobas que puedan herir a las personas. En el amor y la pareja hay que aprender a poner límites, reflexionando sobre lo que se quiere y lo que no se quiere. Esa opción consciente es única y personal de cada persona y/o pareja, sin que sea algo estático a lo largo de la vida: lo que antes me valía ahora ya no, o a la inversa. Las relaciones son diversas, hay muchas formas de amar y cada quién irá concretando lo que quiere que contenga sus peculiares amores. Aunque no existen recetas, sí que debería haber algo común a todas: que sean de buenos tratos. Abriendo caminos para ver y dirigirnos a los chicos jóvenes como posibles artífices del cambio hacia masculinidades más igualitarias en lugar de "machistas en potencia". Construyendo nuestras relaciones sobre valores sociales como la igualdad, la autonomía personal, el respeto, la gestión pacífica de conflictos, acordando y negociando los términos de la relación, cuidándose mutuamente, decidiendo con libertad y sin imposiciones qué se comparte con la pareja y en qué momentos etc. Porque como decimos en el programa Por Los Buenos Tratos "a amar también se aprende".

En el amor y la pareja hay que aprender a poner límites, reflexionando sobre lo que se quiere y lo que no se quiere...