PAMPLONA. Un total de 10.600 personas han pasado por los servicios de Gaztelan a lo largo de sus 25 años de funcionamiento. Han gestionado 2.000 ofertas de empleo, han impartido más de 500 talleres y cursos, y han favorecido la creación de varias empresas sin ánimo de lucro. La cartera de su Agencia de Colocación arde de actividad, cuenta con 1.300 personas totalmente preparadas y dispuestas a trabajar, y se consigue una media de 90 contratos anuales. Pero, sobre todo, sus 18 profesionales han sabido en todo este tiempo dar sentido a muchas vidas que se sentían fracasadas. Porque trabajan con personas con nombre, apellidos y una historia detrás, porque sus intervenciones se han traducido en oportunidades para quienes, antes y después de esta crisis, lo han tenido más difícil para defenderse ante un sistema dominado por "una economía deshumanizada". Según Carlos Rey, aunque la demanda de apoyo es muy amplia, Gaztelan trata de "filtrar" las personas "más necesitadas, con más dificultades o menos recursos; nos hemos especializado en la gente más vulnerable". Y en este aniversario les acompaña además el péndulo de una administración (foral) que va recortando los recursos con los que cuentan las entidades sociales más próximas a la exclusión. Este mismo año se han atendido a 45 personas en situación de exclusión social, de las que 25 han conseguido algún contrato (empleo protegido, sustituciones o en el sector doméstico). Asimismo, se han tramitado cerca de 80 ofertas de empleo y más de la mitad de ellas se han cubierto con personas que han sido atendidas en Gaztelan.

Sin embargo, programas como éste corren serio peligro ya que en el anteproyecto de presupuestos forales del 2013 se suprime el grueso de la partida de inclusión social que, en el caso de Gaztelan, eran 130.000 euros. También para 2013 se recorta nuevamente la línea de financiación que reciben del SNE, que en 2012 supuso 100.000 euros y cae a 75.000.

En 1981, un grupo de personas deciden unir sus esfuerzos en la búsqueda de alternativas laborales dentro de un contexto socioeconómico de recesión y desempleo. De ahí surgió el Taller-Escuela de la Chantrea, un proyecto formativo y laboral de fontanería, soldadura y reparación de vehículos, aerogeneradores y electrodomésticos, reconocido por el Gobierno de Navarra y por el Ministerio de Educación. Poco después se constituyeron dos cooperativas, una de aerogeneradores y otra de fontanería, así como un Centro de Promoción de Empleo para jóvenes. Gaztelan (empleo joven) se constituye en 1987 y recoge el testigo de las experiencias anteriores en cuanto a servicios de promoción de empleo. En 1995 se convierte en fundación.

Trabajan con inmigrantes, minorías étnicas, mayores de 40 años, familias monoparentales, perceptoras de renta básica, con discapacidades, en desempleo de larga duración, con problemas de alcoholismo y drogodependencias...

De hecho, Gaztelan fue pionera en la puesta en marcha de muchas iniciativas que no existían en la comunidad. Fueron así los primeros en hacer orientación laboral y en la puesta en marcha de empresas con "dividendo social", lo que actualmente se conoce como empresas de economía social. La fundación creó así Miluce, la empresa que atendió el 50% del Servicio de Atención Domiciliaria del Ayuntamiento de Pamplona y promovió "el reconocimiento de la figura de trabajadora familiar (cuidadora), tanto en el ámbito laboral como en el educativo", recuerda Kristina Alfaro.

También impulsó la primera agencia de colocación sin ánimo de lucro y puso en marcha un proyecto piloto, en colaboración con Asuntos Sociales, del Equipo de Incorporación Sociolaboral del área de Estella. Asimismo, lideró la puesta en marcha y consolidación de la Red de la Pobreza, la Red de Economía Alternativa y Solidaria, y bolsas de empleo. Y la fundación sigue fértil. Actualmente, tiene previsto iniciar un nuevo proyecto de intervención con personas presas y expresas en colaboración con Salhaketa.

En sus comienzos Gaztelan centró sus esfuerzos en chavales adolescentes que quedaban descolgados del sistema educativo hasta conseguir la mayoría de edad que les capacitaba para trabajar. Eran los años de las pandillas y la delincuencia juvenil, y el reto era lograr orientarles y formarles hacia un trabajo para evitar que estuvieran en la calle. Sin duda la crisis ha dado mil vueltas al perfil de demandante. De personas que entraban y salían del mercado laboral o que se encontraban en situación de marginalidad, se ha pasado a hombres y mujeres con un largo recorrido laboral, con experiencia y un nivel económico que busca trabajo. Y muchos son de aquí, no foráneos. "Necesitan formación, ponerse al día en las nuevas tecnologías. Los hay también que vienen derivados de los Servicios Sociales y han sido perceptores de renta básica y ahora no tienen derecho a prestación", explica Kristina Alfaro.

Por otro lado, la Agencia de Colocación gestiona anualmente un centenar de ofertas principalmente en el sector doméstico, y vela además para que se cumpla la normativa del sector y que las trabajadoras estén de alta en la Seguridad Social. Siendo además la única de estas características que pone en relación a empleador con personas que, pese a sus dificultades, han logrado superar un periodo de formación y adaptación. "Las empresas buscan perfiles de baja cualificación profesional para tareas de limpieza, mantenimiento, etcétera, pero quieren gente responsable y que sepa trabajar en equipo", observan.

Uno de los hitos de la historia de la fundación fue la creación en 2002 de la empresa Transforma de servicios de atención a domicilio, reconocida como Centro de Inserción Sociolaboral por el SNE. Aquí trabajan más de 50 personas, con formación continua, y se atienden a 148 hogares. La empresa se ha querido renovar y, además de cuidar a personas que no pueden estar sólas y necesitan de cuidados personalizados, se prestan también servicios de apoyo doméstico para personas no dependientes. Transforma se va diversificando como su propio nombre indica. Ahora están trabajando también con el SAD de los ayuntamientos de Burlada y Barañáin (confían en las reservas de contratos públicos para crear empleo), en un servicio de jubiloteka con el Ayuntamiento de Aranguren, un programa de respiro familiar en Los Arcos, entre otros. También a través de Gaztelan se crearon en 2003 las empresas Casas Amigas de atención a la infancia y Dosalcubo de nuevas tecnologías y comunicación social.

3.473 atenciones Según recoge su memoria, durante el 2011 (los datos del 2012 son "similares") se han atendido a 3.473 personas. "Es el primer año en el que se estabiliza el número de personas atendidas después de tres años de fuerte crecimiento desde el inicio de la crisis", relatan. El 43% son derivadas directamente desde otros recursos como los Servicios Sociales, programas de empleo social, centros de atención a la mujer y entidades sociales. El 65% de las personas atendidas son mujeres y, de ellas, un 38% nacionales y un 16% africanas. Además, la demanda de población extranjera ha aumentado hasta situarse en el 60%. Las desempleadas mayores de 45 años suponen el 35% de las personas atendidas, y el 10% tienen más de 55 años, "dato que va en aumento e identifica el factor edad como un posible desencadenante de situaciones de riesgo de exclusión social". Por otro lado, el 61% de las personas no superan los estudios básicos o ciclo formativo de grado medio.