fundado al comienzo de la década de los noventa por un grupo de enfermos cardiacos, que constataron la necesidad de contar con una sede donde emprender su rehabilitación, hacer ejercicio y compartir una experiencia que, en la mayor parte de los casos, cambia la vida para siempre, el Club Coronario Pamplona continúa, veintidós años después, prestando apoyo a las personas que han sufrido alguna afección cardiovascular, supervisando su recuperación y haciendo campañas para concienciar a la sociedad de la necesidad de adquirir unos hábitos de vida saludables.
Desde entonces, han tenido tres sedes -la última, donde llevan desde 2006, está ubicada en la calle Santa Marta-, y ya son cientos los navarros que han pasado por el centro, cuyo número de socios -entre 150 y 200 cada año- se ha mantenido constante a lo largo del tiempo. La media de edad de las personas que frecuentan el Club Coronario -un organismo pionero en su especie, del que no existen precedentes en España (sólo hay 5 o 6 centros de rehabilitación cardiaca, pero todos de carácter privado)- oscila entre los 45 y los 60 años, aunque algunas rebasen incluso los 80.
recuperación Las instalaciones cuentan con un gimnasio al que los socios acuden entre tres y cinco horas por semana, en sesiones de una hora u hora y media, y donde hacen ejercicios aeróbicos de mantenimiento, siempre bajo la supervisión de un monitor. También disponen de un pequeño frontón donde pueden jugar a pelota y a pala. Además, el centro ofrece los servicios de un dietista que se encarga de elaborar regímenes personalizados. Y es que, como recalca Pedro Sanz Arriazu, médico del centro desde sus inicios, si el 50% de la recuperación de un enfermo pasa por el ejercicio, el otro 50% consiste en llevar una alimentación adecuada, alejada de los excesos.
Cada seis meses, los pacientes realizan una prueba de esfuerzo, que es la mejor forma de calibrar sus progresos, y también se someten a dos chequeos anuales. El personal del centro se encarga así mismo de vigilar la medicación de los socios y de controlar ciertos indicadores que, si no se tienen en cuenta, pueden desencadenar una nueva crisis.
Y es que, aunque el centro trabaje especialmente en la recuperación de personas que ya han padecido algún problema (bien sea una angina de pecho, un infarto o una operación), Pedro Sanz Arriazu no se cansa de insistir en la necesidad de prevenir estas afecciones, controlando factores como la hipertensión, la obesidad o la diabetes, que están en el origen de un gran número de episodios cardiovasculares. Por ello, el Club Coronario siempre se ha marcado como uno de sus propósitos fundamentales mentalizar a la población de la importancia de realizar ejercicio y cuidarse cuando aún se está a tiempo de evitar patologías que pueden resultar fatales.
Así, todos los años organizan la llamada Semana del Corazón, un evento que va celebrándose en diferentes ubicaciones, así como otras campañas puntuales, como los Desayunos Cardiosaludables, especialmente dirigidos a los más pequeños.
galardón Otra de las actividades del centro es la concesión del Corazón de Oro, un galardón que cada año viene a homenajear la labor altruista y desinteresada de alguna persona o colectivo. En esta edición, el premio -que se entrega esta tarde- va a recaer en la Asociación de Esclerosis Múltiple de Navarra (Ademna). Según explica Pedro Sanz, reconocer el trabajo de esta organización es, en cierto modo, agradecer también la labor de otras muchas asociaciones, conformadas mayoritariamente por voluntarios, que, a pesar de contar con escasos medios, realizan una gran labor en la integración social de personas enfermas o con discapacidades.
una nueva vida En ocasiones, un problema cardiovascular supone una segunda oportunidad y un aldabonazo que lleva a las personas a cambiar el rumbo de sus vidas. "Si el episodio cardiaco no pasa de ser un susto y permite seguir viviendo", explica el doctor Sanz, "puede cambiar radicalmente -para bien- los hábitos insanos de una persona". "Algunos pacientes, tras sufrir una crisis grave, se deciden por fin a cuidarse, o empiezan a hacer ejercicio. Otros escarmientan en carne ajena: tras ver cómo un amigo o un familiar han padecido un problema de este tipo, deciden cambiar sus costumbres", asegura Sanz, que no se cansa de proclamar las bondades del deporte y la actividad física: "El ejercicio provoca una mejoría a todos los niveles, también de orden psicológico. De hecho, en el Club Coronario hemos tenido casos de personas que, además de presentar alguna patología cardiovascular, tenían cuadros depresivos, acudían al psiquiatra, tomaban medicación... Y en unos pocos meses, tras empezar a hacer ejercicio, han dejado esos problemas atrás y han experimentado una mejoría impresionante. Además, cuando alguien no hace ejercicio termina por aislarse, y el deporte es una buena forma de relacionarse", termina.