La industria de Arre, paralizada por las riadas
las pequeñas y medianas empresas del polígono ezcabarte-arrE cifran las pérdidas del domingo en millonarias
UNA de las zonas más afectadas por las inundaciones del pasado domingo fue el polígono Ezcabarte-Arre, localizado entre los núcleos de Arre y Oricáin. Las pequeñas y medianas empresas ubicadas alrededor del río Ulzama vieron con impotencia cómo el agua llenaba las calles y entraba a las naves industriales, llegando a cubrir 60 centímetros en algunos casos.
Patxi Muñoz regenta Electricidad Canal, una empresa que fundó su padre hace 40 años, y que trasladó su nave al polígono cuando este se creó hace diez años. "La del domingo fue la riada más grande que he conocido", comenta. El propietario explica que el agua estropeó el pladur y la carpintería de la pared de su local, y dejó inservible una máquina de medición de instalaciones y varios cientos de metros de cable. "Ahora estamos a la espera de lo que diga el Consorcio, pero estamos hablando de 12.000 euros aproximadamente, además de estos dos días -en referencia a lunes y martes- de trabajo perdidos", asegura.
Al contrario, Veti Ven pudo ponerse ya en marcha de nuevo el lunes. La propietaria de esta empresa de confecciones, María Luisa Danso, cuenta que el domingo por la tarde limpió el barro y fango de su local, y el lunes abrió normalmente el negocio. "Comparada con la inundación de enero, en la del domingo el agua subió el doble en el muro. Tenemos dos máquinas rotas y todo el material perdido", afirma.
El mismo problema con el material lo tiene Alfonso López de Todo Cartucho, que se dedica a la venta de tinta para impresoras. "Los cartuchos son inservibles una vez que se han mojado", señala. "Además, hemos seleccionado los productos que estaban en estanterías altas, los hemos separado y los hemos metido en cajas nuevas, pero hay mucha humedad en el ambiente", añade. López explica que ya ha dado parte al seguro y estima las pérdidas en aproximadamente 20.000 euros, aunque asegura encontrarse más tranquilo que tras la inundación de enero: "La otra vez estábamos más inquietos porque no sabíamos ni si íbamos a cobrar ni cuánto, pero ahora ya sé que sobre la semana que viene me llamará el perito y empezarán los trámites".
El tipo de producto al que se dedica la empresa Kilim, las alfombras orientales, también ha sido una complicación añadida a la ya grave situación creada por las inundaciones. "El 70% u 80% del género está inservible, aproximadamente 30 toneladas, pero por suerte nos lo cubre el seguro", afirma Javier Iciz, que lleva ya diez años instalado en una nave de este polígono industrial. "En la otra inundación tuvimos más suerte porque estábamos exponiendo en Madrid, pero esta vez nos ha pillado con todo el género aquí", agrega este propietario.
Diferente es el caso de Crisol, empresa encargada a la instalación y mantenimiento de fontanería y calefacción. Su local se inundó hasta los 60 centímetros de agua, pero no sufrió pérdidas graves porque todo el material eléctrico lo tenía en el piso de arriba. "Lo peor fueron los coches, que los guardamos dentro de la bajera y estaban cubiertos de agua y barro por encima de la alfombrilla", señala el propietario, que destaca además la fuerza de la inundación del domingo: "La tromba de agua que venía por las calles era impresionante, había incluso troncos flotando en la carretera".
aviso municipal Para José Manuel Casimiro, jefe de almacén de Mundo Mueble, las graves consecuencias de las inundaciones en esta zona se podían haber evitado si no hubiera existido un dique que rodeaba el polígono. "Ahora ya lo han roto por un lado, pero el domingo creó una piscina dentro de la zona, y no dejaba que el agua pasase. Sin el dique no hubiera sido tan grave la situación", resalta. Casimiro comenta que el domingo les avisaron desde el Ayuntamiento de Ezcabarte alrededor de las 9.00 horas. "Gracias a eso empezamos a salvar cosas y subirlas a los entrepisos, pero hay una serie de pedidos que se han estropeado y que no vamos a poder enviar a nuestros clientes", expone. Las dimensiones de la nave industrial de esta empresa de muebles, de entre 2.000 y 2.500 m2, es un problema añadido. "No podemos limpiarla entre nosotros fácilmente y hemos tenido que contratar una empresa de limpieza", destaca Casimiro.
Según Jose María Lezaun, alcalde del valle de Ezcabarte, muchas empresas no van a salir adelante. "Dos inundaciones son demasiadas y ya hay muchos negocios tocados por la crisis", afirma. "Me gustaría mucho poder dar ayudas económicas a los afectados pero no disponemos de potencial económico. Junto a los alcaldes de Huarte, Burlada y Villava hemos pedido ser considerados zona catastrófica, pero hay que esperar", señala.
El fango de las naves, cristales rotos y el barro seco en las calles son ahora los restos de la peor riada que todos recuerdan haber vivido.
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