pamplona. El pamplonés Juan José Eslava entregó ayer en el Palacio de Justicia de Navarra a sus dos hijos, Kento y Len, de 9 y 5 años, donde los recogió su madre, la japonesa T.A., de quien se encuentra separado y que se los lleva a Japón, cuya legislación no contempla el régimen de visitas.

Así lo denunció Eslava, quien pidió amparo al Tribunal Constitucional para que se le permita tener contacto con sus hijos.

La historia de Eslava comenzó cuando, tras iniciar los trámites de separarse de su mujer natural de Japón, los tribunales navarros publicaron un auto de medidas previas en las que le concedía la custodia a la madre. A esto, hay que sumarle la legislación japonesa, que no contempla compartir un régimen de visitas. Así y ante el temor de no volver a sus hijos, el pamplonés acudió a la Justicia navarra, y pidió ayuda para solucionar su "indefensión". El auto de medidas previas dictado por el Juzgado de Primera Instancia número 8 de Pamplona ordenaba que los menores Kento y Len Eslava residan en Japón y se otorgaba su guarda y custodia a la madre, T.A. Finalmente, el pamplonés entregó a sus hijos ayer en el Palacio de Justicia Navarro.

proceso Por otro lado, el pasado 25 de junio se le atribuyó a la progenitora la custodia de los pequeños y la autorización para salir del Estado con ellos, y se concedió a Eslava un régimen de visitas que quedan a voluntad de la madre, ya que la legislación japonesa no aplicará hasta 2014 el Convenio sobre la Sustracción Internacional de Menores, en el marco de La Haya, ya existente en otros países y también en el Estado. Eslava afirmó que tanto sus hijos como él quedan "en la más absoluta indefensión" ya que no hay otro espacio legal aplicable que el estatal para defender sus derechos, y exigió la custodia compartida, o bien que se mantenga la permanencia de las medidas cautelares que le fueron concedidas. Además de un texto al Defensor del Pueblo, Eslava presentó una denuncia contra el auto de medidas previas ante el Consejo Superior del Poder Judicial, así como una demanda de amparo judicial ante el Tribunal Constitucional.

El pamplonés concluyó manifestando su "esperanza". Sin embargo, destacó que "no se trataba de esperanza sino de derechos y que el juzgado número 8 de Pamplona tendría que haber respetado los hechos y no haberlos transformado en esperanzas".