Y comparten otra cosa: su rechazo a la comida hospitalaria. Ella ya tuvo oportunidad de sufrir los desmanes culinarios de Mediterránea de Catering cuando estuvo hospitalizada en enero, de hecho fue una de las primeras pacientes en probar la comida de la adjudicataria cuando se estrenó el 21 de enero. Ahora le ha tocado el turno también a su marido.
El pasado miércoles recibió la bandeja con su menú sucia. Cercos de pringosas sustancias indeterminadas - "pegotes y churretones", describe el hijo de la pareja- adornaban la superficie (fotografía de arriba). Presentaron la consiguiente queja. Dos días más tarde la bandeja le era servida en unas condiciones aún más mugrientas (fotografía de abajo). "Al mismo paciente que ya había presentado reclamación por la falta de higiene, le vuelven a traer una bandeja aún más asquerosa y encima querían solucionarlo con un simple cambio de bandeja, no de menú", explica indignado. "Una cerdada", añade de forma gráfica.
La consecuencia no pudo ser más lógica. Pese a que la mujer debe extremar el cuidado de su alimentación y tomar un complemento dietético por prescripción facultativa, el matrimonio dejó de comer, -"salvo los postres, lo único que comen, donde por cierto, la fruta fresca brilla por su ausencia"- y es el hijo quien ahora debe ocuparse de cocinar para sus padres, algo que añade complicación al hecho de tener dos familiares ingresados a la vez. "No comen. Les da tal asco que no pueden hacerlo, así que la solución es llevarles comida cocinada en casa... como tantos otros en el hospital", explica.
Tras la segunda incidencia, durante cuatro días al padre le sirvieron pescado en la comida y en la cena, algo que han llegado a interpretar como una represalia por las reclamaciones, sobre las que cuestionan la fórmula de Salud para contabilizarlas. "Hacen trampa. No cuentan el número real de reclamaciones presentadas por cada paciente. Suman todas las de un enfermo y contabilizan una única reclamación", critica.
sin control A esta familia les resulta escandalosa la falta de supervisión en lo referido a la comida. "No hay un mínimo de control. Los pacientes devuelven bandejas casi intactas y yo observo que esto no se tiene en cuenta. Si yo fuera Mediterránea de Catering y comprobara que me devuelven la comida sin tocar lo lógico sería preguntar por qué, pero no les interesa. Y es algo verificable, no hay más que ir y ver los carros", afirma.
Según expone, los profesionales del CHN les han comentado que todos los días hay alguna incidencia y estas no solo están limitadas a cuestiones de higiene, como en el llamativo caso de sus padres, sino también a la calidad de la comida. "Yo pruebo todo lo que les sirven y hay que ser muy malos para que unos simples macarrones con tomate te salgan mal. Otro ejemplo: les sirvieron alubias con patatas y el 75% del plato eran patatas y, de segundo, pollo con más patatas", expone. Aunque su actividad profesional está muy alejada de los fogones, se declara aficionado a la cocina. "Sé lo que es la línea en caliente y en frío y al final esta última es comida recalentada. En comedores para personas sanas, como el de una empresa, puede ser adecuado, pero para enfermos no ha lugar, aunque Víctor Peralta, el nuevo director del hospital, dijera que los enfermos no vienen a comer bien sino a curarse y el gerente culpara a las enfermeras. ¿Cómo -se pregunta- no son más prudentes viendo lo sucedido con el anterior director?".