Erentzun ikastola es uno de los centros que han apostado por introducir metodologías basadas en la psicología positiva en las escuelas. Durante el pasado curso, el claustro de profesores y profesoras de este centro de Viana recibió la formación necesaria para implementar estos métodos en las aulas (de 0 a 12 años) y recientemente docentes y familias participaron en una jornada pedagógica que versó sobre esta metodología alternativa. En el encuentro intervino Raquel Albertín, directora de la Fundación Fluir, que ofreció una conferencia titulada Prácticas para un cambio positivo en la escuela, un proyecto de bienestar. "La felicidad es esencial para el aprendizaje. Los niños felices tienen un mejor rendimiento académico y menor riesgo de sufrir depresión", remarcó Albertín.

La charla se celebró hace dos semanas y fue un éxito, ya que permitió a los padres y madres descubrir las bondades de trabajar la psicología positiva en las escuelas. "El bienestar en el aula es un componente esencial no sólo para el desarrollo de los niños sino también para el florecimiento como comunidad en la escuela y para el bienestar y satisfacción personal del profesorado", aseguró. Pero estas herramientas no sólo permiten mejorar el rendimiento del alumnado sino que también "tienen menor riesgo de sufrir depresión y disponen de más recursos psicológicos para superar las adversidades". En este sentido, Albertín señaló que "varios estudios se han fijado en los niños capaces de florecer en condiciones y ambientes desfavorables y concluyen que son niños despiertos, que viven de manera atenta y consciente y que dan y buscan ayuda cuando la necesitan; son niños que se fijan objetivos significativos y los persiguen, y son niños optimistas, que muestran esperanza y gratitud".

Se puede educar en la felicidad Existe la creencia, explicó Albertín, de que los genes marcan nuestra vida y nuestra posibilidad de ser felices, por lo que no se puede educar en la felicidad. Otra idea muy extendida es que ésta depende de las circunstancias que nos ha tocado vivir. Sin embargo, la directora de Fluir desmonta esta teoría. "Hasta un 40% de nuestra felicidad depende de nuestros actos voluntarios e intencionados y las circunstancias externas influyen un 10%. La otra mitad es base genética. Por ello debemos prestar más atención a las actividades diarias que realizamos en los distintos campos de la vida", recordó Albertín, quien añadió que "hay evidencias científicas de que la felicidad se puede aprender, porque las personas tenemos potencial de adquirir habilidades que nos ayudarán a ser más felices y un cerebro que podemos cambiar en positivo". Y aquí es donde entra la psicología positiva, que ayuda a incorporar prácticas sencillas para educar al alumnado desde la perspectiva de sus fortalezas: optimismo, gratitud...