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Real Aeroclub Medio siglo volando

Esta agrupación de aficionados por las nubes cumple este 26 de junio su 50 aniversario con el fuselaje repleto de hitos, como la formación de la primera mujer piloto de Navarra.

Real Aeroclub Medio siglo volando

3 de junio de 1965. Se celebra el primer rally aéreo jacobeo.

26 de junio de 1965. Se crea oficialmente el Real Aeroclub de Navarra, bajo la presidencia de Joaquín Martínez Úbeda y con 143 socios.

6 de julio de 1965. Doscientos pamploneses protagonizan su primer vuelo de iniciación y tienen la oportunidad de ver el chupinazo en directo a 150 metros de altura. El Real Aeroclub de Navarra contaba con un pequeño chalet social y un hangar con capacidad para cuatro avionetas.

1968. La agrupación adquiere sus dos primeras avionetas: una Compostela y la Aisa 1-111, cedida por el RACE, con motor Rolls Royce de 90 caballos y velocidad de hasta 200 kilómetros por hora. Este año, además, el Ministerio del Aire aprueba la construcción de una pista de vuelo de 500 metros de longitud.

9 de diciembre de 1968. Se concede el título de piloto a los cinco primeros alumnos de la escuela de Noáin: Jesús Durruti, Jesús Apesteguía, Fernando Archanco, Carlos Mendiluce y Octavio de Toledo.

1970. Ana Goizueta se convierte en la primera mujer piloto de Navarra.

5 de julio de 1972. Se abre el tráfico aéreo civil nacional de pasajeros en el aeropuerto de Noáin, que queda clasificado como de tercera categoría.

6 de julio de 1972. Emprende el vuelo hacia Noáin un Fokker 27 de la compañía Aviaco, que realizó el vuelo inaugural Madrid-Pamplona.

1976. Se convoca el primer concurso de iniciación al aeromodelismo.

1988. El aeroclub organiza el raid Benjamín de Tudela con la salida de seis aviones desde Navarra hasta Israel.

Octubre de 1991. Se lleva a cabo la demolición parcial del edificio terminal de pasajeros y se inicia la construcción de un nuevo edificio de 2.600 metros cuadrados de superficie.

11 de noviembre de 1992. Se inaugura la nueva terminal del aeropuerto de Noáin.

2010. La pista del aeropuerto aumenta su longitud en 200 metros, pasando a medir 2.407.

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El Real Aeroclub de Navarra cuenta con una flota de cuatro aparatos propios. Tres aeronaves (una Cessna 172N, una Piper Archer PA 28-181 y una PZL Loliber 160A) y un motovelero (el Grob 109B), que permite hacer vuelos de cientos de kilómetros utilizando el motor casi exclusivamente en el momento del despegue.

Medio siglo surcando los cielos dejan tras de sí un rastro de recuerdos y dos imágenes contrapuestas: la de los primeros aparatos privados que despegaban desde un campo de aviación de tierra y la de un moderno motovelero de la propiedad de la agrupación, que ahora puede despegar de una pista pavimentada de más de 2.400 metros de longitud y que cuenta con todos los servicios que presa el aeropuerto de Noáin.

El 26 de junio se cumplirán cincuenta años desde que se creara oficialmente el Aeroclub de Navarra bajo la presidencia de Joaquín Martínez Úbeda, pero el germen de esta agrupación puede situarse más allá de la Guerra Civil. El actual presidente del aeroclub, José Luis Llorente Cañal, relata: “La pista antes era una meseta que se utilizó en la guerra, pero ya antes, en el año 33, los aficionados volaban en esa ladera con un aparato de tela que se llamaba Schulgleiter SG38”.

De aquellos primeros momentos queda en la memoria de los entonces socios recuerdos muy familiares. “El aeroclub era una cuadrilla de amigos muy heterogénea, de jóvenes y mayores, pero todos unidos por nuestro amor por los aviones -recuerda uno de los 143 socios fundadores, Fernando Ibarra-. Lo mismo nos juntábamos junto a la pista para hacer una paella o para asar unas sardinas viejas”.

Ibarra reconoce que la formación oficial del club fue un mero formalismo, ya que por aquel entonces toda la aviación era militar. “Eramos unos simples aficionados, de hecho solo unos pocos terminamos sacándonos la licencia de piloto”, indica.

La llegada de las fiestas de San Fermín estuvieron acompañadas por el primer vuelo de iniciación de 200 pamploneses, que surcaron los cielos de Pamplona y pudieron ver desde el aire el chupinazo.

En aquellos primeros pasos la agrupación contaba con un pequeño chalet social y un hangar con capacidad para cuatro avionetas, aunque por aquel entonces no tenían ninguna en propiedad. No fue hasta 1968 cuando adquirieron sus dos primeros aparatos, una Compostela y la Aisa 1-111, que fue cedida por el RACE.

En este mismo año llegaron también los primeros pupilos oficiales a la escuela de pilotos, algunos de los cuales más tarde se convertirían en instructores. El 9 de diciembre de 1968 obtuvieron el título los cinco primeros alumnos y dos años después, en 1970, se formó en sus instalaciones Ana Goizueta, la primera mujer piloto de la Comunidad Foral.

una nueva época

Nace la terminal de Noáin

El aeropuerto y el Real Aeroclub comparten instalaciones

La llegada del aeropuerto de Noáin, que se proyectó en el mismo emplazamiento en el que se encontraba el antiguo aeródromo y el hangar de la agrupación, se tradujo en su traslado temporal a Vitoria y en la destrucción de sus instalaciones. “Querían hacer la terminal en el mismo lugar en el que teníamos nuestro hangar, así que nos pidieron que lo abandonásemos durante un tiempo con la promesa de que nos construirían uno nuevo”, explica el actual presidente.

Con el nacimiento del aeropuerto de Noáin, el Real Aeroclub pudo volver a su lugar de origen en 1971, aunque el techo para sus aeronaves tardó en llegar un poco más de lo que en un principio esperaban. “Hasta 1975 no nos dieron un nuevo hangar, así que durante este tiempo tuvimos que apañárnoslas como pudimos y las avionetas tuvieron que estar a la intemperie”, comentó Llorente.

Con los inconvenientes y ventajas de compartir espacio con la terminal siguieron adelante, disfrutando cada vez de mejores instalaciones y servicios, aunque privándose de libertad por las crecientes medidas de seguridad. A este respecto, el jefe de la escuela de pilotos, Carlos Eugui, apuntó: “Al principio el aeropuerto no estaba cercado, así que la gente podía acercarse y disfrutar de los aviones, pero después, por motivos de seguridad, se cercó el aeropuerto y fue mas incómodo acceder”. Un hecho que, según él, ha hecho “más inaccesible y aparentemente más lejano” el aeroclub.