pamplona - Diego Reyero, médico de UVI móvil y miembro de El ABC que Salva Vidas, explica que cuando se trata de un adulto y se verifica que está consciente y puede hablar o toser, lo primero es invitarle a toser, porque “el reflejo tusígeno evita casi todos los atragantamientos graves; y no dar palmadas en la espalda cuando uno está erguido, porque si mueves el objeto lo vas a mover hacia abajo por gravedad”. Si la tos es inefectiva o el paciente se empieza a agotar y vemos que no se resuelve, actuamos: “Nos ponemos a su lado y lo inclinamos bien hacia adelante apoyando su pecho en la palma de nuestra mano y con la otra le damos 5 palmadas enérgicas entre las dos escápulas”.

Si no se resuelve tras estos cinco golpes, se realiza la maniobra de Heimlich. Para ello, hay que rodear al afectado por detrás, meter el puño de una mano justo donde acaba el esternón, inclinando de nuevo al paciente hacia adelante y, ayudándose de la otra mano, realizar un gesto brusco para adentro y hacia arriba. De este modo, se alternan cinco palmadas interescapulares con cinco compresiones abdominales.

Si el atragantado pierde el conocimiento, deben iniciarse las maniobras de reanimación cardiopulmonar (RCP), empezando por 30 compresiones y 2 ventilaciones, si bien antes de cada ventilación hay que mirar dentro de la boca y “sólo si veo algo fácil de extraer meto los dedos, porque hay veces que se introducen sin ver exactamente el cuerpo extraño y lo que hacemos es impactarlo más en la garganta”.

Cuando se trata de lactantes o niños que podemos coger en brazos, las maniobras cambian (para mayores de 3 años es igual que los adultos). Tras mirar en la boca para ver si se observa el cuerpo extraño, colocaremos al menor sobre nuestro antebrazo, boca abajo, con la cabeza más baja que los pies; lo cual puede resultar más fácil sentado y colocando el bebé sobre el muslo de una pierna extendida. Sujetando bien la cabeza con una mano sobre la mandíbula del bebé, con el talón de la otra mano, golpearemos 5 veces entre las escápulas, hacia abajo. Giramos el bebé boca arriba y volveremos a mirar en su boca por si vemos el cuerpo. En caso contrario, le pondremos boca arriba sobre el otro antebrazo, de nuevo con la cabeza más baja que los pies. Con el tercer y cuarto dedo de la mano que tenemos libre, haremos 5 compresiones entre los dos pezones, volviendo a mirar en su boca para ver si el objeto ha salido. Si la obstrucción persiste, repetiremos estos pasos hasta que salga o el bebé quede inconsciente. Si esto sucede, iniciaremos la RCP en una superficie dura, pero en este caso se comienza con 5 ventilaciones y luego, 30 compresiones y 2 ventilaciones, mirando siempre en la boca después de las compresiones. - M.P.M.