“Ha sido muy duro, se formó un gran tapón y luego ayudé a sacar a gente viva y muerta”
Imanol Etxarri, de Erasmus en Bucarest, está hospitalizado pero en buen estado
pamplona - El vecino de Urdiáin de 22 años, Imanol Etxarri Galarza, estudiante de Ingeniería de Energías Renovables en la Escuela de Ingenieros de San Mamés (Bilbao) de la UPV-EHU y que llevaba poco más de un mes, desde el pasado 23 de septiembre, en Bucarest, donde se disponía a afrontar hasta febrero a través del programa Erasmus el último curso de su especialidad, contactó ya el viernes casi de medianoche con su familia para tranquilizarles y precisar que, aunque se encontraba en la discoteca de la capital rumana que acabó ardiendo y devorada, no había sufrido heridas de consideración y se encontraba en buen estado.
A pesar de ello, como confirmaba ayer su padre, Tomás Etxarri, el joven de Urdiáin se encontraba en un centro hospitalario debido a la inhalación de humo que había sufrido en el suceso. Ese preaviso, cuando todavía la noticia no había sido disparada hasta los medios de comunicación españoles, sirvió para que sus padres pudieran al menos seguir el acontecimiento con más calma. A partir de ahí, empezaron a bucear en Internet para localizar las primeras noticias del suceso y se dieron cuenta de la magnitud del incendio en el que finalmente perdieron la vida 27 personas y resultaron heridas hasta 183.
El joven había acudido al concierto de rock que se celebraba en la discoteca acompañado de un estudiante de Hernani, con el que comparte estudios y Erasmus, además de un amigo italiano y otro turco, todos compañeros de piso en Bucarest. Sus compañeros, sobre todo el turco, que presentaba quemaduras hasta en el 60% de su cuerpo, tenían lesiones todavía de mayor importancia. “Tenemos que ver lo positivo después de lo que ha ocurrido -comentaba ayer el progenitor, tras haber charlado por teléfono con su hijo-, porque al menos él parece que se encuentra en buen estado. Tenemos que esperar unos días, que salga del hospital y valorar qué es lo que quiere hacer, si quiere regresar o seguir allí y, en caso de que fuera necesario, podríamos ir a visitarle”. Pero Tomás pedía cautela, aunque ya en Navidades tenía previsto con su familia acudir a hacerle una visita a su hijo Imanol, viaje que queda ahora a la espera de acontecimientos.
También, por la conversación que habían mantenido, el padre observó que el joven se encontraba un tanto “bajo” desde el punto de vista emocional y anímico, como es lógico en una situación de estas características. “Ha sido algo desde luego muy duro -cuenta Tomás-. Él nos ha dicho que estaba en la discoteca, que le cogió el incendio en el interior pero que pudo salir a tiempo, aunque ya le había pillado un tapón en la puerta. Nos contó que estuvo ayudando a sacar gente, a vivos y muertos, con escenas muy duras que ha tenido que ver y sufrir. Por ello, está muy afectado”. Desde el consulado también se habían puesto en contacto con la familia Etxarri para confirmar la identidad de su hijo y que se encontraba hospitalizado y con una evolución favorable.
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