pamplona - La Fiscalía navarra pide en sus conclusiones la absolución de José Antonio Indart Sarratea, vecino de Legasa y padre de Iñaki Indart Arístegui, el joven que desapareció en 2008 a la edad de 24 años y cuyo cuerpo apareció sin vida y en estado de descomposición el 24 de diciembre de 2014 en el interior de una sima de Gaztelu. Después de que la acusación particular, que ejerce una tía política del fallecido, reclamara 20 años por asesinato al padre de Iñaki Indart, la Fiscalía pide ahora que no se juzgue el caso por entender que no hay indicios suficientes de que el padre de Indart cometiera delito alguno, criterio contrario al del juez instructor que en distintos autos ha manifestado que la desaparición de Indart tenía que ver con una agresión y actuación dolosa por parte de su padre. Será ahora la Audiencia Provincial la que decida si José Antonio Indart tiene que sentarse en el banquillo de los acusados.
En el escrito presentado por el Ministerio Público se recuerda que Iñaki Indart salió el sábado 8 de marzo de 2008 de su casa conduciendo su vehículo. Pasó la tarde en compañía de unos amigos con los que cenó y de los que se despidió de madrugada. Sobre las 3.15 horas fue observado por una dotación de Policía Foral realizando una conducción irregular de regreso a su casa y los agentes procedieron a detenerle tras una previa persecución en la que el turismo resultó con numerosos desperfectos. Iñaki Indart fue acompañado por los policías hasta la entrada de la localidad de Legasa sobre las 6.15 horas. Minutos después fue visto por una vecina en el acceso a Legasa.
LA DISCREPANCIA Hasta este punto de la cronología de los hechos, el relato de Fiscalía y acusación es prácticamente idéntico, pero la cuestión crucial es que la Fiscalía entiende que “a partir de este momento, Iñaki Indart no volvió a ser visto con vida por persona alguna” y, sin embargo, la acusación particular sostiene que fue entonces, al dirigirse hacia su casa, cuadro se cruzó con su padre que “enfadado al conocer el incidente con el coche le golpeó en la cabeza causándole graves lesiones y luego lo llevó inconsciente en su vehículo a la sima, donde lo arrojó mientras estaba todavía con vida”, sostiene la acusación, al igual que el juez instructor.
Pero la Fiscalía señala que no hay pruebas que sostengan dicha acusación. En un escrito anterior ya destacó que “no se puede obviar que los hechos sucedieron en 2008, y la única prueba material son los restos del fallecido, cuyo estado ha restringido la autopsia, sin que se haya podido obtener de los mismos ni de la sima una sola prueba biológica”. La fiscal analizaba la autopsia, que contempla “lesiones claramente atribuibles a una precipitación y otras traumáticas por una contusión. Las primeras afectan al cráneo y esqueleto torácico abdominal con entidad para causar la muerte y las segundas afectan al hueso frontal y mandíbula. Se afirma que estas pueden producirse en un contexto distinto a la precipitación, pero las conclusiones de la autopsia derivan no solo del examen forense sino de datos sobre su desaparición y ha-llazgo. Los datos de la muerte no se pueden establecer con certeza. Aunque se descarta una etiología suicida accidental y el forense se inclina por homicida, esta afirmación no es concluyente. La caída en una sima hace complicado extraer datos totalmente fiables”, aseguraba la Fiscalía. - E.C.