Pamplona - Un máster en Psicología Clínica Infanto-juvenil y otro en Terapia de Conducta y Psicología Clínica ayudan a entender los problemas de los jóvenes estudiantes, pero ningún libro es comparable con la experiencia de escucharlos y trabajar con ellos cada día.

¿Hasta qué punto están presionados los alumnos de 2º de Bachiller?

-Sin duda es una etapa de presión. No solo debido a los estudios, sino también a nivel personal, ya que es un momento en que deben tomar decisiones importantes y van adquiriendo más responsabilidades.

¿De dónde viene este estrés por los estudios?

En ocasiones de los mensajes que reciben desde su entorno. Comentarios como “tu futuro está en juego” o “si no te esfuerzas no vas a poder estudiar lo que quieres” pueden llevar a ejercer una presión excesiva. Es preferible lanzar otros más orientados a motivar su esfuerzo del estilo a “esforzándote estás más cerca de conseguir lo que quieres” o “este es el camino para alcanzar tu objetivo”. Pese a esto, la sensación de agobio que puedan llegar a experimentar va a depender sobre todo de sus aptitudes personales. De la confianza que tengan en si mismos, cómo gestionen la presión, la percepción que tengan de sus capacidades, la motivación...

¿Las preocupaciones suelen ser comunes en esta edad?

-Los adolescentes que llegan a consulta vienen por diferentes motivos. La falta de autoestima, las dificultades en las habilidades sociales, los problemas de comportamiento o trastornos del estado de ánimo son algunos de ellos. Hay que tener en cuenta que es una etapa de cambio y desarrollo personal, algo que puede conllevar inseguridades y preocupaciones.

¿Qué es exactamente lo que más les preocupa?

-Existen muchas preocupaciones que pueden llegar a aparecer en estos momentos como no aprobar, no conseguir una media alta, defraudar a sus padres, metas incumplidas, incapacidad por no conseguir lo que otros sí, un futuro incierto... Que surja una u otra va a depender de las vivencias de cada uno. No podría decantarme por una en concreto, pero si hay un factor importante a tener en cuenta para evitarlas. Fijar una meta realista ayuda a disminuir la sensación de la presión y evita la frustración. Es importante también apoyarles en la toma de decisiones.

¿Puede llegar a afectar negativamente a su salud la presión que sufren?

-Si alguno de estos aspectos provoca vivencias negativas, es causa de malestar y la persona no cuenta con las habilidades necesarias para manejarlo, puede llegar a afectar a nivel global, incluida la salud.

¿Hasta dónde puede llegar esto?

-Destacaría en líneas generales casos en los que el estrés ha llevado a brotar problemas relacionados con la ansiedad, sobre todo en casos con cierta predisposición, o a agravar problemas ya existentes como pueden ser trastornos de alimentación o de autoestima.Los síntomas van desde la falta de concentración hasta haber sufrido una crisis de ansiedad, pasando por problemas de sueño, bajo estado de ánimo, síntomas somáticos como dolores de cabeza o de tripa recurrentes o baja autoestima.

Teniendo en cuenta que podemos llegar a hablar de problemas graves, ¿esperan demasiado antes de pedir apoyo profesional?

-En líneas generales no sienten la necesidad hasta que los síntomas escapan de su control. Lo ideal sería actuar desde la prevención, educándoles en estrategias para llevar mejor la presión antes de que se vean envueltos en ella y enseñarles a detectar los síntomas para evitar que desemboque en un problema mayor.

En el caso de los institutos, ¿Cómo pueden reducir estos niveles de presión?

-Motivándoles para la consecución de logros y atendiendo a las necesidades individuales en caso de que algún alumno se encuentre bloqueado o excesivamente presionado. La orientación es importante, ya que en ocasiones nos encontramos con chicos y chicas que no saben qué quieren hacer y eso les provoca angustia.Añadiría la importancia que tiene proporcionar una educación en inteligencia emocional que les dote de las habilidades necesarias para un manejo adecuado de estas situaciones de presión. Esto les ayudará tanto en los estudios como para superar los retos futuros a los que se enfrenten en su desarrollo como personas y profesionales. ¿Y los propios estudiantes? ¿Qué deberían hacer para llevarlo lo mejor posible esta etapa?

-Es aconsejable tener una buena gestión del tiempo, plantearse un horario y unos objetivos a corto plazo que ayuden a retroalimentar el esfuerzo realizado. Ir consiguiendo objetivos en el estudio ayuda a la motivación y a continuar persiguiendo nuestras metas. El horario no solo debe contemplar los ratos de estudio, sino que también es necesario dedicar tiempo al deporte, el ocio y el descanso. Cuando los estudiantes se ven bajo una presión excesiva se despreocupan en muchas ocasiones de dormir, comer, o permitirse tener tiempo libre, llevándoles a centrarse exclusivamente en estudiar. No olvidemos que todo lo demás también es necesario para mantenerse en equilibrio. Además, practicar técnicas de relajación y respiración aporta grandes beneficios para sobrellevar mejor una época de estrés.¿En qué deberían fijarse sus profesores para detectar casos en los que el estrés supera los niveles normales y se convierte en algo más preocupante?

-Son motivo de alerta la aparición de falta de concentración, el agotamiento, un descenso del rendimiento académico, irritabilidad, cambios de conducta o desmotivación, por ejemplo. Lo más adecuado es hablar con ellos, interesarse por cómo están llevando el estudio y el resto de los temas importantes de su vida y, en caso de que se detecte un problema, explicarles la posibilidad de pedir ayuda y los beneficios que les puede aportar.Da miedo aceptar que se necesita ayuda, ¿Es frecuente que acudan estos jóvenes al psicólógo?

-Sí. Aunque no siempre es la demanda inicial. Suelen acudir muchas veces cuando el estrés desencadena o potencia otros problemas.

¿Quién suele decidir el acudir a un especialista? ¿Los jóvenes o sus padres?

-Ambos, pero cada vez nos encontramos con más jóvenes que toman la iniciativa de pedir ayuda.Supongo que habrá diferencias a la hora de tratar a un paciente dependiendo de su edad, ¿cómo trabajáis con los jóvenes? ¿Es una terapia más parecida a la de un niño o a la de un adulto?

-Sobre todo necesitan sentirse comprendidos. Lo más importante es mostrar cercanía, empatía y comprensión hacia sus preocupaciones. Las técnicas que se utilizan no difieren mucho de una terapia de adultos, pero siempre adaptadas a su nivel de madurez y comprensión.