Entrará como una ola en el estricto sentido de la palabra. Pero sobre la tierra, no sobre el mar. Un reposicionamiento de la potente borrasca que ha provocado grandes nevadas y temperaturas extremas en Centroeuropa estas pasadas semanas provocará que esa masa de aire muy seco y muy frío llegue a ras de suelo hasta los Pirineos a partir de hoy al rolar de nordoeste a noreste. Como circula en altitudes muy bajas -que de paso despeja el terreno de cualquier corriente de aire cálido- no podrá remontar una barrera física tan potente como los Pirineos por lo que rodeará la cordillera por los extremos. La rama de aire frío que elija el camino de Port-Bou asolará Catalunya y el Mediterráneo provocando estampas insólitas como nieve y heladas en la misma costa. A nosotros nos cogerá de lleno por el otro costado: por Irun. Y vendrá para quedarse al menos cuatro días en la zona de la CAV, Navarra y el valle del Ebro en espera de si supera el Sistema Ibérico.
¿En qué se traducirá? La parte buena es que detendrá el deshielo y el riesgo de inundaciones. La parte mala, que los termómetros se desplomarán (y la cota de nieve también, aunque no se prevén grandes precipitaciones) hasta valores claramente bajo cero (-8º en Pamplona y -10º en el Pirineo) que, además, en muchas zonas se mantendrán todo el día hasta que, a partir del sábado, se empiecen a recuperar. Mañana será el día más duro con una sensación térmica que puede incrementar estos valores a flor de piel hasta -11º y -17º, según las zonas. En la carretera esto se convertirá en un serio riesgo de placas de hielo e incluso del temido hielo negro (que no se ve) y en el monte (o en pueblos del norte) en una costra de nieve que durará mucho tiempo.
Así de didáctico se muestra Evelio Álvarez, delegado accidental de la Aemet en Navarra y con una larga experiencia en un fenómeno que considera llamativo, aunque no anormal cada ciertos años. “Hasta ahora el frente que nos ha traído la nieve y el agua venía asociado al viento del Norte y Noroeste, pero ahora nos tocará la potente borrasca de Centroeuropa que ha afectado estos días a los países Bálticos, Suiza, Rumanía... y que no ha podido desplazar al anticiclón atlántico que hemos tenido aquí durante un mes. Esto le obliga a un cambio de posición hacia el Este, con lo que nos mandará esta masa de aire frío desde allá en una dirección contraría a las agujas del reloj. Nos va a pasar como un rodillo dejándonos helados y aunque es bueno para la naturaleza, hay que activar las alertas para las personas tanto en accidentes como por la exposición a la intemperie: toca abrigarse”, dice.