El CHN habilita dos habitaciones de alta seguridad radiológica para tratar el cáncer de tiroides
Están acondicionadas para suministrar tratamientos como el yodo radiactivo y la recogida de residuos líquidos y sólidosEn Navarra se registran al año 40 nuevos casos de carcinoma diferenciado de tiroides
pamplona - El Complejo Hospitalario de Navarra (CHN) ha habilitado dos nuevas habitaciones de alta seguridad radiológica acondicionadas para los pacientes con cáncer diferenciado de tiroides y que requieran el suministro de yodo 131, una sustancia radiactiva que se utiliza en tratamientos postquirúrgicos. Estas nuevas dependencias entran en funcionamiento este mismo mes y atenderán a todos los casos con este tipo de tumores, entre los que cada año hay una media de 40 nuevos casos. Asimismo, las habitaciones también han sido dotadas de equipamiento específico para la gestión, recogida, tratamiento y evacuación controlada de los residuos radiactivos líquidos y sólidos que se generan con cada tratamiento, lo que ha supuesto una inversión de 214.170 euros. “Son habitaciones en las que necesariamente deben permanecer los pacientes que necesitan este tratamiento para que no irradien a la población en general, no por la patología del paciente ni por el propio paciente, sino por el tratamiento con sustancias radiactivas a dosis altas”, explicó la jefa del Servicio de Medicina Nuclear, María Eugenia Martínez Lozano. Además, en la visita a las nuevas instalaciones estuvo presente el consejero de Salud del Gobierno de Navarra, Fernando Domínguez, acompañado por el gerente del CHN, Antonio Merino, el jefe del Servicio de Endocrinología, Luis Forga Llenas y el jefe del Servicio de Radiofísica y Protección Radiológica, Anastasio Rubio Arróniz.
Según destacó Domínguez, “esto se trata de una apuesta más del Gobierno de Navarra por la satisfacción de los profesionales, ya que permitirá trabajar de forma multidisciplinar con los pacientes con un cáncer de tiroides”. Las habitaciones están concebidas fundamentalmente para la terapia con yodo radiactivo, que se utiliza en tratamientos postquirúrgicos de cáncer diferenciado de tiroides (papilar, que es el más frecuente, y folicular) y sus metástasis. Pero también se pueden utilizar también para el tratamiento de otros tumores, como los neuroendocrinos o para el suministro de otros radionúclidos, como Samario-153, indicado para el alivio del dolor óseo en pacientes con múltiples metástasis esqueléticas, y el Lutecio-177, indicado en algunos cánceres diferenciados de tiroides resistentes al yodo 131. Estas habitaciones individuales tienen 14,93 metros cuadrados cada una y disponen de un baño individual de 5 metros cuadrados especialmente equipado, una pequeña antesala, un cuarto de residuos sólidos y una zona de lavado para personal sanitario con una ducha incorporada. “Estas habitaciones están bunquerizadas y lo que evita es que salga al exterior la radiación gamma, que es muy penetrante. Es muy importante recoger todos los residuos que el paciente pudiera generar, como la orina, el sudor o los vómitos”, indicó Anastasio Rubio, quien añadió que “la radiación beta que se utiliza para tratar al paciente, desde el punto de vista de ingestión, es más peligrosa que la radiación gamma, por lo que es muy importante que el paciente permanezca en estas habitaciones”.
beneficio superior al riesgo El carácter radiactivo de estos productos exige la previsión de un sistema de aislamiento para los y las pacientes tratados y para la recogida y la eliminación segura de los residuos generados en el proceso de tratamiento, a fin de proteger a su entorno y a la población general de los riesgos de contaminación y radiación. En cualquier caso, aunque estos tratamientos sean de una radiación muy alta, para el paciente siempre “el beneficio es superior al riesgo”, aseguró Rubio, quien explicó que “esto se asemeja a cuando se realiza un tratamiento de radioterapia, ya que el paciente recibe altas dosis, pero evidentemente está demostrado que el beneficio es mucho mayor que el riesgo”. “La radiactividad del yodo 131 decae a la mitad a los ocho días, entonces a los pocos días de recibir el tratamiento la dosis está a la mitad”, añadió.
En cualquier caso, el régimen de visitas para los pacientes que reciben este tratamiento es limitado, “con unos tiempos de permanencia” establecidos por el equipo médico. Además, están prohibidas en estas dependencias las visitas de “mujeres embarazadas y niños”, con el fin de evitar que los acompañantes se expongan a ningún tipo de riesgo. De cara al personal, estas instalaciones también suponen novedades y todos los profesionales han sido formados sobre los procedimientos de trabajo y la protección radiológica. “Todo el personal llevará un dosímetro y controlará constantemente la dosis de radiación a la que está expuesto”, señaló Rubio, quien añadió que “por el momento no es necesario que el personal lleve un equipamiento especial”, como lo pueden ser unos buzos, “a menos que tengan un contacto directo con el paciente y puedan contaminarse”.
internalización del tratamiento Hasta ahora, el tratamiento del cáncer diferenciado de tiroides con yodo 131 se ha suministrado de manera concertada y, en los últimos cinco años, se han derivado una media de 65 pacientes al año, por un coste medio anual de 195.000 euros. “Disponer de estas instalaciones supone una apuesta clara por la sanidad pública”, subrayó el consejero de Salud, a lo que Luis Forga agregó que “con estas derivaciones se perdía la pista de los pacientes hasta que, después de recibir el tratamiento con yodo radiactivo, que antes se realizaba en el Oncológico de San Sebastián y después en la Clínica Universidad de Navarra, volvían al CHN”. Ahora, el paciente irá directamente al servicio de Endocrinología, que será el que decida la dosis que debe recibir, por lo que los pacientes serán controlados y tratados de forma integral por la sanidad pública navarra. Los tratamientos con otros radionúclidos, por otro lado, se irán incorporando progresivamente de acuerdo al aumento de la cartera de servicios.
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