Pamplona - El grupo espeleológico Otxola descubrió recientemente en Aralar una nueva sima con más de 400 metros de profundidad, convirtiéndose así esta cavidad en la undécima sima más profunda de la Comunidad Foral conocida hasta el momento. La exploración no termina aquí, ya que podría estar conectada con otra cueva cercana.
El mapeo de esta nueva sima comenzó casi por casualidad, cuando el pasado año el grupo espeleológico navarro se encontraba revisando Ormazarreta 6, otra cavidad de la zona y con la que se sospecha que podría estar conectada en su parte final, que se encuentra inundada. A unas pocas decenas de metros de profundidad, los espeleólogos lograron forzar un paso estrecho, el paso de la resaca, y tras superar este punto la cueva les permitió seguir avanzando. Su travesía recorriendo la sima llegó a su fin hace un par de semanas, cuando se encontraron con una zona inundada situada a 412 metros de profundidad, punto desde el que les ha sido imposible continuar sin equipo de buceo.
La cueva se sitúa ya en la undécima posición del ránking de simas más profundas de Navarra, aunque aún podría escalar posiciones debido a que el grupo aún se encuentra explorando la cueva. Tras el descenso, los espeleólogos sospechan que esta sima podría estar conectada en su parte inferior con Ormazarreta 1, y es que los datos topográficos muestran que los espeleólogos llegaron a un punto situado a tan solo 20 metros del sifón de esta segunda sima.
Por el momento desconocen si ambas galerías llegan a encontrarse, ya que el equipo precisa de neopreno para poder continuar debido a que el agua les cubría por completo y el techo está muy cerca. Solo el tiempo lo dirá a dónde lleva esta cavidad y quizás, en una nueva expedición, consigan salir a la parte desconocida del colector entre Ormazarreta y Pagomari.
Dificultades en el camino La llegada al sifón llevó al grupo de espeleólogos varios meses de descensos, y es que el camino por la sima fue muy exigente técnicamente, sobre todo en algunos tramos. La cueva, explicaron los espeleólogos que realizaron el descubrimiento, intercala zonas de meandros bastante estrechos con grandes pozos, como el Tartxan, de 73 metros de profundidad, y el Pozo del Hablador de 30 metros. Ambos fueron nombrados en el instante de su descubrimiento por el grupo de espeleólogos.
Tras superar estas zonas más abiertas su camino continuó por nuevos y complicados meandros que, aseguraron, les complicaron mucho el recorrido incluso a los más profesionales. Superado este tramo, en el que los espacios eran muy estrechos para el paso de una persona, desembocaron a unas galerías bastante más cómodas y amplias en su tramo final. Pese a esto, se encontraron con una gatera por la que lograron transitar solo después de remover gran cantidad de piedras hasta que lograron acceder al sifón, una galería perpendicular inundada de agua que, por el momento, se esconde la respuesta de si se tratará del colector de Ormazarreta. - D.N.