La Gota de Leche fue el nombre dado a las instituciones que, a finales del siglo XIX y primeros del XX, se crearon para remediar los problemas de desnutrición y la alta mortalidad infantil que asolaba a las familias que no podían permitirse el lujo de tener nodriza y cuyas madres no podían dar de mamar. Surgidas en Francia, concretamente en París, donde en 1894 el médico León Dufour puso en marcha la primera Gota de Leche, fueron las primeras instituciones sociales en la historia de ayuda a la etapa infantil.
En Pamplona esta asociación benéfica se fundó en marzo de este año con el objetivo de dar alimento a los niños necesitados durante Semana Santa, verano y Navidad. “Nuestra intención era ofrecer lotes en estas fechas no lectivas para asegurarles una comida a los niños, porque pensamos que cuando van al colegio más o menos están bien alimentados”, explicó el presidente de la entidad en Pamplona, Fernando Lazcano.
Aunque en un momento lanzaron esta propuesta a Cáritas y al Banco de Alimentos, finalmente su ayuda fue a parar a las hermanas Mercedarias de la Caridad, una congregación que se dedica a ofrecer ayuda a los más desfavorecidos. “Ellas se encuentran junto a la parroquia del Carmen, que hace el reparto del Banco de Alimentos, pero las hermanas se encargan de ayudar a las familias más pobres entre los pobres”, afirmó Lazcano, reconociendo que las hermanas le rompieron todos sus planes. “Estamos constantemente llevándoles alimentos y todo lo que llevamos lo absorben, toda ayuda es poca”, aseguró el presidente de la entidad.
Antes de conocer La Gota de Leche a través de la asociación instaurada en Bilbao, donde fue instaurada en 1906 por la beneficencia municipal, Lazcano colaboraba con Sonrisas de Comida, una asociación sin ánimo de lucro que busca regalar menús a personas necesitadas. “Pienso que dar de comer a una persona un día está bien, pero lo lógico es que esa persona necesite esa comida todos los días, así que busqué cómo podía abarcar a más personas”, comentó asumiendo que dar de comer gratis a muchas personas cada día le supondría hipotecar su negocio.
Por ello optó por La Gota de Leche, con la que ayuda a estas monjas que en la actualidad atienden a 65 familias. Los envíos son más numerosos que los que en un principio tenía planeado, aunque el objetivo de primar la ayuda a los niños se mantiene. Por tanto, además de leche, entregan a las monjas cacao soluble, crema de avellanas, cereales y galletas para el desayuno, así como quesitos, sardinillas y atún para la merienda.