Con el lema De la frontera al corazón David Saiz, de 41 años, y el camerunés Loumkoua Soulong, de 24, llegaron el pasado jueves a Pamplona para tomarse un breve pero merecido descanso y después continuar hacia Irun su ruta en bicicleta con mucha más fuerza. Saiz y Soulong pedalean 2.700 kilómetros con el objetivo visibilizar y hacer eco de un sueño compartido: eliminar las fronteras que existen actualmente y conseguir la Europa de la acogida y la integración de migrantes y refugiados. Ambos consideran que es necesario romper las “fronteras invisibles”, aquellas llenas de prejuicios y miedos, para poder llegar al corazón de la gente.
Los dos jóvenes se conocieron en Madrid hace unos años y desde entonces se han vuelto inseparables, tanto que han iniciado esta aventura juntos. Hace algo más de dos meses ambos acudieron a una charla impartida por un joven que había estado como voluntario en Kenia y luego decidió hacer una ruta desde Gijón a Kenia para concienciar de la realidad del país y de esa sesión salió la “gran idea” de hacer este ruta. Querían luchar por sus creencias, sus valores y pensamientos y compartirlo con el mundo. Por ello, desde el 29 de julio hasta finales de este mes viajan con sus bicicletas desde Ceuta, la frontera, hasta Bruselas, el corazón de Europa, recorriendo un total de 2.700 kilómetros y una media de 100 kilómetros diarios para concienciar y llevar un mensaje a la Comisión Europea. “La Unión Europea vela por los Derechos Humanos y por este motivo queremos recordar la importancia que tiene la integración y la ayuda a las personas que deciden pasar la frontera”, señala Saiz. “No es fácil dejar atrás el lugar donde vives, a tu familia, a amigos y cambiar de vida, de cultura y de costumbres. Las personas que deciden traspasar las fronteras lo hacen para mejorar su calidad de vida, no ha hacer daño ni molestar”, asiente. Eso es lo que quieren mostrar a las personas, al mundo.
Soulong , que lleva viviendo en Madrid desde hace 6 años, emigró completamente solo de su país, Camerún, como muchos otros, en busca de un futuro mejor y lo ha conseguido. Actualmente trabaja como administrativo de servicios educativos en un colegio de la Fundación Escuela Teresiana. “Yo tuve mucha suerte cuando vine aquí a vivir y conocí a grandes personas que me aceptaron tal y como soy”, apunta Soulong. En la sociedad en la que vivimos existen personas que tienen un “cierto temor” a lo diferente, a lo desconocido. Pero no se dan cuenta que abrazar a un desconocido, a alguien que tiene otra cultura y aparentemente es distinto, es “abrazar al mundo”, comenta Soulong.
Saiz, que nació en Burgos, también trabaja en el mismo centro como profesor y, al igual que Soulong, están muy involucrados en lograr una sociedad más justa y sostenible y además, están concienciados con la naturaleza y el medio ambiente. Este fue uno de los motivos por el que decidieron hacer la ruta en bicicleta. Es otra forma distinta y “más sana” de ver la realidad, añaden. “Queremos eliminar las fronteras invisibles que son aquellas que construyen las personas con sus prejuicios y con los estereotipos marcados por la sociedad. Porque en el fondo todos somos iguales y tenemos los mismos derechos”, apuntan.
Cada día suben vídeos del recorrido y sus hazañas a las redes sociales para que las personas que les apoyan, de alguna manera, compartan y vivan junto a ellos esta aventura y sean cómplices de la lucha por la igualdad y la integración de inmigrantes y refugiados. “Estamos teniendo mucho apoyo por parte de la gente. Esto nos motiva más y hace que nos sintamos todavía más orgullos de este gran reto porque vemos que estamos consiguiendo concienciar, de alguna manera, a las personas”, explican.
Esfuerzo diario Su dura jornada comienza a las 6.30 horas para aprovechar antes de que empiece a hacer demasiado calor. Al mediodía se toman un respiro para comer y descansar para después continuar con la ruta hacia las 19.00 horas cuando el sol casi no calienta. Al final del día recorren aproximadamente 100 kilómetros diarios. Aunque aún les queda mucho por pedalear y llegar al corazón de Europa las ganas y la “fortaleza mental” son cada vez mayores. “Si la mente está bien y sana el cuerpo también lo está. Por eso no importa lo cansados que terminemos cada día y el esfuerzo físico que esto conlleva sino la confianza que tenemos en nosotros mismos, en lo que estamos logrando con esto. Eso es lo que de verdad importa”, señalan Saiz y Soulong. Además, han hecho un crowdfunding mediante la plataforma Mi grano de arena para apoyar a las ONG colaboradoras como Karibu, Jesuitas Social o Entreculturas, entre otras. Y gracias a varias personas esto se ha llevado a cabo, como es el caso de Somosrecycling, que les proporcionó dos bicicletas y la formación mecánica necesaria para la aventura.
Con todo esto quieren conseguir visibilizar que la acogida e integración es posible, mostrar que hay más cosas que nos unen que las que nos separan y por último romper las fronteras invisibles para derribar las exteriores.
Ceuta-Madrid. La ruta comenzó en Ceuta y siguió por Algeciras, Ronda, Puente Genil, Montoro, Puertollano, Aranjuez y Madrid.
Madrid-Irun. Para continuar pasaron por Miraflores De La Sierra, Sepúlveda, Aranda de Duero, Burgos, Logroño, Pamplona y San Sebastián.
Francia-Bélgica. Para llegar al final de la ruta pasarán por la costa Atlántica hacía Niort atravesando Tours, Orleans, París y finalmente llegando a Bruselas.
2.700
Kilómetros. El recorrido de la ruta de Ceuta a Bruselas tiene un total de 2.700 kilómetros con una media de 100 km diarios.