pamplona - La investigación llevada a cabo por la Guardia Civil en torno a la explosión de gas butano registrada el pasado 27 de octubre en una vivienda de Arazuri en la que falleció Luis Martínez Álvarez, de 83 años, ha concluido que la deflagración pudo ser de carácter accidental o fortuito. Así se desprende del informe confeccionado por los especialistas del Instituto Armado que creen que el hombre pudo dejarse abierto el gas butano involuntariamente y causar la explosión cuando se disponía a usar la cocina para prepararse el desayuno.

La propia morfología de la deflagración, que provocó que el tejado de la vivienda situada en el número 3 de la calle Santa María de Arazuri saliera proyectado hacia arriba y cayera nuevamente sobre el inmueble, ha sido uno de los indicios analizados por los agentes de la Unidad Orgánica de la Policía Judicial (UOPJ) de la Guardia Civil que han servido para determinar el posible origen fortuito de la deflagración. Según los expertos, en los casos en los que se producen explosiones de gas butano de tipo intencionado, los daños causados son de mayor envergadura que los registrados en la vivienda de Arazuri en la que vivía solo el fallecido.

En este sentido, la investigación de la Guardia Civil ha tenido en cuenta que Luis Martínez murió como consecuencia del aplastamiento que sufrió bajo los escombros del edificio y no como consecuencia de la propia deflagración. El hombre fue localizado todavía con vida atrapado bajo una viga en la zona de cocina, lo que impidió que fuera liberado por los efectivos del Servicio de Bomberos desplazados hasta el Concejo de la Cendea de Olza.

A LA HORA DEL DESAYUNO El fatal suceso se produjo pocos minutos antes de las 9.00 horas, momento en el que los investigadores han sopesado la hipótesis de que el fallecido se dispusiera a prepararse el desayuno cuando accionó el fuego de la cocina. La concentración de gas butano que causó la explosión se habría generado de forma involuntaria por su parte, por un supuesto olvido o descuido al no cerrar el suministro en las horas previas.

Esta concentración de gas habría sido suficiente para causar la explosión, pero no una gran devastación, como se produce en los casos provocados. De hecho los bomberos que intentaron efectuar el rescate de la víctima realizaron mediciones en el lugar y no encontraron concentraciones de gas butano.

Si bien durante las horas posteriores al suceso se barajó la hipótesis de que la explosión hubiera podido ser provocada, las circunstancias ya mencionadas y otros indicios, como la hora en la que tuvieron luchar los hechos o las actuaciones previas de Luis Martínez, han llevado a los investigadores de la Guardia Civil a concluir como hipótesis probable de lo ocurrido que fuera una deflagración accidental o fortuita.

Luis Martínez Álvarez era natural de León, al igual que su esposa, Abelina Mauri, que falleció hace cinco años. El matrimonio se afincó hace más de 50 años en Navarra, primero en un caserío que un vecino de Ororbia tenía en los terrenos que hoy ocupa la fábrica de Volkswagen, y después en Arazuri, donde se ganó la simpatía y el cariño de todos los vecinos. La pareja tuvo cinco hijos: José Luis, Jorge, Jesús, Alsira y Javier, quienes actualmente viven en diferentes pueblos de la Cendea de Olza. El fallecido, que se ocupó durante años de una finca, se debió jubilar hace más de tres décadas como consecuencia de un accidente que le provocó lesiones que impedían su desempeño profesional.