“Compartir fotos eróticas es habitual entre adolescentes; no ven que la viralización les hace vulnerables”
Montserrat Peris presentó este viernes junto a Carmen Maganto un libro que ayuda a identificar y prevenir el ‘sexting’, la ‘sextorsión’ y otras prácticas dañinas en internet
pamplona - Antes de comenzar veo necesario explicar en pocas palabras en qué consiste el sexting, el grooming y la sextorsión.
-El sexting consiste en realizar fotografías eróticas o sexuales, generalmente selfies, y enviarlas a otras personas por diversos motivos: lucirse, seducir, gustar, destacar... Cuando esa fotografía erótica o pornográfica se envía sin permiso de la persona protagonista de la foto, y se utiliza como chantaje, acoso o burla, nos encontramos ante un caso de sextorsión. El grooming es una nueva forma de abuso sexual on line dirigido hacía los niños y niñas a través de las redes sociales. Son contactos de personas adultas que se hacen pasar por menores y siguen un proceso de engaño a través de la seducción, ya que se acercan pidiendo fotos de contenido erótico, envían regalos les enseñan a utilizar la cámara web para visionar a los menores en ropa interior o sin ropa y posteriormente citándose con ellos porque su objetivo último y primario es mantener relaciones sexuales. Si lo rechazan usan el chantaje con fotografías o vídeos de los menores.
¿Cuál son la edad en la que se dan con más frecuencia esas prácticas?
-Comienzan a los 10-11 años, que es cuando comienzan a tener móvil, y se prolonga sobre todo hasta los 15-16 años. En esta edad es cuando comienzan a ser más conscientes de los riesgos. Los 13-14 años es la edad diana para prevenir los riesgos más habituales de las redes sociales. Se inician en el uso abusivo de las redes sociales en plena pubertad y adolescencia, que ponen en juego el cuerpo con la necesidad de identidad. El desarrollo hormonal y el despertar sexual promueven la necesidad de mostrarse, seducir, atraer, por ello publican selfies y otras fotografías más o menos eróticas y seductoras. En esa edad también se eleva el nivel de bullying y cyberbullying y conviene estar atento a detectar lo que ocurre en cada aula para poder intervenir.
¿Qué le lleva a un adolescente a hacerse una foto sexy y enviarla por WhatsApp o subirla a redes sociales?
-La búsqueda y necesidad de aprobación del otro, sea al coste que sea. Buscar el reconocimiento de alguien, sobre todo de los iguales, pero se produce el objetivo opuesto, ya que después él o la adolescente está señalada, estigmatizada y termina siendo la víctima. Esa situación puede acabar en un caso de bullying o cyberbullying. Muchas de las fotos que cuelgan en internet tienen retoques para mostrarse ante los demás como a él o ella le gustaría que le vieran.
Según el estudio Las redes sociales en adolescentes y jóvenes del País Vasco: imagen corporal erotizada y variables psicológicas asociadas, que elaboró usted junto a Carmen Maganto, el 35,7% de los adolescentes comparte fotografías sexys, el 13% confiesa haber subido imágenes casi pornográficas y más del 12% usa la web cam con fines sexuales. El sexting es habitual por lo que veo. ¿Hay motivos para la alarma social?
-Es habitual, sí. Existe un efecto moda, un efecto influencer y un efecto contagio social. Si los demás lo hacen... En Pamplona tengo casos en al menos en siete institutos. En lo que respecta a la alarma estamos en niveles 4 sobre 5 en temas de sexting y 1,5 sobre 5 en grooming. Es una alarma muy específica de ciertos púberes y adolescentes, por ello la investigación trata de asociar qué variables psicológicas están más asociadas a estas prácticas y qué medidas de protección parental son más efectivas en relación a estos riesgos eróticos
Los adolescentes comparten fotos sin ser conscientes de los riesgos. Piensan que sólo lo ven amigos y al final pueden ser chantajeados.
-Así es. El riesgo comienza en el momento en el que él o la adolescente deciden hacerse una foto de contenido erótico y sensual. Después la envían a un amigo o amiga, o a un grupo, o la suben a redes sociales, y pierden el control. Los menores no tienen capacidad, porque aún no la han desarrollado, de tener la conciencia del riesgo que corren y que no se puede borrar lo que se sube a la red. No comprenden que la viralización de esas fotos les hace muy vulnerables. Y a partir de ahí puede surgir casos de chantaje, burla, cyberbullying? o que esa foto llegue a redes pornográficas o a pedófilos.
¿Quiénes les chantajean?
-En la mayoría de los casos sus propios compañeros, o bien jóvenes con intenciones poco honestas o personas que tienen envidias, etc?
¿Qué señales deben poner en alerta a los padres y madres?
-Son adolescentes que se suelen aislar bastante, son muy vergonzosos de las redes sociales cuando en realidad es como si tuvieran una doble personalidad. En el exterior y en las redes sociales tienen una tendencia más promiscua, un despertar sexual más precoz, pero en casa no. En casa es la buena o el bueno. Se suelen encerrar en los baños con los móviles o tablets, no para realizar prácticas de masturbación, sino para colgar publicaciones en redes sociales. Otra forma de detectarlo es una alteración del sueño, aprovechan que los padres duermen para conectarse. También es un indicador la bajada de notas y el cambio de amistades, la dificultad para mantener los vínculos o que de repente diga que una persona es su mejor amigo si lo acaba de conocer. Son adolescentes que suelen sufrir insomnio, despertares nocturnos, rabia, ansiedad, conductas más ariscas e inadaptativas. Y se observa gran irritabilidad y desasosiego si les prohíben utilizar los móviles.
¿Qué pueden hacer los padres y madres para evitar que caigan en estas prácticas dañinas?
-Los móviles y aparatos TIC deben estar siempre a la vista. Cuando lleguen a casa deben dejarlos en la cocina o el salón. Hacer modelaje, nosotros lo hacemos y ellos también. Y hacerles ver que el móvil hay que usarlo para una finalidad, para trabajar algunos padres o para contactar con amigos, pero amigos reales no cyberamigos. E igual que los padres pueden registrar un armario también pueden y deben revisar las redes sociales de sus hijos para protegerles.
¿Estas prácticas pueden ser constitutivas de delito?
-Pueden serlo. Hay muchos delitos informáticos, como el fraude informático, las amenazas y coacciones, la falsificación informática, el acceso a datos de forma ilícita, delitos sexuales, etc. Tratándose de adolescentes los más habituales tienen que ver con la erotización y el chantaje. No se puede fotografiar a alguien sin permiso en situaciones eróticas, y, aún tendiendo permiso, no se puede enviar esa fotografía sin su consentimiento. Es un delito engañar con la edad a un menor, buscando ser amigo de alguien para tener relaciones sexuales y coaccionar o presionar para ello. Es un delito coaccionar y chantajear.
¿Qué papel juegan los colegios e institutos para educar en el buen uso de las redes sociales?
-Muy importante. En primer lugar tienen que proporcionar información válida, fiable y evolutiva. No se informa un año y ya está, como cuando antes nos hablaban de la sexualidad que se decía “ya le he dicho lo de la sexualidad”. ¡No! Tiene que ser una información progresiva, por edades, adecuada a los problemas que van surgiendo, y no solo sobre problemas, sino sobre las ventajas y el buen uso de las redes sociales e internet. Es muy importante saber utilizarlas bien, tanto o más que solo prohibir. Saber disfrutar de los conocimientos que aporta, el aprendizaje que facilita, las diversiones que ofrece, las personas a las que nos podemos conectar estando lejos? pero, cuidando la privacidad, la legalidad, la honestidad y no olvidando las relaciones face to face con la familia, los amigos, practicando el deporte, ampliando hobbies...
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