PAMPLONA - Es un axioma indiscutible e indiscutido: correr, mata. Por eso la Policía Foral redobla sus esfuerzos año tras año y aumenta el número de controles de velocidad en las carreteras de Navarra, lo que lleva aparejado un incremento de las infracciones detectadas. Los radares del Cuerpo autonómico sancionaron el año pasado a 53.196 conductores por infringir los límites de velocidad (16.113 más que en 2017), cifra que supone el 8,65% de los 614.721 vehículos que fueron controlados (147.307 más que en 2017) y una tasa media de 145 denuncias diarias.

Salvador Otegui y Conrad Posadas, responsables de la División de Seguridad Vial y del Grupo de Radar de la Policía Foral, respectivamente, son conscientes de que la actividad preventiva que realiza el Cuerpo autonómico en este campo solo permite vislumbrar la punta del iceberg, porque “no se puede tener un radar en cada carretera, todos los días del año”, de ahí que los controles de velocidad que se programan y efectúan a diario “se concentren en aquellas que presentan una mayor accidentalidad”, como la N-121-A, NA-134, AP-15, A-12, N-121-A, N-121, NA-128, N-113, A-21, AP-68, NA-160, A-68, NA-150 y N-121-C, todas ellas con más de una decena de jornadas de controles el año pasado, aunque el número total de vías en las que se realizaron controles en 2018 ronda el medio centenar. “El radar no está donde se hace caja y recauda, sino que está donde hace falta, donde se producen muchos accidentes o accidentes con fallecidos o heridos graves y puede contribuir a disminuir la tasa de siniestralidad”, asevera Salvador Otegui.

SEIS EQUIPOS La Policía Foral dispone de seis equipos de radar, cuatro en Pamplona y dos en Tudela. “Ya no trabajamos con el típico coche patrulla, con la cámara instalada en el vehículo, sino que todos son instalaciones que se realizan sobre trípode. No hace falta que esté el vehículo en el arcén y todos funcionan con tecnología láser, mucho más difíciles de detectar, y con tecnología wifi, por lo que puedes situar el coche a 30 o 40 metros del radar y desde ahí operar con una tableta electrónica”, señala Conrad Posadas. Con estos dispositivos, el año pasado fueron controlados 614.721 vehículos y se denunció a 53.196 conductores (el 8,65%), mientras que en 2017 fueron controlados 467.414 vehículos y se tramitaron 37.083 denuncias (el 7,93%).

La dinámica de trabajo habitual que llevan a cabo los integrante del Grupo de Radar de la Policía Foral es notificar personalmente a los infractores la denuncia por el exceso de velocidad cometido. “Nuestra filosofía es parar al conductor y notificarle la denuncia, no poner la máquina a funcionar y dejar que denuncie sin parar. La notificación en el momento tiene un efecto disuasorio y educativo mucho mayor que la denuncia llegue por correo ordinario a casa del conductor. Preferimos denunciar a menos conductores, pero pararles y comunicarles la denuncia, porque de ese modo nuestra labor es mucho más efectiva”.

EL PROBLEMA DE LOS REPARTIDORES Además, señalan, con la notificación in situ se consigue un segundo objetivo: identificar al verdadero infractor. “Nos estamos encontrando con muchos casos de furgonetas de transporte, de mensajería, que está en renting a nombre de una empresa, por lo que la denuncia por exceso de velocidad llegará a la empresa. Y nosotros no queremos eso, queremos que la denuncia llegue al conductor, porque queremos corregir conductas de los malos conductores, a los que no respetan la norma”, afirma Conrad Posadas.

Al respecto, aseguran que “a estos conductores no suele dolerles el dinero (la sanción más elevada son 600 euros salvo que sea delito), pero sí les duelen los puntos que llevan aparejadas las sanciones (6 puntos es la sanción más grave). Por ello no les importa que la denuncia llegue a la empresa y tener que pagar el triple de la multa - 1.800 euros- por no identificar al conductor infractor, porque así evitan la pérdida de los puntos”.

DETECTORES Y REDES SOCIALES Los mandos de la Policía Foral afirman que “sigue habiendo detectores de radar, pero el legislador ha establecido que solo se sancione el uso de los detectores, no tenerlo instalado. Antes bastaba con llevarlo instalado, por lo que ahora es más complicado detectar la infracción, ya que estos dispositivos se suelen activar y desactivar con un botón instalado en el habitáculo, a veces en un lugar escondido, por lo que puedes encontrar la instalación del detector pero no puedes llegar a demostrar su uso. Es cierto que vemos vehículos que frenan unos metros antes del radar y sospechas que puede llevar un detector, pero también hay que tener en cuenta que ahora se mueve mucha información sobre ubicaciones de radar a través de redes sociales”.

A mediados de este mes, Tráfico anunciaba sus intenciones de prohibir los avisadores de radar basados en comunidades de usuarios, como Waze o SocialDrive. “Es un tema controvertido, porque las redes sociales ayudan a que la gente no corra en un determinado punto al avisar de la presencia de un radar”, admiten desde la Policía Foral. “Es algo sobre lo que ahora no hay legislación y es difícil de regular. Lo que sí está sancionado es dar las luces para avisar de la presencia de un radar porque es dar un uso indebido a un sistema del vehículo”, recuerdan desde el Cuerpo autonómico.

Recaudado por el Estado. Las multas que se cursan con los radares de la Policía Foral son cobradas por la Dirección General de Tráfico (DGT), no por la Comunidad Foral.

Siete delitos. Además de las 53.196 denuncias administrativas, la Policía Foral tramitó el año pasado siete atestados por excesos de velocidad constitutivos de delito contra la seguridad vial.

salvador OTEGUI “eL RADAR NO ESTÁ DONDE RECAUDA, SINO DONDE HACE FALTA”

El jefe de la División de Seguridad Vial de Policía Foral, Salvador Otegui, afirma que el radar no está donde recauda, sino donde se producen muchos accidentes o accidentes con fallecidos o heridos graves y puede contribuir a disminuir la tasa de siniestralidad”.