- Acorde a las medidas instauradas por el Gobierno, la mayoría de empleadas del hogar, al no considerarse "trabajadoras esenciales", han dejado en stand by sus empleos hasta que pase la ola del coronavirus. Otras empleadas domésticas, menos "afortunadas", han perdido sus trabajos, muchas veces ofreciendo los empleadores motivos ajenos a la situación que estamos viviendo como la no superación del periodo de prueba, una explicación que en ocasiones no convence a las afectadas. La tercera alternativa la representan las empleadas internas que han decidido, junto a sus empleadores, continuar su trabajo que en una situación ordinaria se correspondería a una jornada continua de domingo por la noche a sábado por la mañana, con dos horas de descanso semanales.

Desde el servicio de empleo de Caritas estipulan unas tarifas orientativas para estos servicios acorde al Salario Mínimo Interporfesional, que se corresponderían con 1.800 € netos por el horario de interna y 512 €/mes para las internas de fin de semana. Sin embargo, estos horarios no son compatibles con el confinamiento por lo que, según explican desde Cáritas, en principio, las personas que han optado por trabajar durante la cuarentena no tendrían horas libres. Aún así, se podría llegar a un acuerdo siempre y cuando la empleada permaneciera dentro de la casa para reducir la posibilidad de contagio, ya que muchas trabajan con población de riesgo.

Este es el caso de Amparito Chávez Reyes, ecuatoriana asentada en Pamplona desde hace dos décadas y de 63 años, que cuida de una persona con discapacidad intelectual como interna en Uterga desde marzo de 2019 y lleva "encerrada" en la casa en la que trabaja desde el 8 de marzo. Para ella, el confinamiento está siendo "muy agobiante" porque la persona a la que cuida "no llega a entender por qué no puede salir de casa". Además, Chávez no cuenta con ayuda adicional y tiene que estar "24 horas pendiente" ya que los familiares de la persona a la que cuida, por precaución, no los visitarán hasta que la cuarentena acabe.