- Hasta un tercio del trabajo que desarrolla ahora mismo la Policía Municipal de Pamplona tiene que ver con actuaciones relacionadas con la covid-19. De hecho, el pasado fin de semana, de las 220 intervenciones que tuvieron las patrullas, 79 de ellas estaban relacionadas con el no uso de mascarilla, alertas de botellones o de gente que bebía en la calle, alguna bajera abierta de jóvenes o locales de hostelería que incumplían algún tipo de norma. Alberto, subinspector de la Brigada de Proximidad y Prevención del cuerpo, destaca que esto “es un trabajo añadido”, pero reflexiona en positivo, y cree que la ciudadanía es muy responsable y que el número de denuncias que han interpuesto sin contar este fin de semana (630 por no usar mascarilla y 144 a personas que realizaban botellones) “suponen un porcentaje mínimo. Lo que hay que destacar es que la mayoría cumple y eso se refleja en los datos que tenemos. Las denuncias son un número bajo porque hay una gran concienciación. Y la colaboración ciudadana está a la orden del día. Es obvio que aunque por turnos podamos llegar a tener a 60 o 90 agentes en la calle, no puedes estar en todas partes. Por ello se agradece que las llamadas son cada vez más frecuentes. En comparación con el año pasado, han crecido una burrada las personas que nos llaman para denunciar situaciones”.

El policía destaca que “nuestro objetivo no es denunciar, sino que haya un control de la norma” y entiende que, por ejemplo, con la mascarilla, aquel que la lleva en la garganta y va a ser sancionado, “le pone fácil remedio y la picaresca es inevitable. Pero no se trata de sancionar, salvo que sea evidente”. Alberto comenta que entre los casos aislados a los que han acudido también se encuentran los de jóvenes que se han reunido en garajes comunitarios para beber. Y que los han detectado porque el vecindario no se calla.

Resalta que el grado de cumplimiento de las normas tanto en hostelería como en locales juveniles, que permanecen cerrados, es altísimo. “Yo recomendaría que quien quiera disfrutar del ocio nocturno lo haga en cualquier local que cumple con las normas, que son la gran mayoría. Los locales denunciados son apenas un 2% y normalmente son reincidentes, porque no tienen el control oportuno. Pero la mayoría de bares cumple de sobra y tratan incluso de no apurar el límite de aforo de personas, sino dar más espacio a sus clientes”. Y ¿qué hace un hostelero al que se le desmadra su clientela? “Hemos tenido llamadas de propietarios que tenían la clientela descontrolada. Lo primero es apagar la música, parar la actividad, encender las luces y llamarnos. Cuando se recupere la normalidad, podrá reanudar”, detalla.

Alberto reconoce que el otoño será complicado, pero que se adaptarán al medio en el que trabajar, y en el caso de que haya más fiestas en pisos que botellones acudirán a denunciar. “Los que incumplen, lo seguirán haciendo. A veces hay quien se piensa que está muy escondido en algún lado haciendo un botellón y se sorprende al vernos. Y eso va a seguir siendo así”.

“Hay quien hace un botellón a escondidas y se sorprende al vernos. Y hay quien se ha reunido a beber incluso en garajes”