- El Gobierno descartó ayer organizar traslados de migrantes a la Península para descongestionar Canarias, donde las ONG han denunciado en varias ocasiones durante las últimas semanas la situación de hacinamiento en condiciones infrahumanas en las que deben permanecer estas personas llegadas en pateras a las islas. Paradójicamente, lejos de excusarse por ello, el ministro de Interior, Fernando Grande-Marlaska se defendió ayer por haber realizado algunos traslados, y matizó que han sido “muy esporádicos”.

El Gobierno considera que repartir de forma solidaria a los inmigrantes llegados a Canarias entre las distintas comunidades autónomas, como se hizo en la crisis de los cayucos de 2006, “alentaría a las mafias” y podría generar “un efecto llamada”.

Pero Marlaska negó ayer que se estén autorizando traslados incontrolados a la Península y reiteró que el Gobierno sólo ha organizado algunas reubicaciones atendiendo a dos criterios: que sean personas en situación de vulnerabilidad o que puedan ser susceptibles de protección internacional.

De esos traslados, cerca de 2.000 entre enero y noviembre, tendrían conocimiento de las autoridades autonómicas y en ellos colaboran las ONG encargadas de la acogida de refugiados.

El ministro del Interior presumió, no obstante, de que lleva dos años y medio haciendo una política migratoria que ha reducido la inmigración “en un 50%” durante el año pasado, “reducción que continuaba en esos términos y ampliándose durante los primeros meses de este año”.

Grande-Marlaska ha indicado que ahora hay una “urgencia” que abordar en Canarias, y ha señalado que parece que todo el mundo “obvia” que se está en una situación de pandemia por covid-19, que ha tenido “una incidencia directa en las entradas en mayor número de inmigrantes”, en especial, “en octubre y noviembre”. En este contexto, recordó que “los países de origen de estas personas han tenido un problema socioeconómico muy importante”, debido al covid-19, al tener “un músculo económico no tan importante” como el que puede tener Europa, lo cual “ha sido un elemento determinante” en estos movimientos.

Según indicó, para aquellos inmigrantes “que no son susceptibles de tener protección internacional o asilo” se está “volviendo a reiniciar las políticas de retorno a sus países de origen, cuando incluso las fronteras de exteriores de esos países siguen cerradas lo que implica necesariamente que hay política migratoria, relaciones bilaterales con esos países, trabajo directo real y efectivo”.