na tromba de agua en la que "cayó lo que no está en los escritos", explicaba Ana, propietaria del número 3 de la Avenida Constitución de Artajona, después de observar cómo un muro de piedra de más de 3 metros de altura que circunda su jardín se vino abajo en plena madrugada por la fuerza del agua. "Llevaba en pie desde el año 1700", recordaba ayer, "pero al final tenemos que dar gracias de que no ha ocurrido nada más y que no ha herido a nadie. El fastidio se queda en que tendremos que levantarlo de nuevo". Ahora, con la piedra tricentenaria desplomada, Manuel Lanz, vecino de la misma avenida y cuyo garaje y jardín están orientadas precisamente hacia la pared derruida, se afanaba en limpiar su calle con la manguera y recordaba lo que fue una noche de lo más movida. "Me he levantado sobre las 4.30 horas y me he dado cuenta que se había caído el muro. No lo habíamos escuchado. Pero entonces me he levantado y, con ayuda del vecino, hemos tratado de salvar la bajera, a la que ya había entrado algo de agua". La riada que le iba a entrar en casa la provocó el hecho de que las piedras del muro cegaran los sumideros. La brigada municipal madrugó y, con la colaboración de la Guardia Civil, vecinos de la misma avenida, pudieron retirar los cascotes para dejar que el agua fluyera. Apartado el escombro, a Lanz le asustó cuando de nuevo volvió a llover con fuerza y el garaje volvía a recibir agua a borbotones. A media mañana, sin tener que lamentar grandes perjuicios, Lanz aseguraba que hubiera sido mucho peor en caso de que el muro hubiera cedido a lo largo del día. "Al final esta calle no tiene mucho tránsito de coches como la carretera principal, pero los vecinos estamos obligados a entrar por aquí para aparcar los coches y puede que los chiquillos pudieran estar jugando. Así que lo mejor es que haya ocurrido de noche y apenas nos hayamos enterado". Queda ahora arreglar 20 metros de un muro histórico.