La doctora María Garcés Sánchez, que es miembro del comité asesor de vacunas de la Asociación Española de Pediatría, se muestra firme defensora de lo que ella considera "la mejor arma que tenemos de protección, que son sin duda alguna las vacunas". La especialista sostiene que gracias a la vacunación la incidencia de la meningitis "ha disminuido de una forma significativa" en los últimos 20 años y, por ello, reitera la "necesidad de que toda la protección mediante vacunas que haya frente a la enfermedad sea incluida dentro del calendario sistemático para que llegue a toda la infancia", porque estas patologías, "aunque tengan baja incidencia, son muy graves y pueden mermar la calidad de vida del niño".

Los menores de 2 años son el grupo más vulnerable de padecer meningitis, una infección poco frecuente pero que progresa con mucha rapidez y puede ser potencialmente letal. ¿Por qué estos niños son más vulnerables a la enfermedad?

-Los seres humanos nacemos con un sistema inmune realmente ya preparado para defendernos, salvo con una excepción, que es frente a las bacterias que como los meningococos, neumococos o haemophilus influenzae tipo B poseen una cápsula de protección. Esa cápsula de polisacáridos que protege a estas bacterias de nuestro sistema inmune no permite al sistema inmune del menor de 2 años generar una respuesta de defensa para protegerse. De ahí que el riesgo sea del orden de 10 a 15 veces mayor en los menores de 2 años y, sobre todo en el primer año, que en el resto de la vida.

¿Qué es la meningitis y por qué se produce?

-La meningitis puede ser de diferentes orígenes o etiologías. Significa inflamación de las meninges, que son los tejidos que recubren nuestro sistema nervioso central, nuestro cerebro, de manera que determinados patógenos, ya sean bacterias o virus, pueden producir una infección si son capaces de saltarse los mecanismos de defensa de nuestro organismo. Las meningitis producidas por bacterias son las que habitualmente tienen mayor riesgo de producir una enfermedad más grave y, además de generar mortalidad, son capaces de causar morbilidad, es decir, secuelas a largo plazo.

¿Cuáles son los síntomas?

-Los iniciales son inespecíficos. Los cuadros iniciales de este tipo de patologías desafortunadamente son muy similares a los de catarros de vías altas. Realmente lo que ocurre es que, aunque un niño inicialmente parezca que el cuadro es leve, si se ha infectado por una bacteria va a evolucionar de forma rápida a una situación en la que va a haber pérdida de conciencia, fiebre alta y una serie de signos neurológicos que nos van a orientar a que pueda ser esta enfermedad.

¿Los tratamientos son efectivos?

-Para las meningitis afortunadamente hoy disponemos de un arsenal terapéutico en forma de antibióticos que es capaz de tratarla y evolucionar favorablemente. No obstante, no está exenta del riesgo de mortalidad, sobre todo el cuadro más grave, que son las sepsis meningocócicas, que son cuadros en los cuales el organismo no solamente se infecta a nivel cerebral, sino que se produce una infección generalizada en todo el cuerpo con un fallo de todos los órganos que puede conllevar al fallecimiento en el 10% de los casos, a pesar de tener las mejores medidas y los mejores tratamientos.

¿Cómo se previene la meningitis?

-Sin duda alguna, en este momento lo que ha demostrado que es la única prevención de esta enfermedad son las vacunas.

La meningitis deja secuelas en un 20% de los supervivientes. ¿Cuáles son las más frecuentes?

-Las meningitis pueden producir sordera, ceguera, alteraciones del neurodesarrollo, con lo cual puede generar, por tanto, una morbilidad muy elevada. Y, por otro lado, el cuadro más grave, que es la sepsis meningocócica, está asociado también a la amputación de dedos, brazos o piernas en niños como complicación secundaria. Por fortuna, estas enfermedades pueden ahora prevenirse gracias a la vacunación. Dada la gravedad de estas infecciones, a pesar de que son poco frecuentes, consideramos que debe tenerse en cuenta a la hora de incluir todas las vacunas que en este momento están desarrolladas y ya comercializadas en nuestro país para que sean financiadas para todos los niños.

Es importante vacunarnos.

-Sin duda, porque en este momento afortunadamente las enfermedades que eran típicas en la infancia hace escasamente 30 años prácticamente han desaparecido y eso ha mejorado significativamente la salud de todos nuestros niños, que luego van a ser adultos sanos gracias a no haber tenido contagio de enfermedades graves.

¿Llegará un día en que desaparezca la meningitis?

-Confiamos en que sí. Somos muy conscientes de que son bacterias y probablemente no es posible erradicarlas, pero sí que es probable que consigamos, con el paso del tiempo, que estas vacunas primero protejan frente a la enfermedad y que esto nos permita investigar más para conocer cuáles son las personas que tienen mayor riesgo de padecer este tipo de enfermedades. Probablemente esto tenga algún origen que sea genético o similar y me consta que hay compañeros haciendo investigación para hallar cuáles son las características específicas de los sujetos que más riesgo tienen. Si eso fuera, a lo largo de los años las vacunas habrían contribuido prácticamente a hacer desaparecer la enfermedad y otros avances a poder detectar aquellas que tienen mayor riesgo y, por tanto, evitarles este tipo de cuadros.

¿Las medidas sanitarias para evitar la covid han contribuido a reducir la incidencia de la meningitis?

-En efecto, piensa que las bacterias son mucho más grandes que los virus, con lo cual el hecho de tener una mascarilla puesta ha supuesto la disminución en su transmisión, no sólo de los meningococos, sino también de los neumococos. No obstante, en el momento que dejemos de usarlas probablemente volverán a aumentar las enfermedades.