“Era un hombre muy sencillo, franco, noble, le gustaba mucho salir y hablar. Era muy comunicativo con la gente del pueblo y buena persona”. Mari Carmen Eza Moreno describe así a Joaquín Díaz Magaña, su compañero durante 41 años, que falleció con 63 años el pasado 21 de junio de un cáncer de colon que le fue diagnosticado ya en estadio avanzado un año y medio antes. Esta vecina de Cascante de 63 años, natural de Murchante, ha recogido su experiencia en el relato ¿Te puedo ayudar? Encantada, cuya edición han sufragados los ayuntamientos de estas dos localidades riberas. Hasta el momento, ya ha vendido más de 1.100 ejemplares, que han permitido destinar un total de 10.000 euros a la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC) de Navarra y al Cima para que “se investigue y podamos combatir esta enfermedad”.

Mari Carmen, acompañada por sus hermanos Lorenzo y Lucas, ha presentado este miércoles en Pamplona un libro que, como ha apuntado la propia autora, “me dicen que leerlo ayuda, que es terapéutico, sanador, que ayuda a naturalizar la enfermedad y la muerte”. El acto ha sido todo un “viaje emocional” en el que compartieron charla, música y sentimientos con la veintena de personas que acudieron a la cita.

Diciembre de 2019: diagnóstico

“Fue duro porque no tenía ningún síntoma”

Joaquín, conocido como Santana, recibió el fatal diagnóstico en diciembre de 2019. Como ha recordado su mujer, “le llamaron que había dado positivo en el programa de cribado de cáncer de colon. De ahí, prueba tras prueba hasta el diagnóstico final: no podían operar ni nada, porque también tenía metástasis en varios órganos. Solo le podían poner quimioterapia”.

Asumir esta mala noticia, ha proseguido, fue “duro”. En este sentido, ha explicado que “asimilar que tienes un cáncer y que tienes un tiempo de vida, que desde el principio lo supo mi marido, es difícil” porque él, en ese momento, se encontraba bien y “no tenía ningún síntoma”. Así, de esa “rabia” y “negación inicial”, pasaron a asumir la crítica situación para “afrontarla de la mejor manera. Una vez que vimos que no se podía hacer nada, que no tenía remedio, decidimos que lo mejor era seguir viviendo lo mejor posible hasta que llegara el final”, disfrutando de la compañía de familiares y amigos, organizando comidas y haciendo viajes cuando se podía. “En nuestro caso ha sido muy bueno relacionarnos”, ha asegurado. Un proceso oncológico que coincidió con la pandemia, pero que no afectó a la atención que recibió.

Respetar al enfermo

“Disfrutar lo bueno que nos queda”

La música es muy importante en la vida de Joaquín y de Mari Carmen. Para ella, que enseña a tocar la guitarra en su casa de Cascante, supuso una válvula de escape cuando su pareja estaba “malico”. Los tres hermanos han interpretado tres significativas canciones que también cantaron en la despedida de Joaquín cuando esparcieron sus cenizas. Volver a empezar, de Luz Casal; Qué bonita la vida, de Dani Martín; y Eso que tú me das, de Pau Donés.

Mari Carmen Eza: "Una vez asimilamos el cáncer, decidimos vivir hasta el final"

Mari Carmen Eza: "Una vez asimilamos el cáncer, decidimos vivir hasta el final"

A pesar de la tragedia, Mari Carmen ha dicho que se encuentra “muy bien. Después de la muerte de mi marido estaba muy tranquila, seguí haciendo mi vida normal y luego surgió lo del relato. Ahora es un continuo de presentaciones, comentarios... Estoy entretenida, no tengo tristeza y vivo día a día”.

En su intervención, ha reclamado que se normalice el cáncer: “Andamos siempre con el miedo de nombrarlo, se dice como en susurros o hablamos de que nos ha salido algo malo”. Ha pedido que se respete al enfermo y que no utilicemos frases hechas para obligarle a luchar o hacerle creer falsas esperanzas: “Hay que dejarle. Si tiene ganas de hablar, hablará, pero tampoco hay que forzarle. Acompañarle, porque nos ha pasado estar en la calle y hacerle preguntas muy duras”, como “¿si no tiene solución, cómo es que le están poniendo quimio?”.

Asimismo, ha destacado la importancia de una buena comunicación en estos procesos. “El enfermo también facilita mucho al cuidador si tiene una actitud abierta, es comunicativo, si comparte sus sentimientos... En mi caso, ha sido así y luego el acompañamiento de familiares y de amigos, el salir, el ir de viaje y no estar siempre pensando en la enfermedad y que mañana me va a tocar una quimio. Creo que es lo mejor para poder disfrutar de lo bueno que nos queda aún”.

Fomentar la investigación

“Pudimos decidir el final”

Cuando esta mujer se embarcó en este proyecto literario tenía claro a quién iba a destinar el dinero. Así, ha entregado a las dos entidades sendos cheques de 2.500 € que se suman a los dos de la misma cantidad que ya recibieron en enero. La AECC lo destinará a los programas de apoyo y acompañamiento para pacientes y familiares (atención psicológica y atención social) y el Cima, a un proyecto de inmunoterapia contra el cáncer.

Con motivo del Día Mundial del cáncer de colon, a esta cascantina de adopción le gustaría que “la financiación de la investigación corriera a cargo del Estado. Mi marido no tuvo la suerte de que lo detectaran a tiempo”, pero quisiera que “se investigue más y se pueda convertir en una enfermedad crónica y, sobre todo, curable”.

Como ha sostenido Mari Carmen, “ojalá no os toque pasar por algo así, pero si os toca, si algo os puede ayudar este relato para afrontar la vida y la muerte con naturalidad, me doy por satisfecha”. Y es que, ha apuntado, “dentro de la desgracia de la enfermedad y del fallecimiento de Joaquín, el que haya surgido esto y cómo lo hemos vivido, me parece que ha sido una experiencia por momentos gratificante”.

En su caso, ha concluido, “asumir que tenía un final ya nos hizo enfrentarlo con tranquilidad y calma. Sabíamos que no había retorno. Entonces, pudimos decidir entre los dos cómo queríamos que fuese. Que sea lo más tranquilo posible, que no me tengan por los hospitales alargándome la vida y despedirme de toda la gente que quiera venir, disfrutando hasta el último momento de la compañía de amigos y familiares”. Así fue.