Lino Zamora, de 52 años, tuvo tres avisos antes de acudir al Hospital por un problema de corazón. “Notaba una presión y un agobio en el pecho. La cuarta vez que me pasó ya me di cuenta de que tenía algo. Mi mujer, María Pérez, llamó al 112, me hicieron la prueba y detectaron que tenía una obstrucción en una vena”, recuerda Lino. “Sí, estábamos preparados pars ir de Buztintxuri al pueblo y alfinal tuvimos que estar todo el día en el hospital, con lo que a él le gusta moverse”, añade María.

La noticia afectó enormemente a Lino, que era una persona muy activa. “Cuando me lo dijeron, me dio un bajón enorme porque me dolía mucho dejar el deporte. Sin embargo, empecé con la rehabilitación y ya me aseguraron que podía seguir entrenando, pero de otra manera. Ahí ya me tranquilicé bastante”.

Con la rehabilitación, ha cambiado la intensidad a la que práctica deporte. “Antes, tenía que hacerlo todo a tope. Si iba a andar o a correr, tenía que terminar reventado; si hacía gimnasio, me tenía que machacar al máximo. Ahora, me han dicho que tengo que hacerlo todo más tranquilo. Por lo demás, la alimentación no me ha cambiado y lo único es que tengo que tomar medicación todos los días”, concluye.