Los delegados navarros de Cruz Roja Antonio Carabante y Miguel Acebrón se encuentran en la ciudad ucraniana de Lviv dentro del dispositivo que ha desplegado esta organización para atender a las personas damnificadas por la guerra en Ucrania, según ha informado Cruz Roja en una nota de prensa.

Desde que comenzó el conflicto, Cruz Roja se ha volcado en la atención a las personas damnificadas, tanto en el propio país, como en la región. Para colaborar con la Cruz Roja Ucraniana, como con las sociedades nacionales del entorno, se ha aportado ayuda humanitaria, así como delegados internacionales especializados. Entre ellos se encuentran Carabante y Acebrón, que participan en la misión conjunta de la Federación Internacional de la Cruz Roja y la Media Luna Roja (FICR), como logista de la flota a movilizar y como especialista en saneamiento masivo, respectivamente.

El delegado Antonio Carabante, en Ucrania.

Carabante, según ha explicado la organización, fue desplazado desde su misión en Haití hasta Hungría el pasado mes de abril. Pocos días después se movilizó al interior de Ucrania, primero en Vinnytsia y, posteriormente, a Lviv. En este enclave, situado en la región de Oblast, también fue destinado el delegado navarro Miguel Acebrón, en un despliegue conjunto de Cruz Roja Española y la Cruz Roja Austriaca, apoyando a la Cruz Roja Ucraniana, para la mejora de las condiciones de los albergues para las personas desplazadas.

Testigos de la guerra

Según ha transmitido Miguel Acebrón, se está apoyando a la Cruz Roja Ucraniana en la mejora de los albergues, en Lviv, donde hay 400.000 personas desplazadas, en diferentes espacios habilitados, algunas desde hace más de dos meses. “Por lo tanto estamos colaborando en la mejora de las instalaciones y las necesidades de las personas acogidas”, ha señalado Acebrón. En los albergues, como han indicado, se realiza entrega de kits de higiene y limpieza, así como de equipamientos (frigoríficos, microondas, lavadoras, secadoras, hornos, planchas, termos eléctricos para agua caliente, secadores de pelo, aspiradoras, calentadores y radiadores eléctricos).

Estos albergues son de todo tipo: hospitales, orfanatos, estadios de futbol, estaciones de tren pero, principalmente, colegios. “Dentro de los colegios se suele ubicar en los gimnasios, que no tienen sistema de calefacción. En los edificios donde hay posibilidad también realizamos entregas de materiales para reparar o incorporar nuevas duchas en las instalaciones. Hay algunos colegios que tienen aseos pero no duchas y las personas deben desplazarse a otro centro para su higiene personal”, ha apuntado Miguel Acebrón.

Aunque la movilidad se ve afectada por los controles y la falta de combustible, en los próximos días está previsto evaluar albergues en otras ciudades y pueblos de la región, en una situación altamente compleja como ha relatado el delegado navarro: “En muchas gasolineras no queda nada y en las que hay, tienen colas kilométricas para poder llenar el depósito. A esto se suma las alarmas antiaéreas que suenan por toda la ciudad cuando se va a dar un posible bombardeo. En ese momento tenemos que buscar el búnker más cercano y estar allí durante una hora o dos horas”.

Este arquitecto y voluntario de Cruz Roja Navarra ha afirmado que “adicionalmente, en equipo con la Cruz Roja Ucraniana y el Comité Internacional de la Cruz Roja, se está dando apoyo técnico para preparar las infraestructuras de agua y saneamiento de las primeras comunidades de casas prefabricadas que se implementarán en la zona de Kiev, cuando sea más accesible. Por el momento se desconocen las ubicaciones exactas pero se están planteado varias estrategias y las mediciones generales de la obra civil”.