"Con cribados se puede reducir la mortalidad del cáncer de pulmón hasta en un 30%"
Juan Carlos Trujillo subraya la importancia de la detección precoz del cáncer de pulmón, algo en lo que está trabajando el protecto Cassandra que él mismo coordina
Juan Carlos Trujillo es cirujano torácico del hospital Sant Pau de Barcelona y coordinador del proyecto Cassandra, un programa que busca implantar un sistema de cribados de cáncer de pulmón en todo el territorio estatal. La iniciativa surge ante la realidad de que ninguna comunidad autónoma tiene cribados para este tumor -el de mayor letalidad- y después de que las campañas sanitarias se hayan centrado en la prevención de conductas de riesgo -principalmente el consumo de tabaco- sin mucho éxito. Trujillo lo explica claramente: el 80% de los casos de cáncer de pulmón se diagnostican en estadios avanzados y con los cribados podrían reducir la mortalidad hasta en un 30%.
Para ello, el proyecto Cassandra está diseñando un sistema de cribado para todo el Estado y de momento ya son 46 áreas sanitarias de varias comunidades las que están participando en el programa. “La idea es integrar a todas las comunidades para que no haya inequidad entre territorios y todas puedan implantar los cribados”, sostiene el cirujano.
¿Cómo surge el proyecto Cassandra?
-Aprovechando las últimas evidencias que ha habido en varios países de Europa y en EEUU lo que hemos podido saber es que se puede reducir la mortalidad del cáncer de pulmón hasta en un 30% aplicando el cribado en población de riesgo. Entonces queríamos aplicar eso en España. Para ello, consideramos que hay dos armas que son compatibles: la prevención primaria y el cribado. La prevención primaria -prevenir el hábito tabáquico- ya se ha implementado porque es fundamental y ahora el cribado nos ayudaría a diagnosticar la enfermedad en una fase más inicial. Por ello, desde Cassandra tratamos de fusionar estas dos armas porque, además del cáncer de pulmón, hay muchas enfermedades asociadas al tabaquismo que el cribado ayudaría a diagnosticar como el EPOC o enfermedades no pulmonares como la patología coronaria.
¿En qué fase se encuentra?
-Lo que busca Cassandra es generar evidencia en cuanto a la accesibilidad de implantar el cribado en nuestro país. Los sistemas sanitarios son muy distintos unos de otros, nosotros tenemos 17 comunidades autónomas y cada una tiene una gestión e independencia y habría que ver cómo implantarlo en todas ellas, ahí estamos. Uno de nuestros objetivos es luchar contra la inequidad, tratar que el acceso sea lo más homogéneo posible en todo el país.
¿El cribado sería parecido a los que ya hay de mama o colon?
-Son diferentes. Los de mama o colon son cribados poblaciones, es decir, no hay un factor de riesgo asociado. De hecho, nuestro trabajo ahora es ver cómo incluimos los casos en el cribado, teniendo en cuenta un factor de riesgo muy ligado al cáncer de pulmón como es el tabaco.
¿Cuál sería el perfil?
-Uno de los factores que a nosotros nos parece más importante es que el exfumador tiene mucho riesgo de desarrollar cáncer de pulmón hasta 15 años después del abandono del hábito tabáquico y después la edad también es un factor importante. Entonces, hemos establecido que para el cribado se incluya a personas de entre 55 y 80 años, personas que consuman más de 20 paquetes al año y personas que hayan dejado el tabaco hace menos de 15 años.
¿Cómo es posible que no haya cribados de cáncer de pulmón siendo el tumor más letal?
-Esa es una buena pregunta porque es algo un poco incomprensible. El problema, a nivel mundial, de tener un factor de riesgo tan ligado a esta enfermedad como es el tabaco es que las campañas sanitarias se centran en dejar de fumar. También se trata de un cribado, permíteme la expresión, mal visto, porque se ha asociado que si el fumador es el culpable de tener esa enfermedad, ¿porqué vamos a invertir en ello? Es triste pero ese punto de vista existe en la sociedad.
De hacerse cribados, ¿qué porcentaje de personas tendrían, en efecto, cáncer de pulmón?
-Son cifras extrapolables de los cribados que se hacen en otros países, pero de lo que se habla es de una incidencia del 1,2%. Es un porcentaje pequeño pero son muchísimas personas.
Y a la mayoría de esas personas, se le acabará diagnosticando el tumor en una fase avanzada, ¿no?
-Sí, casi el 80% de los diagnósticos de cáncer de pulmón son en estadio avanzado. La mortalidad está directamente ligada al momento en el que se diagnostica.
¿Cuál es el mejor tratamiento?
-Actualmente solo se da un tratamiento local con intención de erradicar el tumor en la fase inicial. Por lo tanto, la cirugía es el tratamiento con mayor tasa de curación. De todas maneras, el futuro no pasa por un único tratamiento, sino por uno multidisciplinar, con la combinación de cirugía e inmunoterapia. Además, en fase avanzada un tratamiento quirúrgico es casi inconcebible. A muy pocos les ofrecemos cirugía en estos casos.
¿La pandemia ha tenido un impacto negativo a la hora de detectar cáncer de pulmón?
-Ha tenido un impacto negativo en cuanto que personas que tenían síntomas -cambios en la tos, dolor en el pecho, etc.- casi no acudían a los centros de salud porque la situación era realmente complicada. Pero de esta época también se puede sacar algo positivo: se han hecho muchísimos mas TAC, muchos que antes no se hubiesen realizado, y así de rebote hemos diagnosticado muchos.
Pero se han diagnosticado menos que antes de la pandemia...
-Sí, eso por supuesto. Se han dejado de diagnosticar unos 40.000 casos de cáncer (de cualquier tipo). Son cifras que asustan.