Los vecinos de Artazu pudieron regresar a sus casas a primera hora del tras un domingo tenso y complicado. Después de estar todo el fin de semana luchando contra el incendio aportando también sus propios medios para sofocar las llamas, pasadas las 21.30 horas del domingo fueron desalojados ante su estupefacción, ya que entendían que la situación de entonces no era peor que la que se había dado durante el resto del día. Ante la evacuación definitiva del pueblo –el sábado ya se había realizado parcialmente pero muchos decidieron quedarse–, la mayoría se alojó en casas de familiares de localidades cercanas, en los recursos habilitados en Puente la Reina o en sus propios vehículos en el polígono cercano.

En el caso de Miriam Ongay, echó mano de la ayuda familiar. “Estuvimos en casa de una sobrina en Puente la Reina”, contaba mientras enseñaba desde su casa los estragos que había causado el fuego en la zona en la que el barranco de Orendain se une al río Arga. Desde ella se apreciaba un horizonte negro que llegaba hasta las instalaciones del Señorío de Sarría. “Teníamos miedo de que saltase el río, estábamos en tensión”, comentó Miriam. Finalmente el frente no vino de esa zona, sino que con el cambio de viento del domingo regresó a Artazu desde la zona de Arguiñáriz y a través de Guirguillano, otra de las localidades evacuadas cuyos vecinos pudieron volver ayer a sus casas. Con el trabajo de los bomberos del Aeropuerto de Pamplona, el de los de Álava, el de la UME y el apoyo de los medios aéreos –que echaron de menos durante el día– pudieron salvar el avance de las llamas hasta esta localidad.

"Cómo se ha quedado todo, con los paseos que nos dábamos en el confinamiento..."

Miriam Ongay - Vecina de Artazu

“Cómo se ha quedado todo, con los paseos que nos dábamos en el confinamiento...”, suspira Miriam mientras sigue observando la zona y destaca el agradecimiento a los tractores que le realizaron un cortafuegos el sábado a la tarde para salvar su casa. “Y ha funcionado”, se congratulaba esta vecina, que lleva 23 años viviendo en Artazu y que no recuerda un incendio similar. “Ver quemarse todo provoca una gran sensación de impotencia, así que cuando podíamos hacer algo lo hacíamos”, explicaba mientras se abrazaba con sus vecinos liberando horas y horas de tensión.

Miriam Ongay se abraza con un vecino de Artazu Unai Beroiz

Algunos kilómetros más adelante el marido de Miriam, Patxi Arguiñano, refrescaba la zona con una sulfatadora junto al alcalde de la localidad, Iñaki Arguiñano, y otro compañero. Tenían miedo de que en la carretera que une Artazu con Belascoain, que actuó de cortafuegos, saltase alguna chispa que hiciese reavivar el incendio. “Esto ha sido una librada. Si salta la carretera ya va hacia Mañeru, Cirauqui, Guirguillano y Guesalaz”, comentaban.

Patxi Arguiñano refresca la zona quemada Unai Beroiz