En Navarra hay en la actualidad 10.000 personas diagnosticadas de Apnea Obstructiva del Sueño que utilizan un dispositivo cPAP para mantener una presión positiva continua en las vías respiratorias, una de las patologías que atiende la Unidad Multidisciplinar del Sueño del Hospital Universitario de Navarra.

El dato lo ha facilitado la titular de Salud, Santos Induráin, durante el acto de inauguración de la XXX Reunión Anual de la Sociedad Española del Sueño, a la que asisten 300 profesionales, y en el que la consejera ha afirmado que el sueño es tan importante como la alimentación o el ejercicio físico pero sin embargo no lo ve así una sociedad que valora sobre todo producir.

Tras destacar la importancia que tiene un abordaje multidisciplinar de las patologías del sueño, así como la coordinación en entre la atención Primaria y la Especializada. Induráin ha subrayado también el papel que desempeña la Unidad Multidisciplinar del Trastorno del Sueño del HUN, acreditada al máximo nivel y una de las 13 del Estado ha obtenido el grado de máxima excelencia de la Sociedad Española de Neurofisiología Clínica.

En ella se realizan cada año alrededor de 2.500 estudios de diferente complejidad para diagnosticar patologías del sueño como la apnea, que supone más del 20% de las derivaciones que llegan desde Atención Primaria.

Esta unidad atiende también otros trastornos del sueño que afectan a menores  con necesidades especiales, enfermedades neurológicas con problemas de sueño, narcolepsias, parasomnias  o trastornos motores como el síndrome de las piernas inquietas.

Otros datos indican que alrededor del 80% de los pacientes pediátricos con epilepsia presentan algún trastorno del sueño y es que entre epilepsia y sueño hay importante relación bidireccional de forma que los trastornos de sueño se relacionan con un peor control de las crisis epilépticas y los pacientes pediátricos con epilepsia tienen mayor proporción de trastornos del sueño que los niños sanos.

En este sentido un estudio presentado en la reunión apunta que la presencia de discapacidad, el mal control de las crisis en el último año y las crisis epilépticas nocturnas son características clínicas de los pacientes con epilepsia que se asociarían con una mayor probabilidad de trastornos del sueño, por lo que su tratamiento puede conllevar una mejoría en la calidad de vida del paciente y de su familia, así como un mejor pronóstico de la epilepsia.

"Las crisis nocturnas, la actividad epileptiforme en el sueño y en muchas ocasiones los fármacos antiepilépticos provocan una fragmentación del sueño y dificultades de conciliación de sueño", ha indicado en una mesa redonda la doctora Marta Furones, pediatra especialista en el área de Neuropediatría del Hospital Universitario General de Villalba (Madrid).

Y ha añadido que un estudio con 153 niños con epilepsia ha demostrado que alrededor del 80% presenta algún aspecto alterado del sueño.

Ha defendido por eso la importancia de que la anamnesis del sueño en niños con epilepsia vaya más allá de preguntar a los padres cómo duerme su hijo al no ser una técnica útil para el cribado de los trastornos del sueño y al respecto ha precisado que dentro del grupo de pacientes que contestaron que dormían bien se detectaron trastornos del sueño en un número muy elevado de ellos, por lo que ha abogado por usar cuestionarios validados para la realización de la anamnesis.

Furones ha indicado que el diagnóstico de epilepsia en un niño supone "un importante impacto" en la vida de todo el núcleo familiar por la preocupación y el miedo que genera además que tenga crisis durante la noche, lo que puede provocar un cambio en los hábitos de sueño de la familia que se traduce en conductas poco recomendables que hacen que el insomnio de los pacientes tenga un importante componente conductual.

De hecho ha explicado que un tercio de los 153 niños con epilepsia que componían la muestra dormía en la misma habitación que los padres y alrededor del 25% lo hacía en la misma cama; casi el 40% necesitaban la presencia de sus padres para poder conciliar el sueño y un 16% se dormía mientras usaba dispositivos electrónicos como tabletas o smartphones.

La investigación mostró también que los niños que tenían estos malos hábitos sufrían más frecuentemente trastornos del sueño y de ahí la importancia de mantener una buena higiene del sueño para toda la población pediátrica en general, pero especialmente para los pacientes con epilepsia mediante rutinas desde los primeros meses de vida, enseñándoles a dormir solos, respetando las siestas en los menores de 4 años y creando un ambiente tranquilo y con una temperatura agradable en la habitación.

A ello ha añadido la conveniencia de no abusar de pantallas, mucho menos en las horas previas a irse a la cama, y realizar ejercicio físico de forma regular, aunque no justo antes de dormir.