La doctora navarra Amaia Lujambio Goizueta (Goizueta, 1982) trabaja en la Facultad de Medicina del Mount Sinaí de Nueva York, donde investiga sobre el cáncer de hígado.

Como decía el poeta, “la verdadera patria del hombre es la infancia”. Por eso, cuando Amaia Lujambio escucha el nombre de Goizueta se le pone “la piel de gallina. Es mi origen, de donde vengo. Mis amigos, mi familia siguen estando ahí y, aunque voy muy poco, tengo bastante contacto y es un sitio muy especial”, confiesa a 5.777 kilómetros de su localidad natal, en Nueva York. Hasta la ciudad de los rascacielos se marchó hace 13 años y ahora tiene un laboratorio en el Mount Sinaí, donde es profesora titular e investiga sobre el cáncer de hígado. En cinco años, le gustaría “seguir avanzando” en su trabajo y “haber hecho algún descubrimiento que ayude a los pacientes”.

¿Cómo es un día normal de su vida como investigadora en Manhattan? 

–Es un poco caótico, porque tengo un niño de 2 años y como con la pandemia no lo estamos llevando a la guardería, nos apañamos entre mi pareja, los abuelos... pero es caótico. Antes de la pandemia iba al laboratorio y ahí transcurría mi vida, que básicamente consiste en reunirme con otros investigadores, bien de mi propio grupo o de todas las partes del mundo. Muchas reuniones, e-mails, un poco de tiempo para hacer lo que decimos ciencia de pararte, sentarte, poder pensar qué es lo último y cómo podemos avanzar y, sobre todo, mucha interacción con otros científicos. Con la pandemia, trabajo mucho desde casa y la parte personal ha sido sustituida por las videollamadas.

“El nivel de la investigación en una ciudad como Nueva York, tanto en cantidad como en calidad, es algo exagerado”

¿Cuándo fue consciente de que quería dedicarse a la ciencia?  

–Creo que desde siempre, desde que era muy pequeña. Crecí en Goizueta y tenía muy claro que me gustaba correr y estudiar, me gustaba saber, las matemáticas... Me gustaba todo, también la naturaleza y tenía mucha curiosidad por entender la vida. Ya desde muy pequeña me fascinaba que hubiese vida y cómo puede ser tan distinta en diferentes organismos, entonces siempre me veía como alguien que se iba a dedicar a estudiar y a saber. En vez de bióloga, podía haber sido química, física o matemática, pero me decidí por la Biología y aquí seguimos.

¿Por qué ha centrado sus investigaciones en el cáncer de hígado?

–Cuando estudié Biología tenía mi mente muy abierta a distintas opciones. Me seguía gustando todo y, de hecho, a día de hoy también, pero en cuarto de carrera tuve la opción de hacer unas prácticas en el Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas en Madrid y me pareció un tema fascinante, muy complejo y que tenía digamos el factor añadido de poder contribuir un poco a reducir el sufrimiento de la gente. Creo que poder ayudar te mantiene incluso más motivado para hacer tu investigación.

“Intentamos encontrar las causas que expliquen por qué determinados pacientes con cáncer de hígado no responden a inmunoterapia”

En septiembre vino a Madrid a presentar unos resultados novedosos en pacientes con cáncer de hígado que no responden a inmunoterapia. 

–El cáncer de hígado es uno de los peores. Generalmente, cuando los pacientes lo tienen también padecen una enfermedad hepática subyacente, o bien han tenido hepatitis durante mucho tiempo o han tenido cirrosis quizás por el consumo elevado de alcohol. Es una patología digamos complicada y eso hace que merezca mucho la pena estudiarla. De hecho, tanto en Pamplona como en otras partes de España, el nivel de la investigación del cáncer de hígado es muy alto. Curiosamente, yo comencé a estudiarlo en Estados Unidos. Entonces, cuando yo empecé mi laboratorio –en 2014– decidimos centrarnos en intentar entender si las inmunoterapias podrían funcionar para estos pacientes y, en el caso de que no, cómo podíamos hacer para que lo hicieran. A diferencia de otras grupos de investigación que usan un modelo único de ratón para hacer todas sus investigaciones, nosotros usamos distintos modelos que se parecen a distintos pacientes para preguntar este tipo de cuestiones y así podemos hacer descubrimientos más diversos e interesantes. De este modo, intentamos encontrar las causas que expliquen por qué determinados pacientes no responden a inmunoterapia y, una vez que entendemos eso, podemos diseñar estrategias que hagan que respondan a inmunoterapia; esa es la ventaja del ratón, que nos permite diseccionar lo que ocurre y usar el conocimiento que tenemos para revertir esos fallos que puedan tener. 

¿En qué otros proyectos trabaja? 

–En el laboratorio tenemos cuatro proyectos principales; todos sobre cáncer de hígado. Uno está centrado exclusivamente en inmunoterapias; otro, en estudiar cómo el microbioma puede influir en este tumor; el tercero, en comprender cómo es la diversidad intratumoral; y el cuarto, en entender cómo la enfermedad hepática subyacente afecta a distintos aspectos del desarrollo tumoral. 

¿Qué llevó a una joven de Goizueta a irse a EEUU a investigar? 

–La curiosidad. Nueva York es un destino súper interesante y puestos a salir de Pamplona o de España tenía claro que quería venir. También pensaba que en algún momento volvería, pero luego las circunstancias personales cambian. Creo que seguiremos aquí. 

“Creo que me ha servido muchísimo haber sido atleta, aunque he de decir que me parece más sencillo la investigación que el atletismo”

¿Qué balance hace de su vida en EEUU como investigadora? 

–Es increíble. El nivel de investigación en una ciudad como Nueva York, tanto en cantidad como en calidad, es algo exagerado. Por ejemplo, en España creo que hay mucha calidad pero hay poca cantidad. Aquí tenemos las dos cosas y puedes aprender muchísimo de mucha gente, de forma constante, continua y eso es una ventaja porque hace que tu investigación sea mejor y que tengas nuevas ideas, tienes más recursos y hace que la investigación sea, en cierto modo, más fácil.

Investigadores se quejan de que cuando compañeros que trabajan en el extranjero deciden regresar, no pueden o lo hacen en condiciones que no se corresponden a su nivel profesional. En su caso, ¿a qué debería renunciar si decide volver? ¿Es muy diferente la investigación en Navarra de la que realizan allí?

–Sí, es diferente. Precisamente creo que Navarra es uno de los lugares de España que tiene mejor investigación, investigación de calidad, sin ninguna duda. Cuando hablo de estas cosas con mis colegas navarros ellos igual se quejan de la falta de recursos, y sí que es cierto que hay menos opciones de conseguir dinero y que cuando lo logran la cantidad es más reducida, pero también que aquí, como todo es tan caro, los sueldos son muy altos, conseguimos muchísimo dinero pero se nos va todo en salarios. Yo tengo un laboratorio súper pequeño, con solo 4 personas, mientras que igual en España hay menos dinero pero los laboratorios tienden a ser mucho más grandes. Hay quizá menos recursos económicos, pero más humanos.

Las pacientes con cáncer de mama metastásico critican la excesiva demora que hay a la hora de incorporar nuevos tratamientos y piden acortar esos plazos. Como investigadora, ¿qué siente al respecto? 

–Que se tendría que hacer más. La parte de los pacientes no la sigo tan de cerca pero sé que, por ejemplo, los tratamientos más novedosos que existen en cáncer de hígado se están empezando a usar ahora mismo en España y en EEUU ya llevan bastantes años. Es una rabia porque ves que la gente podría tener acceso a mejores terapias y eso que en España se hacen muchos ensayos clínicos. Por lo tanto, aunque un tratamiento no esté aprobado, hay pacientes que pueden acceder a ellos a través de ensayos. Desde luego lo más justo sería que los tratamientos estuvieran aprobados a la vez que en EEUU y luego informar mejor a los pacientes de las opciones que hay de ensayos clínicos. 

Usted fue atleta. ¿Qué cualidades de este deporte le han ayudado en su carrera científica? 

–Perseverancia y paciencia, porque en el atletismo cuando empiezas la temporada tienes un objetivo a seis meses, como un campeonato, y debes entrenar, pasar por lesiones, catarros y malos momentos y en investigación es parecido. Tienes un objetivo, siempre a medio plazo, vas haciendo experimentos, algunos salen, otros no, hay que tener pasión, ilusión, paciencia y capacidad de superar las frustraciones; desde luego creo que me ha servido muchísimo haber sido atleta. También he de decir que me parece más sencillo la investigación, porque haces un experimento, sale mal y lo repites, pero el atletismo debes estar bien el día que toca y si la noche anterior no duermes o tienes dolor se te va toda la temporada, que me parece bastante más duro que la ciencia.