Cuando hay un problema que nos supera, muchas veces tenemos que pedir ayuda a otras personas porque nosotros solos no somos capaces de lidiar con la situación. Algo parecido sucede con los conflictos bélicos, como el actual en Ucrania, o en desastres naturales como los terremotos de Haití o las inundaciones en Pakistán, siendo los voluntarios de cooperación internacional las personas que acuden a ayudar a la población local. Y es que, como ha afirmado Pedro Arzoz, delegado de Cruz Roja en Navarra, “la vocación del voluntariado puede llegar a traspasar fronteras”. 

Este viernes se reunieron en Pamplona, en la sede de Cruz Roja de Navarra, cuatro navarros que han viajado a numerosos países dentro de esta misma organización, para ayudar en contextos complicados. Relataron no solo sus experiencias como voluntarios, sino también explicaron sus razones para haberse involucrado en la cooperación internacional. 

Antonio Carabante Unai Beroiz

"NO SOLO ES COMPLICADO IR A LUGARES DEVASTADOS, TAMBIÉN ES EL DESARRAIGO QUE ESO TE PRODUCE"

Antonio Carabante, de 60 años y natural de Pamplona, ha estado colaborando este año tanto en Haití, debido al terremoto que hubo 2021, como en Ucrania. 

“Llevo siendo voluntario desde 1977. Empecé con la guerra de los Balcanes, y por aquel entonces, cuando escuchabas el silbido de una granada o los aviones acercándose, corrías. Cuando estuve en Ucrania, en cambio, te llega una notificación al móvil sobre los bombardeos que se acercan”, explicó Carabante sobre el cambio en la guerra que han producido los años. “Obviamente, en el este, en la zona de guerra, no sucede así”, ha aclarado Carabante.

“Cuando yo empecé, nos fuimos a Bosnia en una situación un tanto precaria. Nos fuimos a la aventura, no existían organizaciones de cooperación internacional como las hay ahora”, ha comentado Carabante. 

Respecto a lo más duro de ser voluntario, ha asegurado que “no solo es complicado el irte a lugares devastados, sino también el desarraigo que llegas a tener con tu tierra y con tu familia. Pero es en esos lugares donde descubres el valor de las personas, gente que sin hogar y en un contexto muy complicado, ayuda a los demás”.

Miguel Acebrón García Unai Beroiz

"LO MÁS DURO ES SER TESTIGO DE SITUACIONES DE CRUELDAD HUMANA"

Miguel Acebrón García de Eulate, de 30 años, este año se ha movido por Ucrania y Pakistán, por las graves inundaciones que azotaron durante este ejercicio el país, colaborando en misiones de cooperación internacional. 

Este pamplonés se marchó a Ucrania a principios de mayo, donde coincidió con Antonio Carabante en la ciudad de Lviv, y se ocupó de “mejorar las condiciones de los albergues. Miles de ucranianos llegan al oeste desde la zona de guerra del este. Mi trabajo era habilitar y mejorar los lugares donde se podían quedar”, ha explicado Acebrón.

El navarro se empezó a interesar por el voluntariado años atrás, cuando empezaron a llegar refugiados sirios que necesitaban ayuda, aunque también porque “yo soy otro beneficiario más de estos grupos”, ha afirmado. “Cuando estuve viviendo en Escocia, dormía en un albergue que, un día, tuvo un gran incendio. Acabé en la calle sin ropa y sin nada, y fue ahí donde el grupo de Cruz Roja de Escocia me ayudó y descubrí su labor”, ha explicado. 

Por otro lado, Acebrón considera como lo más gratificante de su labor el “ver a la gente colaborando, a los voluntarios. Algunas veces te cuentan historias propias de una película”, observó. Ahora bien, su trabajo también tiene un lado negativo, puedes ser el espectador de escenas realmente negativas. “Lo más duro es ser testigo de la crueldad humana. Gente que se aprovecha de su posición cuando la situación es complicada y utiliza a las personas. Escenas de pura crueldad”, ha aseverado. 

Por último, se ha querido acordar también de una compañera voluntaria de su misma edad que falleció el 15 de diciembre en Ucrania debido a la metralla de un misil, mientras ella ayudaba a un hombre de 70 años. 

Miguel Lavín Unai Beroiz

"LLEVO SERVICIOS ESENCIALES, COMO SALUD, A LUGARES AISLADOS"

Procedente de Pamplona, Miguel Lavín, de 49 años, realiza en Colombia una misión un tanto diferente a la antes relatada por sus compañeros. “Me encargo de proyectos de desarrollo a medio, largo plazo”, ha señalado Lavín. 

“Lo que nosotros hacemos son proyectos que otorgan acceso a servicios esenciales como salud o protección en lugares aislados”, ha relatado. El voluntario hizo referencia a pueblos que, para llegar hasta ellos, era necesario una travesía de 8 horas en barca a través de un río. 

Por otra parte, “también nos encargamos de asegurar la paz en algunas zonas, de que se lleven a cabo los tratados de paz entre las FARC y el gobierno colombiano. Algunos de los sitios donde trabajamos siguen bajo el control de grupos armados”, ha comentado Lavín, después de recordar que Colombia es uno de los países con mayor desigualdad social del mundo. 

Lavín ha coincidido con Carabante sobre la sensación de desarraigo que se produce al estar tanto tiempo fuera de casa. “En 12 años, he estado en 7 países diferentes ayudando. Vengo a Pamplona una vez al año y estoy cerca de quince días”, ha lamentado, aunque con un poco de humor, también ha señalado que es muy duro estar en casas donde ni siquiera hay jabón. 

Además, también se ha querido acordar de la satisfacción que le produce la respuesta y gratitud de la comunidad local. “Implementar proyectos que sabes que van a terminar ayudando a las personas y el agradecimiento posterior de las comunidades es muy gratificante”, ha relatado Lavín. 

Gonzalo Isturiz Unai Beroiz

"LA COOPERACIÓN INTERNACIONAL VA EN DOS SENTIDOS, SE AYUDA PERO TAMBIÉN SE APRENDE"

Voluntario que lleva más de 30 años con la labor, Gonzalo Istúriz, de 55 años y natural de Pamplona, ha estado en países como Chad, Somalia, Niger, Bangladesh o los Balcanes.  Su trabajo consiste en acompañar a comunidades en desarrollo, mediante proyectos a largo plazo, más que atender las necesidades urgentes de la gente en una situación urgente, aunque también se encarga de formar a voluntarios.

“Apoyamos a las Cruces Rojas de otros países en desarrollo para que puedan ayudar de la mejor manera a su propia gente”, ha recalcado Istúriz. “También colaboramos con el impacto del cambio climático, para que mantengan su medio de vida”, ha añadido.

De esta manera, Istúriz ha concluido que “la cooperación internacional va en dos sentidos. No solo vamos a ayudar y enseñar dentro de nuestras capacidades, sino que también aprendemos lecciones que podemos traer de vuelta, por si alguna catástrofe azota nuestra tierra".