Cuando las mujeres embarazadas cantan al bebé o escuchan música con altavoces todos los días durante la gestación, los bebés nacen con una mejor capacidad para la codificación neuronal de los sonidos del lenguaje.

Así lo ha concluido un estudio dirigido por el catedrático Carlos Escera, jefe del Grupo de Investigación en Neurociencia Cognitiva (Brainlab) de la Facultad de Psicología de la Universidad de Barcelona (UB), en el que también han participado el Instituto de Neurociencias de la UB (UBNeuro) y el Instituto de Investigación Sant Joan de Déu (IRSJD).

El estudio, que publica la revista 'Developmental Science', aporta nuevas perspectivas sobre los efectos de la exposición prenatal a la música en los estímulos del habla, a partir de una respuesta cerebral específica: la respuesta del seguimiento de frecuencia neonatal (RSF o FFR por el inglés frequency-following response), un potencial evocado auditivo neurofónico que informa de la adecuada codificación neuronal de los sonidos del habla.

Según el estudio, la exposición musical diaria durante las últimas semanas de embarazo se asocia con una mejor codificación de componentes de sonido de baja frecuencia, lo que podría mejorar la percepción del tono por parte del recién nacido.

Los investigadores han explicado que la respuesta de seguimiento de frecuencia (RSF) está condicionada por diversas deficiencias del habla y el lenguaje, y se ha demostrado que también está afectada por el ambiente fetal y el entorno acústico prenatal.

Por este motivo, según los investigadores, esta medida puede utilizarse como biomarcador para detectar el riesgo de alteraciones del lenguaje y establecer medidas preventivas en etapas iniciales de la vida.

El estudio se ha basado en comparar registros de la RSF de 60 recién nacidos sanos (de entre 12 y 72 horas).

A 29 de los bebés los expusieron a diario en la música durante el período prenatal, y 31 no tuvieron exposición musical.

Los investigadores analizaron el registro por encefalograma de los bebés a dos estímulos de habla diferentes que permiten analizar la codificación de frecuencias a las que el recién nacido ha estado expuesto en el útero materno.

Así vieron que la exposición diaria a la música en el último trimestre del embarazo está relacionada con una codificación más robusta de los estímulos del habla.

La exposición prenatal en la música se asocia con una codificación afinada de la frecuencia fundamental del habla humana, que puede facilitar el procesamiento y la adquisición temprana del lenguaje.

"El estímulo musical llega al sistema auditivo con componentes rítmicos de baja frecuencia que lo entrenan para organizar la plasticidad neural", ha detallado la investigadora del Brainlab Sonia Arenillas.

El trabajo también constata que la exposición a la música durante el embarazo no tiene ningún efecto en la velocidad de transmisión neuronal, en contraste con la velocidad de procesamiento más rápida de los estímulos auditivos y del habla identificada en adultos con formación musical, que es el resultado de la mielinización de las estructuras neuronales subyacentes.

"Este es sólo el primer paso hacia una aplicación clínica específica después de los estudios de seguimiento necesarios", ha asegurado Carles Escera, que ha señalado que "aquellos niños que presentan una respuesta cerebral atenuada, como los bebés nacidos con bajo peso normativo, podrían beneficiarse de un programa de intervención musical".