La fuga carcelaria más multitudinaria de la historia en Europa ocurrió en Navarra. Fue el 22 de mayo de 1938, cuando 795 presos lograron huir del Fuerte de Ezkaba. El final de esta historia, sin embargo, es conocido por todos. En el momento de la evasión el penal contaba con una población reclusa de aproximadamente 2.500 reclusos, la mayoría presos políticos de la Guerra Civil, que malvivían entre grandes penurias. Durante la persecución posterior a la fuga, las fuerzas encargadas de atrapar a los fugitivos lograron capturar a la mayoría, pero 220 fueron asesinados. Sólo tres lograron cruzar los Pirineos y concluir así su arriesgada odisea.

Cuando un grupo de senderistas se planteó la pregunta de cuáles habían sido las rutas que siguieron los fugados no sabían en qué acabaría conviertiéndose esa duda curiosa. Fue allá por 2008 y desde entonces la idea no hizo más que crecer. Gracias al trabajo incesante de numerosos voluntarios se pudo catalogar el camino como sendero GR, que cobró forma con la primera edición de la guía que distribuye este domingo DIARIO DE NOTICIAS. Su autor, Javier Rey, falleció en 2020, y Nando Martikorena ha cogido su testigo para pilotar esta segunda entrega, con profundo agradecimiento a Mariaje, Nahia y Alai, familiares de Rey.

Ya en la primera edición colaboró con el autor en la parte de memoria histórica y cartografía. “La parte de memoria bebe directamente del libro Los fugados del Fuerte de Ezkaba de Fermín Ezkieta”, explica Martikorena. “El grupo de unos 10 senderistas al que se le ocurrió la idea, entre los que se encontraba él, sabía el punto de partida, el mismo Fuerte de Ezkaba, y sabía también el final de la ruta, Urepel y Valcarlos”, por lo que empezaron a investigar y a visitar el terreno, “al principio, como una excusa par juntarse e ir al monte”, y poco a poco fueron trazando la posible ruta que realizaron los fugados.

A los años, se plantearon marcar y establecer de forma oficial el camino. Del grupo inicial quedó Ezkieta, que se puso en contacto con Rafa Alday, “que en su día tenía experiencia en balizar y catalogar el Camino de Santiago”, y también con el propio Martikorena, que era quien “controlaba temas tecnológicos y de GPS”. Y así fue como se fraguó la creación del GR-225. “Lo bonito es ver en qué se ha convertido, en una vía que es transitada por mucha gente”, asegura.

Naturaleza y memoria

El libro escrito por Javier Rey se reedita ahora después de haber agotado todas sus existencias en su primera edición, de la mano de la editorial Pamiela, y lo hace de una forma renovada, poniendo más atención al aspecto visual, con gráficos y mapas “más vistosos” y nuevas fotografías. La participación de Rey en este proyecto se debe al blog que realizaba entonces “y que era pionero en el senderismo en Navarra”, explica Martikorena. Era el editor del blog rutasnavarra.com, y ello lo convirtió en el candidato perfecto para culminar el proyecto del GR con la publicación de una topoguía.

“Lo bonito es ver en qué se ha convertido, en una vía que transita mucha gente”

Nando Martikorena - Responsable de la 2ª edicion de la guía

A lo largo de esta ruta, se pueden hallar diversas fosas donde reposan los restos de algunos prisioneros fugados que, tras ser recapturados, fueron ejecutados sin ningún tipo de juicio. Por eso, “el GR no es sólo una ruta de montaña, sino también un lugar de memoria” en el que divulgar entre los visitantes los hechos ocurridos durante la guerra y la dictadura en Navarra.

Eso se traduce en el libro, que no es una guía más, sino un trabajo de divulgación sobre las violaciones de los derechos humanos que ocurrieron en los lugares por los que pasa la ruta. En concreto, dentro del programa de exhumaciones llevado a cabo por el Gobierno de Navarra, se han realizado excavaciones en algunas de estas fosas, como Olabe (16 cuerpos), Larrasoaña (4 cuerpos), Usetxi (3 cuerpos), Burutain (6 cuerpos), Urtasun (5 cuerpos, de los cuales 1 ha sido identificado), Lintzoain (2 cuerpos) y Agorreta (1 cuerpo). 

En ese sentido, el programa ‘Escuelas con memoria’, de la Dirección general de Paz, Convivencia y Derechos Humanos del Gobierno de Navarra, realiza una serie de actividades con los centros educativos para promover la memoria histórica con los jóvenes. Entre ellas se encuentra el realizar dos etapas del GR-225 , donde les explican la fuga, crean conciencia sobre los derechos humanos y dan a conocer el entorno natural que se visita. 

Un camino que recorrer

Una ruta GR, sin embargo, no nace de la noche a la mañana. La Federación Navarra de Deportes de Montaña y Escalada debe dar su visto bueno para su homologación y se deben cumplir varios requisitos, que deben ser mantenidos en el tiempo. Así, se pretende homogeneizar los senderos con los del resto del Estado y de Europa, y garantizar que cumplen una garantía de calidad mínima, sobre seguridad del usuario, en cuestiones como el diseño, ejecución, información y continuidad del tránsito, entre otras. Además, se compromete al promotor del sendero en el mantenimiento de las condiciones generales del mismo. Precisamente, fue en 2018, coincidiendo con el 80 aniversario de la fuga, cuando la federación homologó el GR y se editó la topoguía.

“Cada vez más jóvenes se apuntan como voluntarios para el mantenimiento del GR”

Nando Martikorena - Responsable de la 2ª edicion de la guía

El mantenimiento lo realizan los más de 30 voluntarios que anualmente repasan todo el camino para repintar las señales eliminar la maleza que puede invadir la vía. “Estamos muy contentos, porque vemos que cada vez más jóvenes se apuntan”, comenta Martikorena, por lo que considera que el relevo generacional está garantizado. Cada grupo de voluntarios se encarga de un tramo, y es el responsable de que en ese tramo se cumple la “estricta normativa” que se impone. Entre otras cosas, “cualquier persona debe ser capaz de realizar perfectamente el camino sin necesidad de usar GPS ni nada que no sean las señales pintadas en él”. Por eso, todos los tramos y cruces deben estar bien marcados según la normativa de la federación, según los colores y signos que ésta indica.

Así, el GR-225, con una extensión total de 53 kilómetros, se encuentra dividida en cuatro etapas: la primera va desde el Fuerte de Ezkaba hasta Olabe, a lo largo de 13,8 km; la segunda transcurre entre Olabe y Saigots, a lo largo de 14,1 km; la tercera es de Saigots a Sorogain, en 15,4 km; y la última, y más corta, parte de Sorogain hacia Urepel, y se hace en 9,8 km. 

“Es una ruta fácil de hacer para cualquier persona que vaya al monte, con relativamente poco desnivel”, comenta Martikorena, y aunque las personas menos habituadas a hacer este tipo de recorridos “pueden cansarse, no tendrán ningún tipo de problema para llegar al destino”. El desnivel total de la ruta es de 1.600 metros, desde su inicio en la primera etapa y hasta su fin en la cuarta.