El camino de la memoria no se acaba. Una muestra de ello se vivió este sábado en el Alto de Igal, en el homenaje a las personas esclavas del franquismo organizado por Memoriaren Bideak. Cumplida la edición 19ª del encuentro memorialista, el colectivo reunió en el puerto de la carretera que une Igal (Salazar) y Vidángoz (Roncal) a asiduos descendientes de prisioneros que trabajaron como esclavos del franquismo y a nuevos que se van sumando. Vinculó el acto de ayer con la represión sufrida por las personas LGTBIQ+ castigadas a trabajos forzados bajo el franquismo en un espacio especialmente diseñado para ellas en la Colonia Agrícola Penitenciario de Tefía en la isla de Fuertenventura.

Alizia Elorz Izal, de la asociación Kattalingorri, fue la primera voz que se escuchó en su recuerdo “en un ejercicio imprescindible de reivindicación”, apuntó el presentador Juan Kruz Lakasta, y denunció su persecución a lo largo de la historia, las vejaciones y torturas que sufrieron y hoy siguen sufriendo, “desde la mirada hasta los recortes, ni PP ni PSOE han sabido reparar la deuda contraída”, apostilló y lanzó un mensaje esperanzador de lucha colectiva y popular.

Seguidamente, el grupo musical Las Tipex elevaron el tono con su actuación vinculada con esta temática y declararon la importancia de actos como el de Igal, “fundamentales para saber lo que no hay que repetir y para no dejarnos morir en el camino”, expresaron al tiempo que advertían del peligro del tiempo de retroceso de derechos que se acerca.

Le tomó la palabra Aitor Garjón, de CEAQUA (Coordinadora Estatal de Apoyo a la Querella Argentina contra los crímenes del franquismo), que anunció que Andrés Vitores Estrada, hijo de prisionero que trabajó en esta carretera, será quien presente en Navarra la primera querella del Estado por trabajos forzados, y animó a respaldar la causa.

El dantzari Gorka Mediavilla saluda a María Guilera y al resto de familiares tras su Aurresku.

Desde el otro lado de los Pirineos, llegó la solidaridad del Ayuntamiento de Maule con su alcalde Louis Labadot , colaborador con Roncal en cuestiones de memoria histórica.

Labadot también refirió al riesgo a nivel de Europa cuando dijo: “No dejemos jamás la vigilancia”. Su discurso fue traducido por José Luis Lacasia, hijo de Vicente Lacasia, histórico prisionero inolvidable en el Alto de Igal a donde acudió hasta el final de su vida con su singular despedida: ¡Viva la humanidad! Otra intervención de nudo en la garganta fue las de María Guilera,de Barcelona (hija de José Guilera, prisionero en Roncal cuya correspondencia donó al Fondo Documental de la Memoria Histórica de Navarra). Con auténtica emoción María leyó fragmentos de las cartas y agradeció a su padre la dignidad transmitida y la fuerza para no sucumbir. “Por eso estamos aquí”, afirmó.

Relato potente también el de Antton Gandarias que resumió el calvario de su padre Teodoro Gandarias, prisionero en Igal y de su tío Angel Lekuona, asesinado por los nazis. La incondicional familia de Txomin Uriarte, de Bakio, con su Tango de los Prisioneros que canta a los sinsabores y deseos tampoco faltó a la cita.

El recuerdo de Maravillas Lamberto en la voz de Nor Taldea, se alternó con el sentido y elegante Aurresku de Gorka Mediavilla, imprescindible; con los infalibles Xanti Begiristain, Kepa Vales y Andoni Uzkeda. Hubo mención especial para Ernesto Mendiola, fallecido recientemente , transmisor de historia y memoria a su hijo Fernando Mendiola, impulsor del acto . Estos fueron otros momentos relevantes de un acto renovado con la emoción de las danzas vibrantes de Otsagabia (mixtas) y los gaiteros de Lumbier, entre nuevas publicaciones y señalizaciones de temática memorialista que han visto la luz.