Navarra ha conseguido reducir de manera drástica el consumo de antibióticos en los últimos años y es la comunidad del Estado con menor uso de estos medicamentos gracias, principalmente, a la labor del Programa de Optimización del uso de Antibióticos (PROA) que se implantó en 2017 y que llega a 52 equipos de Atención Primaria.

En concreto, este programa busca reducir y adecuar el consumo para hacer frente a la resistencia, cada vez más frecuente, de bacterias ante estos medicamentos, un problema sanitario a nivel mundial. De esta manera, en Navarra el uso de antibióticos en Osasunbidea se ha reducido un 16% en los últimos 5 años, pasando de las 18 DHD (dosis diarias definidas por 1.000 habitantes) en 2017, a las 15 de 2022.

Este descenso del consumo ha hecho que Navarra sea actualmente la comunidad del Estado con menor uso de antibióticos, según se refleja en el Plan Nacional frente a la Resistencia a los Antibióticos (PRAN). Así, en 2021 –último año con datos comparativos por comunidades– Navarra presentaba una tasa de consumo de 15,04 DHD –entre el uso en el ámbito público y privado–, la menor entre las CCAA, situándose por encima la CAV (15,58) y Madrid (17,1). Encabezando en ranking se encuentra Extremadura con una tasa de consumo de antibióticos de 21,5 DHD.

Cabe destacar que es en los centros de salud donde se prescriben el 80-90% de los antibióticos, siendo en más de la mitad de los casos inapropiado. Uno de los objetivos del PRAN es reducir el uso de antibióticos para frenar la creciente aparición de bacterias resistentes a este tipo de medicamentos –a través de los Programas de Optimización–, una cuestión que constituye una de las amenazas más serias para la salud pública. En este sentido, se estima que las bacterias multirresistentes causan 33.000 muertes al año en Europa y generan un gasto sanitario adicional de unos 1.500 millones de euros.

El impacto de la pandemia

Los últimos datos comparativos entre comunidades que tiene el PRAN son de 2021 y reflejan un descenso paulatino del consumo de antibióticos en el último lustro gracias al impacto de los PROA. No obstante, en 2020 y 2021 el descenso del consumo fue más acusado, pero se trata de una reducción “irreal” provocada por el efecto de la pandemia, ya que –tal y como apunta Alberto Gil, microbiólogo del HUN y uno de los coordinadores del PRAN en Navarra– “durante la pandemia apenas circularon virus respiratorios, lo que produjo un descenso notable de los antibióticos usados”.

Tras el fin de la pandemia y el levantamiento de las restricciones contra la covid-19, ha provocado que en 2022 se haya registrado un fuerte repunte de infecciones respiratorias y, en consecuencia, un incremento del consumo de antibióticos con respecto a los dos años anteriores. Según datos facilitados por el departamento de Salud, se habría pasado –en Osasunbidea– de una tasa de 12 dosis diarias por 1.000 habitantes en 2021, a 15 en 2022, un incremento que sin embargo no supera al consumo de antibióticos en Navarra en 2019 (16 DHD).

Programas de autoformación

El PROA –dependiente del PRAN– se puso en marcha en Navarra en 2017, de forma experimental, en 12 centros de salud y actualmente se ha extendido a 52. Se trata de un programa de autoformación y autoevaluación para personal sanitario que busca formar a los y las profesionales, evaluar la calidad de las prescripciones de antimicrobianos y detectar áreas de mejora.

El objetivo último es reducir el consumo a nivel comunitario y hacer un buen uso de estos medicamentos. “Por ejemplo, los antibióticos se usan mucho en infecciones víricas y tan solo sirven para acabar con infecciones bacterianas. El problema es que a veces es muy difícil saber diferenciar si es una u otra, pero ahí tenemos un margen de mejora. Luego es importante prescribir el antibiótico adecuado. Los médicos tienen unas guías que especifican qué fármaco es el mejor para cada patología y el que se debe usar. Si no, se utilizan antibióticos que curan pero que también generan resistencia bacteriana y ahí está el problema”, expone Gil.

La UE insta a reducir el consumo

Por otra parte, los 27 estados miembro de la Unión Europea (UE) adoptaron el pasado 13 de junio una recomendación para combatir la resistencia a los medicamentos antimicrobianos como los antibióticos, que el presidente del Consejo y ministro de Asuntos Sociales y Salud de Suecia, Jakob Forssmed, tildó de “amenaa mortal.

Siguiendo esta recomendación, la UE insta a reducir el consumo de antibióticos un 20% en humanos y un 50% en el caso de los animales de aquí a 2030. Asimismo el organismo quiere fomentar el uso prudente de antimicrobianos en la salud humana y animal a través de una serie de medidas voluntarias, con el objetivo de reducir el riesgo de que los microorganismos se vuelvan resistentes a la intervención médica.

En concreto, la principal medida que establece la recomendación es una reducción del 20% en el consumo humano total de antibióticos y una reducción del 50% en las ventas generales de la UE de antimicrobianos utilizados para animales de granja y acuicultura. La recomendación adoptada el pasado día 13 forma parte de un paquete de medidas destinadas a reformar la legislación farmacéutica de la UE que la Comisión presentó el 26 de abril.

“No podemos darnos el lujo de ignorar la amenaza mortal que los microorganismos resistentes a los medicamentos representan para la salud humana”, afirmó Forssmed. En este sentido, son muchos los expertos que en los últimos años han alertado del grave problema que va a suponer la resistencia, cada vez más habitual a los antibióticos.

De hecho, el director del Centro de Alertas y Emergencias Sanitarias, Fernando Simón, apuntó –en una visita a Navarra el año pasado– que la resistencia a los antibióticos va a ser la mayor amenaza a nivel sanitario en las próximas décadas y abogó por establecer medidas de control y colaboración entre médicos, pacientes, empresas farmacéuticas y administraciones públicas que garanticen un uso óptimo de estos medicamentos.