Irati y Patricia son dos jóvenes ex tuteladas de Navarra y Madrid, respectivamente, que piden una mayor humanización hacia los menores tutelados por las administraciones y que, tras cumplir los 18 años, tengan más apoyo para poder seguir estudiando y trabajando sin dejar su salud por el camino.

En sendas entrevistas a EFE, Patricia, de 27 años, ha explicado que ha tenido la suerte de tener una familia de acogida que la ha cuidado y mimado y con la que sigue viviendo, mientras Irati, de 33 años, ha narrado que pasó de los 9 a los 18 en un centro de la administración donde nunca pudo tener el cariño de una familia que ha añorado siempre.

Ahora, tras un proceso interior de aceptación de su situación de soledad y de problemas de salud que le han impedido poder continuar sus estudios, Irati ha creado la Asociación Haziak (semilla, en vasco), para ayudar a otros niños y adolescentes tutelados o ex tutelados a tirar adelante con sus vidas.

Esta asociación es la primera creada por personas ex tuteladas en Navarra y cuenta con la aprobación del Gobierno de Navarra para que le haga llegar, a través de un buzón, las situaciones anómalas que personas tuteladas en centros o casas de acogida quieran transmitir.

Además, esta valiente joven es familia de referencia de un adolescente actualmente tutelado por la administración que vive en un centro y que la visita los sábados todo el día y los miércoles por la tarde.

"Lo que yo no he podido tener, cariño y tiempo, lo regalo a alguien que lo merece", ha dicho Irati, que empezó a trabajar los fines de semana a los 16 años para poder tener un pequeño colchón económico en el momento de dejar de estar tutelada a los 18 años.

"Fue muy duro", ha indicado, recordando el paso de estar tutelada a estar fuera del sistema de protección, que vivió como "una imposición y no una elección".

Fue tan duro que casi se dejó la salud en el intento de trabajar para mantenerse y continuar con los estudios, que finalmente debió abandonar para poder sobrevivir porque "necesitaba comer".

Patricia ha valorado, por su parte, que su familia de acogida la ayudó mucho y ha explicado que ha podido estudiar Educación infantil y primaria, una profesión, la de maestra, que aspira a ejercer pronto.

"Espero poder estar en algún colegio y tener en mi aula a niños de acogida, porque les entenderé, y para divulgar lo que supone", ha argumentado.

"Debería haber una ley a nivel de toda España (para los niños tutelados), porque las circunstancias de los menores pueden variar mucho de unas comunidades a otras y hay mucha desigualdad, incluso a la hora de tener ayudas para ir al psicólogo", ha considerado.

A su juicio, "las administraciones deberían ser más humanas. Los menores tutelados no somos un número, somos personas" y han de ser la prioridad, ha añadido.