Una pasajera que viajaba este jueves en el tren Alvia de Madrid a Pamplona y que se vio seriamente afectado por el temporal de lluvia y viento y una avería en la electrificación de las vías cuenta que su experiencia en el trayecto, que se prolongó durante más de doce horas, "fue horrible" y que la gestión de Renfe de la incidencia ha dejado mucho que desear. Conviene recordar que hasta cuatro trenes con origen o llegada a la capital navarra se vieron bloqueados en la tarde del jueves por la incidencia ferroviaria. Esta viajera, que se desplazaba a la capital navarra por motivos laborales, salió de Madrid a las 14.30 horas del mediodía y la previsión es que llegara a Pamplona antes de las 18.00 horas. Sin embargo, finalmente, debido a las dificultades meteorológicas y a las averías en la línea, estuvo retenida al igual que el resto del pasaje más de siete horas y media a la altura de Guadalajara. Por ello, finalmente desembarcaron en la capital navarra en torno a las 2.10 de la madrugada.

Del trayecto, la pasajera recuerda que desde que se produjo el parón no les ofrecieron comida alguna, "solo sirvieron agua" y a partir de las 22.00 horas solo ofrecieron "refrescos por gentileza de Renfe". Además, lo que le ocurrió a esta viajera es que, debido a la tardanza en el viaje, perdió su alojamiento, "porque no me podían dar las llaves a las tres de la madrugada y desde Renfe no quisieron buscarme uno de reemplazo, ni asumir el que encontrara. Me dijeron por teléfono que me pagase uno y que no me podían garantizar la devolución, pero que podía intentar reclamarlo con el billete. Me hicieron llorar de impotencia".

Además, esta afectada llamó en total a media docena de hoteles, pero la ocupación era total y solo encontró alojamiento en uno en la Comarca de Pamplona. "Ya me había preparado para pasar la noche a la intemperie". A su llegada en el tren, de madrugada, comprobó que solo había dos taxis para más de un centenar de viajeros que estaban deseando irse a descansar a sus respectivos lugares. "Nos pidieron paciencia y que hiciéramos una cola ordenada, que llegarían pronto más vehículos. Por suerte, una mujer que se dirigía también a la Comarca me dijo que la iba a recoger su hermano en coche y que no les importaba llevarme. Finalmente, llegué al hotel a las 2.30 horas y sin cenar". Ahora, la viajera sigue indignada, porque "también tengo que pagar los taxis que Renfe se niega a cubrirme del cambio de alojamiento que he tenido que hacer. El viaje con ellos ha sido una pesadilla, es una compañía abusiva y sin escrúpulos", se queja la viajera.