En cualquier instancia en la que le hayan preguntado, este hombre, que dice que vivía en un coche con dos perros y todas sus pertenencias, respondía lo mismo. En el trastero de una supuesta amiga le habían desaparecido tres bienes de lo más valiosos para él: una playstation, un arco de tiro y una almohada ortopédica. Nunca más supo de ellos desde que los guardó en aquel cuarto y, por tal motivo, denunció a la mujer por un delito leve de apropiación indebida. Sin embargo, el juzgado de Instrucción 5 de Pamplona absolvió en noviembre a la acusada de tales hechos por no aportarse prueba de los hechos que denuncia.

Lo hizo tras un juicio al que ella ni siquiera acudió pese a estar debidamente citada. Y la absolución indignó al denunciante. Llegó a tal punto que él mismo redactó un recurso de su propia mano y ahora la Audiencia le ha estimado la alegación y ha ordenado que se anule la sentencia absolutoria y se celebre un nuevo juicio con otra jueza.

El ruego del denunciante lo formuló en una carta que redactó para el tribunal una vez que conoció el fallo de la sentencia. Apeló en tiempo y forma y el hombre relataba: “No me parece justo que ella haya sido absuelta, más que nada porque en esa época yo andaba viviendo en el coche, con dos perros y todas mis cosas. Me iba a quedar en casa de la denunciada en una habitación de alquiler y sin contrato, porque su casera no quería que alquilase esa habitación, pero no pude quedarme porque su amiga no se fue finalmente de la habitación. Así que me vi en la calle y en ese trámite dejé algunas de mis cosas en su trastero, porque no me cabían en el coche”.

Así, el denunciante recordaba que tenía un arco, una play, una almohada y varias maquetas. “Nunca se las vendí. Si yo hubiese vendido el arco, no lo hubiese hecho por 35 euros, ya que me costó muchísimo más dinero”. Sobre la almohada ortopédica, añadía que “tampoco se la vendí, puesto que era especial para mi cuello. No tenía sentido que se la vendiera, puesto que no se si ella la necesitaba”. Por último, el denunciante proseguía que “a pesar de quedarse ella con todas mis cosas, sigo viviendo en un coche, sin poder comer ni ducharme”, y que se había visto obligado a irse a cuidar a un señor a Cantabria, después de haber leído en milanuncios que necesitaba ayuda a cambio de alojamiento.

El manuscrito terminaba: “Hoy me veo sin mis pertenencias, con un juicio en el que se ha declarado que no tengo derecho a recuperar dichas pertenencias, con un daño moral que no me merezco, y con un dinero perdido. Ruego a su señoría que lo tenga en cuenta y revise todo el juicio, porque creo que no es justo que ella salga ganando y que un pobre como yo, que no tengo otra palabra, se vea con todo perdido”.

El magistrado Cobo, de la Sección Segunda, le ha hecho caso. Ha revisado su juicio. Y opina como la Fiscalía, que se había adherido al recurso. Sobre la sentencia que revoca, el juez dice que en la misma “resulta inocultable, en la injustificada diferenciación que se establece, entre la exigencia de la carga de acreditar los hechos y la absoluta actitud de desentendimiento de la denunciada, que ni siquiera fue al juicio para dar su versión”. Para restablecer la tutela judicial efectiva, no cabe otra alternativa que ordenar repetir el juicio convocando al denunciante, la denuncia y la Fiscalía.