El 27% de los menores de edad de la Comunidad Foral tiene contacto con juegos de azar, a pesar de ser una práctica ilegal. Un dato que preocupa y ocupa a la Asociación Aralar de ayuda y prevención de la ludopatía en Navarra, que ayer salió a la calle para advertir a la población de los riesgos que acarrea esta práctica. Los datos de un informe del Ministerio de Consumo son impactantes: un 23% de los menores de 25 años apuesta dinero en juegos de azar y, de ellos, el 12,4% desarrolla una adicción.

En el Día Nacional Sin Juego de Azar, la Asociación Aralar ha afirmado que el juego presencial sigue siendo el más habitual y mayoritario entre las personas que acuden pidiendo ayuda. “Urge que se fijen sistemas de control de acceso a locales de juego y máquinas en hostelería. A finales de este año, según aprobó el Parlamento foral, debería estar activa esta medida, pero el Gobierno no nos da garantía de que se vaya a cumplir. De los 71 locales de juego autorizados, salvo en los 3 bingos, no se solicita identificación a las personas que ingresan para comprobar si están inscritas en el registro de autoprohibidas y son mayores de edad”, ha explicado la presidenta Raquel Pardo.

Aralar ha colocado una mesa informativa en la calle Mercaderes de Pamplona. Iñaki Porto

Las apuestas deportivas son el principal problema de juego en las personas que acuden a Aralar. Más de la mitad de los atendidos tiene problemas con las apuestas presenciales, el 22% con las on line y después están  las tragaperras y la ruleta.

La actividad del juego de azar mueve una gran cantidad de dinero y está muy “normalizado” en la sociedad. En 2022, en Navarra se jugaron 293,2 millones, sin contar juego on line que es de competencia estatal. Esto significa que cada persona mayor de 18 años jugó una media de 539 euros. De esa cantidad 131 corresponden a juego público (loterías y ONCE) y 162 a juego privado. 

Las apuestas deportivas, no se perciben como riesgo

Del juego privado, el 66% es apuestas deportivas, un fenómeno preocupante ya que la juventud no lo percibe como riesgo. “Creen que como saben de un deporte no es azar”, ha afirmado Pardo. 

 En menores, el contacto con los juegos de azar comienza con los videojuegos y otras prácticas similares como las Lootboxes, las cajas botín, que incitan a participar al haber regalos sorpresa con inversión de dinero.

Ante esta situación, Aralar ha instado a las Administraciones a que “el trastorno del juego sea atendido con los medios necesarios y adecuados desde el sistema de salud pública” y, mientras que esto no suceda, doten a las entidades sociales de los recursos necesarios para atender a las personas con problemas de juego.